Alemania dio un paso más hacia las elecciones generales este viernes con la disolución de la Cámara Baja del Parlamento o Bundestag por parte del presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, una decisión esperada por los actores políticos, entre los que son favoritos los cristianodemócratas según los sondeos
«He decidido disolver el Bundestag», dijo Steinemeier en el Palacio de Bellevue, su residencia oficial, donde aseguró estar convencido de que unas elecciones anticipadas, que tendrán lugar el 23 de febrero, son «el camino correcto».
El presidente alemán también destacó la importancia de la «estabilidad política» en un contexto en el que Alemania, la mayor economía de Europa y la tercera a nivel mundial, se enfrenta a dos años consecutivos de recesión (2023 y 2024) y cuyos ciudadanos volverán a votar tras la ruptura de la coalición que ha liderado el canciller Olaf Scholz en los últimos tres años.
Scholz prescindió en noviembre de su ministro de Finanzas y líder del partido liberal (FDP), Christian Lindner, una decisión que rompió el tripartito formado tras los comicios de 2021.
La destitución de Lindner provocó la salida de los liberales de la coalición que habían formado desde esas elecciones, el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) -la formación de Scholz-, Los Verdes y el FDP.
Sin mayoría en el Bundestag y como estaba previsto, Scholz perdió una moción de confianza que presentó el pasado 16 de diciembre.
«El próximo Gobierno tiene grandes tareas», afirmó Steinmeier en Bellevue, aludiendo a la crisis económica y el contexto geopolítico marcado por las guerras en Ucrania y Oriente Medio que afecta al país centroeuropeo.
Si bien esos desafíos están claros para la clase política del país, menos evidente resulta ver qué partidos liderarán el Ejecutivo que emerja de las elecciones del 23 de febrero.
«Todo depende de si el FDP entra o no en el Bundestag, si no lo logra podría haber una coalición de los cristianodemócratas con el SPD o cristianodemócratas con Los Verdes» pero si «entra el FDP, puede ser que de nuevo haya que formar un tripartito», dijo a EFE Andrea Römmele, profesora y académica de la prestigiosa escuela berlinesa ