Los dos planes de campaña que han presentado los aspirantes a la Presidencia de la República, al Consejo Nacional Electoral (CNE), tanto Lenin Moreno como Guillermo Lasso, tienen una coincidencia fundamental: jugar con la ignorancia de la gente. Se ha dicho que las salvaguardias están mal implementadas, que se las va a retirar y que los impuestos se van a reducir. Son dos discursos que se unen en la ignorancia económica de la gente.
El candidato Lasso propone quitar las salvaguardias, pero estas deben desmontarse automáticamente a más tardar en julio de este año. Esto no es una cuestión en la que tenga que ver su decisión, pues la Organización Mundial de Comercio no le permite al país tener esta restricción por más tiempo; con una salvedad adicional, Ecuador tiene que ser recíproco con los países que se vieron afectados por estas medidas y abrirles a ellos la economía de forma preferencial. Por ejemplo los países de la Comunidad Andina, que son con los que se tiene una buena parte de consumo. Con Estados Unidos no es el problema porque lo que más llega de allá tiene que ver con tecnología y para Ecuador es un mercado de destino. En ese sentido, hay que resaltar que la implementación de las salvaguardias en sí no estuvo mal. Un factor adicional por el que se tiene que desmontar esta medida tiene que ver con el Acuerdo Comercial firmado con la Unión Europea.
Lenin Moreno (der.) y Jorge Glas es el binomio oficialista que pretende mantener la Presidencia de la República. Imagen: El Comercio
Otra propuesta tiene que ver con la reducción del IVA, pero eso de igual manera va a bajar del 14 % al 12 % porque fue provisional por la afectación del terremoto en Manabí y Esmeraldas. Una propuesta real es que se plantee bajar el impuesto al 10 %. Pero, ¿qué ocurre si el nuevo mandatario baja el IVA al 10 %? En primer lugar este impuesto da dinero para flujo de caja y es una falacia creer que al bajar los impuestos se recauda más inmediatamente. Inicialmente se da una caída, no porque se baje el impuesto, sino porque los salarios siguen constantes al igual que los gastos. Es decir, si se requiere obtener más dinero se tiene que bajar el impuesto y aumentar el ingreso para que se destine una cantidad del ingreso disponible a gastar en nuevas cosas.
Por lo tanto, las dos propuestas preocupan. La una trata de la producción, de la educación, del buen vivir… pero hay una deuda que hereda el gobierno actual y es la participación del sector privado para producir, salvo la producción de vehículos eléctricos que se anunció hace pocos días en Yachay.
Es sorprendente que Lasso, que ha trabajado en el sector financiero, plantee como política económica dejar de pagar impuestos, tanto el IVA como el Impuesto a la Renta; la creación de nuevas empresa y por ende de empleo le va a tomar todo un periodo económico. Entonces, el efecto no es tan inmediato, lo que le va a tocar a ese partido es buscar recursos porque Ecuador ha copado su capacidad de endeudamiento con organismos internacionales, por ejemplo no va a obtener dinero para compras de renuncias y ¿cómo despide gente si no tiene para liquidarles? En ese sentido, se pensaría que en todo este año habría estabilidad, pues sea el candidato que gane tiene un presupuesto aprobado, lo que no le da margen de maniobra. De esta manera, los cambios que se esperan podrían darse desde enero de 2018, en el mejor de los casos.
Guillermo Lasso (der.) y Andrés Páez es el binomio de oposición que completó los votos para una segunda vuelta electoral. Imagen: El Comercio
Lenin Moreno, también, sigue haciendo propuestas sin decir cómo lo va a lograr; pues no solo se tiene prendado el petróleo sino también los recursos minerales metálicos como el oro, cobre… Es decir, ya no hay más que dar y se ha demostrado que, lastimosamente, la tendencia del gobierno de la Revolución Ciudadana no es abierta ni ha fomentado la generación de nuevos emprendimientos de impacto. En ese sentido, Lasso tiene más experiencia y ha generado toda una estructura que ha permitido acercar microfinanzas y finanzas populares a la gente que se ve beneficiaria.
Sin embargo, en ninguna de las dos propuestas se dice cómo se va a lograr un mejor aparato productivo. Hay una cantidad de redundancias sin un esquema científico ni técnico. No es cierto el planteamiento de que un determinado candidato sabe cómo hacer empresa y creer que bajando el impuesto a la renta o dándoles un ambiente de estabilidad llegarán más inversionistas. ¿Qué ambiente de estabilidad puede tener un gobierno que no va a tener más de 40 asambleístas?
Los ecuatorianos no tenemos preguntas comunes porque no tenemos políticas nacionales comunes, porque no nos han permitido ser partícipes de eso y nos hemos acostumbrado a un sistema de política pública que le da al que más necesita o al que no tuvo acceso a empleo, todo esto enmarcado en que en Ecuador vive gente justa y solidaria. Entonces, los temas de fondo que tienen que ver con la productividad del empresario, del trabajador, las jubilaciones, los recursos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social… no se los discute. Hace unos años, cuando se planteó la posibilidad de que el Seguro Social invierta en asuntos privados, en la Consulta Popular dada en el gobierno de Sixto Durán Ballén, se le dijo NO. Entonces ahora vivimos las consecuencias de ello.
Se dice por ejemplo que la culpa del desmoronamiento de la economía es por el feriado bancario, pero eso se da por una liberalización total de mercados financieros en el Ecuador aprobado en la época de Durán Ballén y de Dahik. Los extremos son los que han hecho daño al país, por ejemplo: prohibir totalmente la utilización de los recursos del Seguro Social -que en todos los países del mundo son un gran motor para la economía, ya sea en inversión financiera, en inversión de obra privada- y por otro lado permitir que los bancos se liberalizaran tanto, al punto de permitir los créditos vinculados y ahí la causa de la crisis de 1999.
En ese sentido, Ecuador tiene un problema de fondo, pero ninguno de los dos planes lo mencionan. Se habla de bienestar, de un Ecuador justo, pero el problema es que como sociedad no se han realizado preguntas reales. Estamos más preocupados en cosas banales como en los atunes, en las papeletas, en el supuesto fraude… El país está más preocupado de lo mediático que del planteamiento de los retos de cada uno. Por ejemplo: ¿cuál es el compromiso del trabajador ecuatoriano o del sistema productivo; en cuánto va a incrementar el trabajador su productividad? Se parte de que el empleado es una maravilla, pero podemos ser ineficientes.
Los planes que presentan los candidatos al Consejo Nacional Electoral no son de trabajo sino de marketing, pues ahí no se ponen las cosas negativas, ninguno de los aspirantes va a decir que la economía está contraída y que por ello se tendrá que flexibilizar el ámbito laboral o que se subirán impuestos. Así, ningún candidato captaría un solo voto. Reitero, que en ninguno de los dos planes se observa el cómo; además de las declaraciones líricas no está el por qué o el para qué.
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