Hace 25 años nació en Quito una iniciativa inédita en América Latina y en el mundo: un fondo para conservar fuentes hídricas a través de la inversión colectiva y sostenible. El Fondo para la Protección del Agua (FONAG) se convirtió en pionero en la creación de un modelo de financiamiento hídrico basado en el principio de que por cada dólar invertido en conservación, se pueden ahorrar dos en tratamiento, distribución y mitigación de daños.
Impulsado por un acuerdo entre el Municipio de Quito y The Nature Conservancy, el FONAG ha evolucionado hasta convertirse en una alianza público-privada que hoy canaliza recursos de empresas eléctricas, operadoras de agua y organismos multilaterales. Su sistema es simple: el 70% de los recursos se capitaliza para asegurar sostenibilidad a largo plazo, y el 30% se destina a intervenciones directas en páramos, riberas y zonas de recarga hídrica.
Gracias al fondo, más de 66.000 hectáreas han sido protegidas, beneficiando a los más de 2 millones de habitantes de Quito. La inversión permite reforestar, regular el uso de suelo, capacitar comunidades y vigilar cuencas clave como las del río Pita y el río Antisana.
El modelo del FONAG ha sido replicado en más de 20 países y es considerado un caso de éxito por Naciones Unidas. En un contexto de cambio climático, escasez y urbanización creciente, la experiencia de Quito adquiere mayor valor estratégico.
Relevancia para Ecuador:
Este fondo demuestra que las soluciones locales pueden convertirse en referentes globales. Además de preservar la biodiversidad, mejora la seguridad hídrica de la capital y promueve alianzas que pueden aplicarse en otras regiones del país.
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