El presidente Barack Obama se metió de lleno en la campaña de Hillary Clinton e hizo su primera aparición junto a ella, horas después de que el director del FBI censurara la manera como la exfuncionaria manejó materiales secretos. Con las mangas arremangadas acorde a la dinámica de la contienda política, Obama declaró: “Estoy aquí hoy porque creo en Hillary Clinton. He conocido de primera mano su pensamiento y compromiso”.
El momento no fue el imaginado por el equipo de campaña de Clinton ni la Casa Blanca. Poco antes de que el mandatario y la aspirante a sucederlo viajaran juntos en avión a Charlotte, el director del FBI, James Comey, anunció que no recomendaría presentar cargos contra la precandidata demócrata por la forma como ella se hacía cargo de su correspondencia electrónica, pero sólo hasta después de que él presentó una punzante descripción del “extremo descuido” con el que la exsecretaria de Estado manejó información secreta.
La Casa Blanca declinó comentar las conclusiones de Comey y afirmó que la investigación no ha terminado formalmente, y tampoco quiere aparentar que busca influir en los fiscales.
La intervención de Obama en la campaña de Clinton lo arrastra hacia una controversia que había pretendido evitar.
La presentación de Obama con Clinton trajo a la memoria que el mandatario fue quien propuso para el cargo a la persona que ha declinado presentar cargos penales.
Clinton y Obama no se apartaron de su muestra de estrecha unidad. Ambos viajaron juntos a Charlotte en el avión presidencial Air Force One y también se dirigieron juntos a un acto político en la limosina blindada presidencial conocida como La Bestia. (I)
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