Arturo Mina logró el gol del empate ante Atlético Nacional a los 87 minutos y devolvió la fe a los hinchas del Independiente del Valle que siguieron el partido en el estadio General Rumiñahui de Sangolquí, la casa del finalista de la Copa Libertadores de América. El escenario abrió sus puertas para recibir a todo aquel que quería observar el histórico duelo en cuatro pantallas gigantes, colocadas en la cancha central del complejo.
Otros puntos de la parroquia Sangolquí, del cantón Rumiñahui, también congregaron a numerosos hinchas del Independiente, sin importar si eran fanáticos o no del equipo sorpresa del certamen continental. Según diario El Universo, los últimos minutos fueron de sufrimiento para los sangolquileños.
Muchos permanecieron con la mirada al cielo y otros se tapaban los ojos para no ver lo que pasaba en el Atahualpa. Sufrían. Pero todos sentían emociones contradictorias: a unos el empate les devolvió la fe, aunque querían el triunfo.
Para la mayoría de los hinchas todavía hay esperanzas para traer la Copa desde Colombia. Y por eso se quedaron hasta el término del encuentro y luego del partido festejaban en las calles sangolquileñas. “¡Dale Independiente!, ¡dale Independiente!”, coreaban, mientras las pantallas gigantes se apagaban y ellos abandonaban el estadio.
Los incrédulos comenzaron a irse del escenario cuando todavía faltaban 15 minutos para el pitazo final. Pero muchos regresaron cuando la gente estalló gritando el tanto de Mina que les devolvió la alegría. (D)
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