El primer discurso de Lenín Moreno tras su posesión como Presidente de Ecuador fue uno de acercamiento con los diferentes sectores de la sociedad, gremiales e institucionales. No ha sido un discurso de orden económico o de temas puntuales que pudieran definir un plan general de lo que será su próxima administración.
Fue un discurso más de premisas en las que va a fundamentar su accionar durante los siguientes años. Moreno ha mostrado, en su primera aparición como Presidente, un estilo muy propio. No lo conocemos tanto tampoco, es verdad, pero parece en principio inclinarse a un clima de diálogo y concertación. El Ecuador espera que así sea.
Entre los anuncios más concretos está el de la suspensión de los enlaces que hacía los sábados el expresidente Rafael Correa, pero ha mencionado sin embargo que va a informar al país y a la ciudadanía sobre los avances de la gestión su administración.
Lo que en términos generales mostró su discurso es que habrá un cambio en el estilo de gobernar y por eso ha pedido reciprocidad a los ciudadanos; él habló de dialogar, pero de un diálogo que en realidad tenga una doble vía. Ha dicho que buscará incluir a todos los actores de la sociedad, llámense productivos, financieros, sociales o gremiales.
No se puede decir que fue un discurso asentado en planes concretos, por el contrario su mensaje tuvo algo de subjetividad, porque trató de abarcar mucho en líneas gruesas sobre lo que hará desde Carondelet. Ha mencionado que ya tiene un plan de Gobierno, y que ha comenzado a conversar con los diferentes actores de la economía y la sociedad y que de esos diálogos van a salir propuestas y acuerdos.
Lo concreto de su plan se podrá comenzar a apreciar cuando asigne y encargue las tareas a su gabinete de ministros y otras autoridades que designe, ahí entonces se delineará cómo va a implementar todo lo que ha mencionado en líneas generales.
Entre los anuncios más concretos está el de la suspensión de los enlaces que hacía los sábados el expresidente Rafael Correa, pero ha mencionado sin embargo que va a informar al país y a la ciudadanía sobre los avances de la gestión su administración. Los enlaces serán desplazados porque no es su estilo.
En el tema de la corrupción también fue muy general, porque habló de la corrupción de ahora, de ayer y del futuro. Dijo que deseaba la lista de los funcionarios que habrían sido sobornados por la brasileña Odebrecht ahora y ayer. Cuando se refirió a la lista de ahora, se entendería se refería a la relacionada con los diez años del último gobierno que acaba de concluir. Pero es bueno que haya insistido en que quienes se beneficiaron de contratos en el pasado no puedan llegar ahora como inversionistas o con ofertas para financiamientos en el país.
Un aspecto importante de su discurso fue su compromiso con los militares, de que en temas específicos a los mismos, estos participaran y sus opiniones serán consultadas y tomadas en cuenta.
El eje central de su discurso fue que no puede haber decisiones del Gobierno sin la participación de todos los sectores: ciudadanía, trabajadores, empresarios, educadores, movimientos indígenas, artesanos, etc.
Lenín Moreno no quiso asumir riesgos en su primer discurso, no quiso hablar más de la cuenta, sin conocer a fondo lo que hereda. Por ejemplo, no profundizó en cómo iba a mantener y fortalecer la dolarización, cómo manejará el tema del peso de la deuda en la economía, ni sobre la relación con los organismos multilaterales.
En lo que faltó profundización fue en qué va a hacer para enfrentar los problemas económicos del momento y que son una realidad, aunque tranquilizó el anuncio de que fortalecerá la dolarización y no permitirá la circulación de una moneda paralela.
Una cosa que muestra un cierto aire de cambio es la anécdota que contó sobre John Maynard Keynes. Cuando un periodista le increpaba porque había dicho algo que se contradecía con lo que había opinado antes, este le contestó que cuando los hechos cambian, yo también cambio de opinión. ¿Qué hace usted, señor?, fue su respuesta.
Lenín Moreno no quiso asumir riesgos en su primer discurso, no quiso hablar más de la cuenta, sin conocer a fondo lo que hereda. Por ejemplo, no profundizó en cómo iba a mantener y fortalecer la dolarización, cómo manejará el tema del peso de la deuda en la economía, ni sobre la relación con los organismos multilaterales.
Una de las tareas urgentes del gobierno será salvar las exportaciones tradicionales, porque sin eso será muy difícil salir adelante. Y es una buena señal que Moreno se haya mostrado dispuesto a trabajar con los gremios de la producción, incluido el sector bancario.
Algo muy importante en el que no hizo énfasis en su discurso fue mencionar, como hemos estado acostumbrados a escuchar en forma reiterativa y durante diez años, el mensaje sobre la revolución ciudadana. No estuvo en todo el centro de su discurso como solía hacerlo el expresidente Rafael Correa, tan solo lo mencionó al inicio, y esto agrada. Tampoco mencionó al Alba cuando habló de los procesos de integración con los países de la CAN, Unasur, Mercosur, Celac para apoyar las exportaciones.
Una de las tareas urgentes del gobierno será salvar las exportaciones tradicionales, porque sin eso será muy difícil salir adelante. Y es una buena señal que Moreno se haya mostrado dispuesto a trabajar con los gremios de la producción, incluido el sector bancario. Esto es positivo, pero tendrá que comenzar a trabajar muy rápidamente porque el tema es urgente y los primeros cien días son clave para conocer su hoja de ruta.
En los primeros cien días se verá todo lo que va a hacer en materia económica sectorial.
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