El cable está clasificado como “CONFIDENCIAL”, según Clarín, que reconstruyó cómo el capitán de Fragata a cargo del submarino, Martín Fernández, se había comunicado con sus jefes navales para que contarles que su nave había sufrido “averías”: no funcionaban las “baterías”. El cable fue emitido por la Armada Argentina el viernes 17 de noviembre. Dos días después de que se perdieran las comunicaciones entre los comandos en tierra firme y el submarino A.R.A. San Juan.“CASO SARSUB SUBMARINO SAN JUAN”, se titula el parte interno, que ya pedía que se tomaran acciones al respecto: “DESTACARSE EN DERROTA DIRECTA SIGUIENTE ÁREA DE BÚSQUEDA ASIGNADO D2”. Y explicaba el por qué: “OBJETIVO MATERIAL: SUBMARINO A LA DERIVA”.
El ministro de Defensa, Oscar Aguad, estaba en Vancouver, Canadá, en una visita relacionada a su cargo. El jefe de la Armada, Almirante Marcelo Eduardo Hipólito Srur, lo llamó para avisarle de la noticia preocupante. Se había cumplido el plazo que establece el protocolo de la Marina que debe esperarse para informar a la cadena de mandos sobre la desaparición de un buque como el San Juan. Aguad volvió a la Argentina.
La propia Armada explicó en Twitter, ese viernes 17, el inicio del drama: “La #Armada se encuentra realizando las operaciones para retomar comunicaciones con el submarino ARA San Juan con quien se perdió enlace durante su tránsito desde #Ushuaia hacia #MarDelPlata…”. Algo grave había pasado. Y la Marina lo sabía.
Tras un primer llamado avisando de ese desperfecto, los jefes del San Juan lograron retomar la comunicación a las oficinas navales en el continente: “Las averías fueron subsanadas”, habría afirmado el capitán. Y habría contado, además, que igualmente su buque estaba afectado por esa situación: navegaba a solo “cinco nudos”.
El sábado, tras cumplirse diez días de la desaparición del San Juan, el vocero de la Armada en este caso, Enrique Balbi, aceptó que el comandante del San Juan había alertado que hubo un principio de “falla eléctrica en el compartimiento de baterías de proa en la madrugada del miércoles. Y que a las 07.30 volvió a comunicarse por teléfono satelital informando que la avería había sido subsanada, que tenía propulsión con el circuito eléctrico de popa y que seguía sin novedades rumbo a Mar del Plata, que siempre fue el destino final”.
El portal Infobae publicó la primera noticia de la desaparición del San Juan el jueves 16, es decir, un día después de la pérdida del submarino. Esa nota reproduce otro parte interno de la marina con título inquietante: “DECLARO SUBMISS POR SOSPECHA DE SUBMARINO (SUSJ) EXTRAVIADO”. El artículo ya daba exactitudes respecto sobre el desperfecto en las baterías.
Balbi contó ayer otra novedad tardía: “El submarino estaba operando junto a otras unidades de la flota de mar, en tareas de control de la zona económica exclusiva”. ¿Esas “otras unidades” fueron en rescate del submarino cuando éste ya no volvió a comunicarse con tierra? Otro enigma que se investigará una vez que se encuentre al San Juan.
Según estimaciones de la marina de los Estados Unidos, el submarino habría caído desde una profundidad menor al insondable fondo abisal del mar: los hombres de mar norteamericanos creen que está detectado “pero no visible”, a mucho más de 500 metros bajo la superficie marítima.
El viernes 17 por la noche, fuentes oficiales que controlaban la búsqueda del submarino perdido, aseguraron a Clarín que se habían registrado siete intentos fallidos de llamadas realizadas desde el submarino. Pero al día siguiente, el Ministerio de Defensa emitió un comunicado afirmando que esas posibles siete llamadas del San Juan se habían producido ese sábado, y no antes.
Después se aclaró que jamás habían existido esos intentos de llamada desde e San Juan. El intercambio de información entre la Armada y Ministerio de Defensa era en principio, pésimo. Con el paso de los días, esa situación se mejoró. Pero el San Juan ya no estaba bajo posibilidad de rescate, algo que en la Casa Rosada no admitían en público.
Varios funcionarios nacionales afirmaban, siempre en privado, que era cierto lo que había informado la Oficina Internacional de Escape y Rescate de Submarinos (ISMERLO, por sus siglas en inglés): el organismo había detectado al submarino, “sin propulsión”, a 70 metros de profundidad de la superficie, y a una distancia de la costa de Chubut de 300 kilómetros.
El Ministerio de Defensa ya había logrado poner en marcha un operativo internacional de ayuda para encontrar al San Juan. Las máximas potencias del planeta, como Estados Unidos, el Reino Unido y Rusia, entre otra decenas de países, se pusieron a disposición de la Argentina.
