El 23 de junio el mundo estaba expectante sobre la decisión que tomarían lo británicos respecto a la permanencia o no de Gran Bretaña en la Unión Europea (UE), y es que de alguna forma los sondeos mostraban un reñido resultado entre las dos alternativas, pero con una ligera ventaja de permanecer al interior de la UE. Después de horas de incertidumbre por las diferencias que mostraban los primeros resultados en los diferentes distritos electorales, el mundo ve sorprendido el amanecer del 24 de junio cómo la segunda economía decide abandonar la UE por margen de casi un millón de votos que representaba una diferencia de casi un 2%.
Las reacciones a nivel mundial no se hicieron esperar y de todas partes se manifestaban los mandatarios, representantes de bancos centrales y de organismos multilaterales tratando de calmar a los mercados que empezaban a reflejar el efecto de la decisión de los británicos de abandonar la UE, por doquier las caídas drásticas de las diferentes bolsas de valores evidenciaban el nerviosismo de los agentes inversores y la estampida de capitales que se encontraban las seguras inversiones inglesas.
La corriente nacionalista que sacude a distintos países europeos por fin tuvo una victoria transcendental con la expresión mayoritaria de los británicos, que se vieron fuertemente influenciados por los acontecimientos de los últimos tres años evidenciados en crisis de refugiados, mayores cargas sobre los contribuyentes ingleses para costear la administración de la UE, crisis económicas de los países miembros, pérdidas de puestos de trabajo en el mercado laboral interno a consecuencia de la llegada de mano de obra más barata proveniente de los otros países de la comunidad europea, entre otras. Todo esto opaco la visión de largo plazo que se debe tener en estos procesos de construcción de identidad regional, dejando de lado problemas coyunturales y exógenos, que llevaron a la pérdida de este importante aliado.
Consecuencias globales y en Ecuador
Los analistas señalan que el mayor impacto de la salida sería sobre el Reino Unido, aunque también se evidenciará un impacto significativo sobre los demás estados miembros dado el nivel de intercambio comercial existente, lo que podría llevar a que la UE se convierta en un socio comercial menos atractivo a nivel mundial y pierda espacios dentro de las relaciones geopolíticas. El proceso que inicia y que se concretará con la salida efectiva y el establecimiento de una nueva relación estable será largo y lleno de incertidumbre, lo que podría afectar negativamente a las economías europeas, así como también la relación con economías de otros continentes; la Organización para la Cooperación y el Desarrollo en Europa (OCDE), señala que se produciría una caída del PIB en países europeos.
Si bien Ecuador por su tamaño no tiene una influencia en el contexto económico mundial, no será la excepción al momento de analizar la relación (e incidencia) de la decisión británica en nuestros comercio internacional, ya que en la últimos años el comercio entre Ecuador y la UE ha tenido un comportamiento creciente reflejado en un incremento considerable de las transacciones comerciales, al 2015 el comercio alcanzó los € 6.234 millones haciendo de la UE un importante socio comercial de Ecuador representando el 13,1% de su comercio con el mundo, siendo el primer destino de las exportaciones no petroleras. Pero como se señaló anteriormente, el peso de Ecuador es muy reducido, ya que solo representa el 0,15% del comercio de la UE. En la actualidad, Ecuador se encuentra bajo el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) que le permite exportar varios productos con ciertas preferencias a la UE.
Nuestro país se encontraba negociando años atrás un acuerdo comercial con la UE junto a Colombia y Perú pero dejó de hacerlo bajo la prerrogativa de las autoridades de nuestro país de alcanzar un tratado más “justo”. Esto retrasó las conversaciones de nuestro país, ya que la búsqueda de nuevos mercados tuvo un tinte más ideológico –político antes que técnico, ahora nos vemos en una necesidad imperiosa de unirnos a un acuerdo ya negociado que tienen nuestros vecinos firmado hace algunos años y recibir así beneficios para las exportaciones ecuatorianas. Es lamentable el tiempo que se perdió por la estrategia errónea del gobierno.
Está búsqueda desesperada de concretar el acuerdo comercial con la UE ha llevado a que se desplieguen visitas de diversas autoridades del país para reunirse con sus pares europeos en los últimos doce meses, tanto para explicar las razones de las salvaguardas y demás obstáculos al comercio exterior que ha aplicado el Ecuador desde hace algunos años, así como para evaluar el estado de las negociaciones. Pero hasta en ello, no hay coherencia en el discurso gubernamental, porque la posición del Ministro de Relaciones Exteriores fue opuesta a la que expresaba el Ministro Cassinelli, encargado de la cartera de Comercio, sobre las negociaciones del país con el bloque europeo.
Pero lo negociado en el Acuerdo, según el Ministerio de Comercio Exterior, permitirá el ingreso al mercado europeo sin aranceles de rosas, palmito, café, aceite de palma, margarinas, cacao, chocolate, jugos y confites de frutas tropicales, mermeladas, vegetales, cereales, entre otros productos. Algunos de esos productos de exportación benefician directamente a pequeños productores tanto de la Sierra como de la Costa. Así por ejemplo, para el caso del plátano el 71% de los productores son pequeños, para cacao es el 68%, en brócoli es el 63%, en piñas el 68%, café el 79%, y quinua el 94%.
De concretarse el acuerdo con la UE se deberá analizar las condiciones en que abandonaría Gran Bretaña, para conocer si se mantendrá dentro de los acuerdos firmados como bloque o decidirá iniciar acuerdo particulares, lo que llevaría a que se retrase el acceso al mercado inglés hasta que no se defina las negociaciones. Es que la probabilidad de la dureza de las sanciones o penalidades que establezca la UE a Gran Bretaña por su salida, serán a un alto costo, ya que será una forma de desestimular la salida potencial de otros países miembros, en cuyos territorios se han alzado voces nacionalistas que piden igual destino que el británico.
Conclusión
Las decisiones tomadas años atrás dentro de la política comercial ecuatoriana, pesarán aún en el largo plazo debido a que se enfocaron más en lazos políticos que técnicos, de igual manera la salida de Gran Bretaña probablemente afecte a las negociaciones y dependerá de las condiciones que determine la UE para su salida del bloque, esto recién es el inicio de un proceso que para algunos será rápido porque la UE no desea perder tiempo, y según otros demorará al menos tres años hasta dejar claro los límites y costos de la salida. En fin, el Ecuador nuevamente deberá estar pendiente y ser observador de cómo se deciden los grandes temas, quedando nada más que esperar y todo gracias a que no supimos ver hacia dónde iba el mundo y decidimos bajo un criterio “soberano” ir al otro lado de la corriente, perdiendo otra vez una oportunidad histórica.
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