La visita de Xi Jinping a varios países de Latinoamérica, la semana pasada, es como la de un empresario que va a mirar cómo van sus negocios, cómo están sus inversiones para ver qué más puede hacer. Es claro que China ha destinado millones y millones de dólares a proyectos en sectores estratégicos de la región, pero también es claro que no ha sido nada gratis. Ha sido a un costo muy alto ya sea por tasas de interés, por las condiciones de los créditos o por la misma compra anticipada de petróleo.
En Ecuador, por ejemplo, antes la mayor parte de la deuda estaba dividida en países, Club de París, bancos internacionales, Fondo Monetario, Banco Mundial. (…) Se podría decir que era una deuda repartida equitativamente, pero ahora resulta que un tercio de todas esas obligaciones externas está en un solo acreedor, que es China.
Ahora, técnicamente no se puede decir si eso es bueno o malo porque, en el fondo, todo depende de las condiciones en las que China entrega los préstamos al Gobierno ecuatoriano.
Los críticos dicen: por qué pedir un crédito a China que cobra la tasa de interés más alta, mientras otros organismos internacionales prestan con menores tasas de interés. Pero ahí viene el tema de las condiciones. Tal vez las que impone China son distintas a las de los organismos multilaterales como el Fondo Monetario o el Banco Mundial. Y, tal vez, desde el punto de vista del Gobierno, son más fáciles de cumplir porque no se relacionan con el manejo económico o las Cartas de Intención; es decir, no se mete en su política fiscal.
Pero la visita de Xi Jinping también obedece a que América Latina se ha constituido en un mercado emergente importante para sus intereses. No así China para América Latina. En el caso de Ecuador, ¿qué le vendemos? Hay que recordar que Ecuador tiene un déficit en su balanza comercial con China de cerca de $2.500 millones. Es el principal déficit comercial que tiene el país con el resto de países del mundo.
Compramos muchas cosas de China, tenemos muchas carreteras, hidroeléctricas, inversiones que pueden llegar al 10% del PIB, pero un tercio de la deuda que tiene Ecuador con el mundo es con China. Y no solo es Ecuador, hay otros países como Perú y Chile que también están en esta ola.
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