El candidato republicano Donald Trump, resistió en el segundo debate electoral ante los ataques de su rival, Hillary Clinton, y las preguntas de los moderadores. Trump insinuó que, si gana las elecciones, intentará encarcelar a su rival demócrata, Hillary Clinton y sacó a relucir los escándalos sexuales de su marido, el expresidente, Bill Clinton.
En el debate en San Luis (Misuri), Trump prometió que, en caso de victoria el 8 de noviembre, instruirá al fiscal general que nombre a un fiscal especial para investigar los correos electrónicos privados que Clinton envió cuando era secretaria de Estado, entre 2009 y 2013.
En la réplica, Clinton dijo que por fortuna Trump no está al cargo de la ley. “Porque estarías encarcelada”, intervino Trump, cuya reciente filtración de una grabación con comentarios sexistas ha abierto una fractura en el Partido Republicano.
La amenaza es significativa porque, por primera vez, Trump hace suyo, de forma abierta, el eslogan que corean las bases republicanas en esta campaña: “Enciérrenla, enciérrenla”. Fue la señal de que Trump ha abrazado, en la fase final de la campaña, la retórica y las ideas más extremas y agresivas, que algunos de sus colaboradores, como el jefe de campaña.
El republicano apela a los convencidos, enviarles el mensaje de que luchará hasta el final. El problema es que, con esta retórica, corre el riesgo de ahuyentar a los votantes más centristas, necesarios para vencer en unas elecciones presidenciales.
Los reparos que Trump tuvo en el primer debate con Clinton, el 26 de septiembre en la Universidad de Hofstra (Nueva York), han desaparecido. Malherido tras revelarse el video en el que Trump alardea de su capacidad de hacer cualquier cosa a las mujeres, incluso agarrarlas por sus genitales, el republicano intentó esquivar el escándalo, primero, cambiando de tema cada vez le preguntaban. Y segundo, recordando los escándalos de Bill Clinton.
Trump organizó, antes del debate, una comparecencia ante la prensa con cuatro mujeres que acusan a los Clinton de abusos en distintos grados. Las cuatro estaban sentadas entre el público del debate, que tuvo la forma de coloquio con preguntas de ciudadanos indecisos ante las elecciones del 8 de noviembre.
El argumento de Trump es que él dijo palabras lascivas y lo lamenta, pero Bill Clinton, que también se sentaba entre el público, perpetró delitos, nunca probados.
Hillary Clinton respondió citando una frase de la primera dama, Michelle Obama, una figura más popular que ella entre el electorado demócrata: “Cuando ellos se rebajan, nosotros nos elevamos”, dijo. Su objetivo, desde el principio, consistió en usar la grabación sexista de Trump para enumerar todos sus insultos y exabruptos y describirle como alguien incapacitado para ejercer el cargo de presidente. (I)
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