El miércoles 15 de noviembre, el día que el submarino se hundió, la “Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares” (CTBTO, en sus siglas en inglés) detectó “una señal de un evento impulsivo debajo del agua”, que había ocurrido “cerca de la última posición conocida del submarino argentino San Juan”.
El comunicado admite en un párrafo que todo esto fue conocido por Buenos Aires: “Detalles y datos se están compartiendo con las autoridades argentinas para asistir en la búsqueda del submarino”. Con esa información chequeada por el embajador de Austria, el experto en temas nucleares Rafael Grossi, la Armada comunicó lo que ya decían los diarios: el San Juan había sufrido “un evento violento consiste con una explosión”.
Los familiares de los cuarenta y cuatro tripulantes del San Juan, contenidos por la Armada en la Base Naval de Mar del Plata, explotaron de dolor y llanto.
Aquí unas 10 claves recogidas por Clarín para entender esta historia.
El submarino argentino “ARA San Juan” es un navío sumergible modelo TR-1700 construido por el astillero alemán Thyssen, tras el encargo del gobierno argentino en 1978. Fue botado en noviembre de 1985. Es de propulsión diésel-eléctrico. Cuenta con 4 motores generadores diésel MTU de 16 cilindros y 1.200 Kw de potencia. Fue concebido para ataques contra fuerzas de superficie, submarinos, tráfico mercante y operaciones de minado. Fabricado en acero HY-80, posee una capacidad de inmersión a grandes profundidades en alta velocidad. Su apostadero es la base naval de Mar del Plata.
Entre 2007 y 2014 fue enviado al astillero Tandanor, del Complejo Industrial y Naval Argentino, para iniciar su “Reparación de Media Vida”, una de las obras más difíciles y complejas en la industria naval. Para reemplazar los motores, fue necesario cortar el casco de la embarcación por la mitad, en dos partes. También se reemplazaron los 4 motores diésel por otros nuevos y se repararon las baterías.
“El ARA San Juan durará 30 años”, pronosticó en 2011 la entonces presidenta Cristina Kirchner. En 2013, el submarino pasó todos los exámenes posteriores a la reparación y volvió a navegar en 2014. El buque no pudo ser reparado en los talleres originales de Alemania, porque la empresa fabricante era acreedora del país, entonces en default. De todos modos, en 2016 un informe del Jefe de Gabinete Marcos Peña al Senado coincidió con el diagnóstico de la ex mandataria.
El pasado 13 de noviembre el ARA San Juan, con una tripulación de 44 miembros, zarpó de la ciudad de Ushuaia. Tenía previsto llegar el domingo 19 de noviembre a Mar del Plata. El buque se contactó por última vez con las bases de la Armada el miércoles 15 a las 7.30. Su última ubicación registrada fue a la altura del Golfo de San Jorge.
El sábado 18, la Armada y el ministro de Defensa Oscar Aguad comunicaron que se habrían registrado 7 llamados satelitales desde el submarino a bases navales. Luego, la información fue desestimada. A partir de entonces, el vocero de la Armada Enrique Balbi se hizo cargo de la comunicación oficial.
Quince países se sumaron al rastrillaje. Participan del operativo de búsqueda 4 mil personas y más de 50 medios navales y aéreos. Estados Unidos y Rusia aportaron aviones y mini-submarinos de última tecnología.
El miércoles 22 el vocero de la Armada informó que Estados Unidos y otras agencias internacionales habían registrado el 15 de noviembre una “anomalía hidroacústica” -un ruido- 30 millas al norte de la última posición conocida.
“Recibimos una información sobre un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión”, precisó Balbi este jueves. La Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBTO), que cuenta con una red de estaciones sísmicas hidroacústicas, registró la explosión. Esos datos se cruzaron con la “anomalía hidroacústica” que había detectado Estados Unidos una semana antes.
El área donde se concentra la búsqueda fue subdivida en 10 sectores y los rastrillajes abarcan profundidades de entre 200 y mil metros. La Armada negó que el submarino estuviera realizando una tarea secreta, como había aventurado la jueza federal Marta Yáñez que está al frente de la causa iniciada por la propia Armada. “No hay ningún tipo de indicio”, evaluó Balbi este sábado.
Familiares de los tripulantes denunciaron falta de inversión y que en 2014 el submarino no había podido emerger. Algunos se lo recriminaron a Mauricio Macri, cuando los visitó en la base de Mar del Plata. El Presidente habló públicamente por primera vez el viernes, 9 días después de la desaparición del buque. “No es momento de buscar culpables”, señaló. Sin embargo, trascendió que evalúa cambiar a los jefes de las tres fuerzas, molesto con el ocultamiento de información. Aguad ya inició sumarios internos. En ese contexto, el jefe de la Base Naval de Mar del Plata, el contralmirante Gabriel González, presentó su renuncia.
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