La victoria decisiva de Donald Trump en la elección primaria de Indiana, junto con la retirada de su principal rival, Ted Cruz, ha determinado la candidatura del Partido Republicano. El hecho ha puesto de manifiesto un partido profundamente dividido cuyo liderazgo ha perdido toda credibilidad y cuya filosofía conservadora está por los suelos. La supervivencia del partido es ahora incierta.
Este cercano apocalipsis se ha configurado durante años. La emergencia del Tea Party ha socavado gravemente tanto al Estado como a las élites de los partidos nacionales, conduciendo a los republicanos más a la derecha y eligiendo a congresistas y senadores altamente ideológicos que rehusaron a comprometerse con la administración de Obama en particular Cruz, que desafió a los líderes republicanos y forzó al gobierno de EE.UU. a un cierre total en 2013.
Pero este colapso es también el fruto de décadas de deterioro económico de los votantes blancos de clase obrera del partido, especialmente los que no tienen una educación universitaria. Agravada por la crisis financiera de 2008, décadas de desindustrialización han dejado un legado de desempleo, subempleo, caída de los niveles de vida y ampliación de la desigualdad social y económica. Esto también ha afectado duramente a los republicanos de ingreso medio.
Se trata de un rechazo de los principios básicos del consenso conservador de Reagan: impuestos bajos, mercados libres, recortes sociales del gobierno, dejar hacer… Trump también ha demostrado que el conservadurismo social no es un requisito previo para la victoria en las primarias del Partido Republicano, otro golpe a los principios de la era Reagan del partido.
Y así, ¿el liderazgo republicano se queda sin otra opción frente a Trump? Ha habido propuestas recientes. Algunos incondicionales del partido respondieron notablemente al primer discurso de política exterior de Trump como “grave”…
Pero la opinión de Cruz hacia Trump, que es compartida por la mayoría de los votantes republicanos, habla de cuán tóxico es el presunto candidato del Partido Republicano. “Este hombre es un mentiroso patológico, que no conoce la diferencia entre la verdad y la mentira… como un patrón directamente tomado de un libro de texto de psicología, acusa a todo el mundo de mentir”, dijo Cruz en el umbral de la votación de Indiana. “Cualquier mentira que esté contando, en ese mismo minuto él cree que es real… El hombre es totalmente amoral”.
Es poco probable que la “guerra civil” al interior del Partido Republicano vaya a disminuir en el corto plazo. Y esto es una gran ayuda para Clinton. La gran pregunta ahora es si Clinton puede convertir la crisis de la otra parte en oportunidad para los demócratas. Ahora se debe modelar un mensaje que inspire y una a su partido para las elecciones generales, incluso mientras Bernie Sanders, su formidable oponente, continúe ganando estados y se comprometa a mantener su campaña contra el establishment de su partido.
Traducción libre. Primera parte de un amplio análisis publicado en The Conversation.
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