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¿Por qué no despega todavía el turismo gay en Ecuador?

Adriana Echeverria
Universidad Casa Grande
domingo, diciembre 24, 2017
Son los artículos que más han circulado durante el año, lúcidos análisis de académicos de las principales universidades del país sobre política, economía, tecnología, ciencia, arte, música, ambiente, salud… Una selección de La Conversación sobre lo más leído y comentado durante 2017, con la idea siempre de llevar la academia a la comunidad, de apostar por nuevos gestores de opinión pública, desde una pluralidad de voces…
Tiempo de lectura: 3 minutos

El turismo gay todavía es un tabú en ciertas ciudades de América Latina, pero no en todas. Buenos Aires ha sido declarada un destino Gay Travel al igual que Río de Janeiro y Bogotá. En Ecuador, Galápagos se está apuntalando como un destino Gay Travel, según un artículo que pude leer estos días en diario El Universo. ¿Por qué?

El turismo gay siempre va a ser sumamente rentable para el mercado de alta gama. Es un segmento que busca experiencias únicas, lujos, hoteles cinco estrellas y, sobre todo, sitios donde nadie los estigmatice.

Algo que ha logrado apuntalar mucho este turismo, en varias ciudades de América Latina, es la legalización del matrimonio gay. En Buenos Aires, ese reconocimiento ayudó a dinamizar la economía por el aumento del número de visitantes. En México ocurrió algo similar.

Yo conozco casos de ecuatorianos, por ejemplo, que se fueron a casar en Buenos Aires cuando en esa ciudad se legalizó el matrimonio gay.

Cuando un país legaliza el matrimonio gay, las personas de los países vecinos lo ven como un atractivo para ir a casarse y no solo van las parejas, sino que llevan invitados. Son turistas que quieren todo bien hecho, servicios de alta calidad y eso mueve mucho la economía de una ciudad y de un país.

Tal vez no despega del todo porque Ecuador aún es muy conservador, pero ya existen ciertos destinos, hoteles, lugares que están desarrollando una política Gay Friendly, porque los turistas lo primero que buscan es un buen trato, como cualquiera.

Y si bien no es algo totalmente abierto, ya existe una oferta turística para ese segmento de la población. Es conocido, por ejemplo, que el 80% de los paquetes a la Amazonía son adquiridos por extranjeros, entre los que existen parejas homosexuales. El sector turístico está consciente del potencial económico del sector.

Todos nosotros, cuando vamos de vacaciones, vamos a pasarla bien. No necesitamos que nadie nos mire como si fuésemos extraños, o tener un trato diferencial. Lo mismo sucede con la comunidad gay.

Las ciudades que se caracterizan por tener el sello Gay Friendly, además, mejoran mucho su aspecto, su infraestructura. Es un target que transforma una ciudad porque reclama una oferta de excelente calidad. Son turistas acostumbrados a los mejores restaurantes, los mejores hoteles, a una gastronomía con estándares altos de calidad.

Los turistas gays siempre llegan a mejorar un barrio o sector, ya que se abren mejores tiendas, mejores restaurantes, la plusvalía de los departamentos en los lugares a los que van empieza a subir. Todo mejora.

Los empresarios del sector turístico con visión de negocios no deberían pensar solo en los paquetes familiares tradicionales, sino abrirse a los paquetes de turismo gay. Un hotel Gay Friendly no es el que solo acepta parejas homosexuales. A esos lugares van tanto heterosexuales como gays, pero saben que se van a cruzar por los pasillos y que eso es lo más natural del mundo. Al fin y al cabo están siendo inclusivos.

Las ciudades que quieren desarrollar el turismo gay deben pensar en más campañas contra la homofobia, en la legalización del matrimonio gay, en el desarrollo de políticas públicas contra el maltrato o el estigma a las personas homosexuales. Eso como política de ciudad y de país.

El sector turístico ecuatoriano también debe entender cómo se mueven los turistas sobre todo europeos o estadounidenses, sean gays o heterosexuales. Los visitantes de Alemania o Francia, por ejemplo, no dicen voy a Quito. Ellos vienen a Sudamérica, ellos piensan en destinos regionales: si alguien va a Ecuador también va a Perú y Colombia, o si viaja al Cono Sur piensa en Argentina, Chile… Son turistas acostumbrados a comparar sus experiencias.

En Ecuador ese tipo de turismo es algo que recién se está desarrollando, le falta mucho todavía, pero hay apertura. Yo soy heterosexual, pero he participado en marchas a favor del orgullo gay y he visto mucho menos estigma entre el público.

Hoy en día durante el Desfile del Orgullo Gay, que se da en Quito y Guayaquil, ya es un poco más aceptado entre nuestra sociedad y eso es un gran avance para la inclusión de personas con distinta orientación sexual, ya que al fin y al cabo son seres humanos que merecen ser respetados en su totalidad.

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