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Maduro apunta a una ruptura social muy costosa para Venezuela y la región

Francisco Huerta Montalvo
Universidad Casa Grande
jueves, mayo 19, 2016
Embed from Getty Images Es muy claro el abandono en el cual se ha mantenido Venezuela por parte de los sectores democráticos del continente. La polarización interna también ha dado lugar a una polarización del mundo. Solo apoyan el proceso gubernamental venezolano unos sectores de la pseudo izquierda que se llaman socialismos del siglo XXI […]
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Es muy claro el abandono en el cual se ha mantenido Venezuela por parte de los sectores democráticos del continente. La polarización interna también ha dado lugar a una polarización del mundo. Solo apoyan el proceso gubernamental venezolano unos sectores de la pseudo izquierda que se llaman socialismos del siglo XXI y toda la derecha más extremista está en contra de ese proceso. Pero los sectores realmente democráticos guardan silencio. Esto es lamentable y se convierte en el primer obstáculo a superar.

Una situación como la que está viviendo Venezuela tiene que ser transparentada ante el mundo y especialmente ante sus fuerzas democráticas. No puede ser que ese gran país, con enormes riquezas naturales, le ocurra lo que le está ocurriendo, en medio del silencio cómplice de una mayoría en razón de una influencia económica o de una actitud que esgrima que es mejor no pelearse con un país de la región.

Si ya los valores tradicionales como la libertad, que hace rato dejaron de respetarse en ese país, no son motivo para conmover conciencias, la condición de la economía, que siempre es el órgano más sensible, debería poner a todo el mundo a reaccionar. Desabastecimiento, penuria escandalosa sin posibilidades de reactivación, y toda la marca de una corrupción innegable da lugar a una inseguridad de todo tipo, no solo desde el crimen tradicional sino también en los ámbitos de la violencia política.

En este contexto hay el riesgo de una profunda tragedia sociopolítica. Un mecanismo a seguir es la activación de la Carta Democrática de la OEA, tal como varias organizaciones de DD.HH. lo están planteando. Pero viendo las dificultades que han tenido los secretarios de la Organización, antes Insulza y ahora Almagro, la oposición venezolana ha tenido que recurrir a los buenos oficios de representantes de terceros países, incluso perdiendo su dignidad de elección popular como ocurrió con María Corina Machado. Ahora, en cambio, vemos agresivamente la presencia de la Canciller venezolana amenazando en el propio seno de la OEA. Y con ese tono tienen callado a todo el mundo.

Alguna alternativa se veía con los pronunciamientos del presidente argentino Mauricio Macri. Pero eso duró poco… Ahora se vislumbra con cierto optimismo la mediación que propone el expresidente del Gobierno español Rodríguez Zapatero, que busca con otros exmandatarios, una relación posible de conciliación con Caracas.

No obstante, creo que América Latina ha ingresado en un proceso de adormecimiento, que es intermedio entre la agresividad parlanchina de otros días y las circunstancias actuales. Porque, por ejemplo, tampoco ha habido una clara posición de los países de la región en relación al tema del impeachment a Dilma Rousseff en Brasil. Allí las cuestiones no son tan claras y sin embargo se juega el dominó de quién se beneficia y quién se cae. Y lo que es verdaderamente escandaloso es la cantidad de individuos vinculada a actos de corrupción en el gabinete del presidente interino Michel Temer.

Hay un fenómeno de base que también hay que remediar en el futuro cercano: la pérdida del papel de los partidos políticos que se convierten en partidos de funcionarios y no de militantes. Y no es el caso solamente del PSUV en Venezuela sino de todos.

En este escenario, sin embargo, el presidente Nicolás Maduro asume un juego peligroso de ver hasta dónde puede tensar la cuerda y coparlo todo. Y como desde la región cuenta con la indiferencia del resto de países, pues pudiera instalar abierta y francamente un régimen totalitario. Ahora, por el origen, estas ‘dictaduras de elección popular’ están quitándose la careta ante la crisis y vemos su vocación autoritaria y su absoluta ineptitud.

Esto es parte de la explicación de lo que sucede, pero ha contagiado asimismo a los pueblos pues también hay ineptitud democrática. ¿Cómo puede ser que, ganando las elecciones, la oposición entre en un parlamentarismo en el cual no tiene ningún rol que cumplir?

Parece que se consolaron con la victoria electoral y ahora, cuando desde el Ejecutivo se dictan medidas para neutralizar al Legislativo, siguen campantes. Por ello no encuentro operatividad a cómo se está llevando a cabo la demanda política para un referendo revocatorio al presidente Maduro. Además, el gran riesgo está en las acciones de las Fuerzas Armadas Bolivarianas, las cuales se están convirtiendo en un ejército de ocupación de su propio país.

Desgraciadamente esto va a terminar en un conflicto social muy costoso para Venezuela y el continente.


El debate en las redes sociales

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