Algunas personas son más propensas a estar más apegadas a su celular que otras.
¿Cuántas veces al día revisa su teléfono inteligente?
De acuerdo con una encuesta reciente, un norteamericano promedio revisa su teléfono una vez cada seis y medio minutos, o lo que equivale aproximadamente a 150 veces al día. Otras investigaciones han encontrado que el número puede llegar a ser tan alto como 300 veces al día.
Para los jóvenes, esta condición es particularmente más acentuada: El 53 % de las personas, entre las edades de 15 y 30 años, informó que preferiría renunciar a su sentido del gusto que el de perder sus teléfonos inteligentes.
Estos datos sugieren fuertemente que muchos podrían, de hecho, ser adictos a sus teléfonos inteligentes. He estudiado la adicción a las compras por 20 años y he podido presentir cuando un comportamiento normal se torna hacia preocupaciones no saludables. El hecho de que del 80 % al 90 % de las personas utilizan sus teléfonos mientras conducen – el cual, según una estimación, provoca 6.000 muertes y USD 9.000 millones en daños cada año – es una clara señal de que algo anda mal. Y como profesor de universidad, he visto de primera mano, la distracción abrumadora causada por los teléfonos inteligentes en el aula.
Pero también me he preguntado: ¿Son algunas personas más propensas a convertirse en adictas a sus teléfonos inteligentes que otras? Hay una buena cantidad de investigaciones que atan ciertos tipos de personalidad con la posibilidad de ser propensos a otras adicciones. Podría existir un vínculo similar para la adicción al teléfono inteligente?
Un notable vínculo
En primer lugar, quise ahondar un poco más en la extensión de tiempo en el que nuestro teléfono inteligente desvía nuestra atención. Así que en el 2014 llevé a cabo una investigación con varios coautores acerca de la cantidad de tiempo que los jóvenes invierten en sus teléfonos. Se encontró que los estudiantes universitarios gastan un promedio de 8 horas y 48 minutos en sus teléfonos inteligentes cada día (una cifra que todavía encuentro alucinante).
A esta investigación, se suma a una serie de otros hallazgos que hablan de un fuerte lazo en común: encuestas han encontrado que el 79 % de nosotros utiliza los teléfonos dentro de los 15 minutos después de levantarse, el 68 % duerme con ellos, el 67 % chequea sus teléfonos inteligentes incluso cuando no están sonando o vibrando, y el 46 % afirma que “no pueden vivir sin sus teléfonos inteligentes.”
Sin embargo, todavía hay algunos que son menos propensos a caer en las cautivaciones del teléfono inteligente, los cuales rara vez los utilizan o los evitan por completo. Ellos se encuentran en el otro extremo del espectro, a comparación de los que han perdido el control sobre su uso y que muestran claramente algunos de los signos clásicos de la adicción – impaciencia, euforia, tolerancia, síndrome de abstinencia, conflicto y recaída – los cuales los identifiqué mientras realizaba investigaciones para mi libro sobre el uso de teléfonos inteligentes, “Too Much of a Good Thing.”
Para descubrir las razones por las cuales una persona es susceptible a ser adicta al teléfono inteligente, recientemente realicé una encuesta con mis colegas Chris Pullig y Chris Manolis, con el fin de averiguar si las personas con ciertos rasgos de personalidad eran más o menos propensas a convertirse en adictas a sus teléfonos inteligentes. Utilizando una muestra promedio de 346 estudiantes universitarios estadounidenses se pudo determinar cuál de los siete rasgos de personalidad analizados puede predecir este trastorno. También se pudo medir que tan impulsivo puede llegar a ser cada uno de estos estudiantes.
¿Un tranquilizante y un símbolo de estatus?
Nuestros resultados nos han permitido comprender de mejor manera el papel que desempeñan ciertos rasgos en el desarrollo de la adicción teléfono inteligente. En primer lugar, hemos descubierto que la baja capacidad de atención y la alta impulsividad están relacionados con la adicción teléfono inteligente. Si usted tiene dificultades para concentrarse en lo que tiene en frente y no puede mantenerse en su línea de tarea, es más probable que utilice el teléfono inteligente de forma impulsiva.
Estos resultados se obtienen mientras los lapsos de atención se están reduciendo. Un estudio del 2015 realizado por Microsoft encontró que el tiempo promedio de atención de una persona promedio es de 8,25 segundos – más corto que el tiempo de capacidad de atención promedio del Carassius auratus (El pez Goldfish) y casi cuatro segundos más corto que la duración de nuestra atención promedio de hace 15 años (12 segundos).
Cuando se trata de rasgos de personalidad, se encontró que tres de estos influencian directamente en la probabilidad de ser adicto al dispositivo celular. La primera es la inestabilidad emocional. Las personas sentimentales o temperamentales son más propensas a ser adictas a sus teléfonos inteligentes que sus contrapartes más estables. Parece que estas personas pueden buscar una combinación de consuelo y distracción en sus teléfonos inteligentes, y como sucede en muchas adicciones a sustancias, de manera compulsiva, comprueban las notificaciones o se desplazan por fuentes de noticias en un intento de reparación de su estado de ánimo. Es un tipo de tranquilizante de alta tecnología, si se quiere.
Encontramos a estudiantes universitarios extrovertidos – que a menudo buscan ser el alma de la fiesta y que están constantemente conectados con los que los rodean – son más propensos a ser adictos a sus teléfonos inteligentes que los introvertidos. Se encontró que la “sensación de estar conectado” es la unidad emocional más importante detrás de uso de teléfonos inteligentes. Así que nuestros pares introvertidos – que no comparten esta necesidad de estar conectados con los demás – podrían ser menos propensos a sucumbir ante los teléfonos inteligentes.
Por último, los estudiantes materialistas reportaron ser más dependientes de sus teléfonos inteligentes. Esta puede parecer una extraña conexión, pero teniendo en cuenta que actualmente los teléfonos inteligentes juegan un papel importante en el estatus de la vida de jóvenes, no es algo por que sorprenderse. Dado a que los jóvenes están constantemente mostrando y utilizando sus teléfonos en público, la marca y las características de su teléfono inteligente le dice al mundo acerca de quienes son. En esencia, los teléfonos inteligentes se han convertido en una manera de hacer alarde, de la misma manera un bolso caro o reloj podría decir algo sobre la riqueza de alguien.
Nuestra obsesión con los teléfonos inteligentes es un buen ejemplo de lo que se refiere como la “paradoja de la tecnología.” El teléfono inteligente moderno nos puede liberar de hacer cosas que solo eran un sueño hace 20 años, pero también, en cierto modo, nos esclaviza. ¿El uso de teléfonos inteligentes ha llegado al punto de inflexión, en el que ha cruzado la línea de ser una herramienta beneficiosa a ser un perjuicio?
Es tu decisión.
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