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100 días que se ahorra el Ecuador

Wilson Araque
Universidad Andina Simón Bolívar
domingo, junio 1, 2025
Con 18 meses ya recorridos en el poder, el presidente Daniel Noboa ya no cuenta con el tradicional “período de gracia” de los primeros 100 días. Su gestión debe acelerar reformas estructurales urgentes: seguridad, empleo, infraestructura energética y digital. Este artículo es un llamado a la acción inmediata, con visión de largo plazo, eficiencia e inclusión, en un país que no puede seguir postergando su transformación.
Tiempo de lectura: 4 minutos

Considerando que el Presidente Daniel Noboa, debido a la implementación de la muerte cruzada por parte del ex Presidente Guillermo Lasso, empezó a gobernar el Ecuador desde noviembre de 2023, ya no tendría esa especie de tiempo de espera por los primeros resultados, denominado “los primeros cien días” que, recordando la historia, se fue convirtiendo en una tradición de la práctica gubernamental de varios países del mundo, producto de lo que se vivió cuando Franklin D. Roosevelt asumió, en momentos difíciles -la gran depresión económica-, la Presidencia de los Estados Unidos y, en aproximadamente ese lapso -100 días-, demostró que sí se pueden hacer múltiples cambios  y de gran impacto nacional para períodos cortos.

Incluso, esta práctica tradicional de la gestión -vista desde su aplicación multisectorial-, ha sido recogida y sistematizada en una obra -considerada uno de los cien libros de temas organizacionales más vendidos de todos los tiempos- del autor Michael D. Watkins, titulada “Los primeros 90 días” y publicada por Harvard Business Review Press.

Pero, ahora, a mayo de 2025, luego de diez y ocho meses de gobierno, el Presidente Noboa ya no tiene ese tiempo de prueba y espera de primeros resultados. Más bien, entra en una especie de aceleramiento de lo que venía haciendo, más una serie de ajustes y mejoras que ayuden a apuntalar el camino de un gobierno que, por la complejidad de los problemas estructurales nacionales, deberá enfocar su esfuerzo, tiempo y recursos a dar seguridad a la población, generar oportunidades de empleo y apuntalar la infraestructura nacional, sobre todo energética y también de conectividad digital que, por varios años, ha sido postergada.

En esta última, es urgente el cierre del proceso de concesión con las operadoras de telefonía móvil y, sobre todo, de gestión de datos que, sobre la base de negociaciones claras en beneficio de todos los ecuatorianos, se podría convertir en ese pilar que contribuya a potenciar el desarrollo del Ecuador en un entorno nacional, regional y, principalmente, global. Un entorno en donde lo que menos se puede admitir es la lentitud y la escasa o nula capacidad para adaptar al país a un mundo en donde el proceso de cambio es rápido y con serias exigencias de adaptación creativa y disruptiva, apalancada en la explosión digital impulsada desde marzo de 2020 cuando el mundo vivió la pandemia del covid-19.

Ahora, claro, para enrumbar al Ecuador a ese nuevo escenario de desarrollo es fundamental la presencia de altas dosis de gobernabilidad que, desde los actores políticos, debería emerger para ir construyendo ese país en donde, desde el enfoque de la sinergia colectiva, se logren los grandes objetivos nacionales que, en resumen -luego de escuchar el discurso presidencial del último 24 de mayo-, buscan, al menos en la narrativa, mejorar el bienestar integrado de los 18 y más millones de ecuatorianos.

Para que se potencie la sinergia colectiva, es vital que la sociedad civil en su conjunto y, en varios de los casos, representada por diferentes tipos de organizaciones -debidamente formalizadas- se involucre activamente y se convierta en ese actor propositivo que, con propuestas convertidas en acciones concretas, ayude a la transformación productiva del país con equidad, justicia e inclusión social y económica. Pensando en la lógica de los grandes impactos, este será el medio para construir espacios sistémicos de interacción social que contribuyan a mejorar la educación, salud, seguridad y, por supuesto, la generación de oportunidades laborales para personas de todas las edades que, por su perfil, capacidades y necesidades específicas de inserción laboral, están a la espera de que, desde los diferentes sectores de actividad económica, sean capaces de producir opciones que, por el impacto socioeconómico generado, ayuden a mover, positivamente, a la población dentro de la pirámide de los niveles socioeconómicos, gracias al mejoramiento de los ingresos que, en última instancia, activan el consumo y el bienestar de la población, en general.   

En definitiva, tal como se presenta el panorama de un gobierno que ya tiene diez y ocho meses de funcionamiento, el cronómetro de gestión antes resaltado, empezó ya a correr desde el 24 mayo sin esperas de ver qué pasa al inicio. Por eso, hay que empezar ya, ahora sí, sin estar pensando en que las decisiones que se tomen puedan afectar la aceptación popular necesaria para una nueva elección presidencial que, cuando Daniel Noboa inició su primer mandato en 2023, estaba cerquita.

Ahora, en 2025, el escenario es distinto. De ahí la necesidad de ponerse la camiseta de un Ecuador que, por los problemas estructurales que le afectan, también va a requerir implementar soluciones estructurales que, por su profundidad de aplicación, necesitan de una acción inmediata. Esta acción debe levantarse desde los principios de la perseverancia y la resiliencia creativa que, bien gestionadas, constituirán ese gran propulsor que llevará al país a ser ese Ecuador mejor, que sí es posible lograrlo, siempre y cuando se impregne en el accionar personal, organizacional, sectorial y nacional la cultura de la eficiencia, de la innovación y de una inclusión cimentada en la ética practicada en todos los actos privados y públicos. 

En conjunto, todos estos factores permitirán administrar de forma óptima los recursos que pertenecen a todos quienes habitan este territorio ecuatoriano lleno de grandes potencialidades que, como diría Albert Hirschman en su libro canónico “La estrategia del desarrollo económico”, si son identificadas y aprovechadas -sobre todo aquellas que están ocultas por años- serán el medio para tener días mejores, llenos de producción, paz, justicia y equidad socioeconómica a todo nivel. 

 

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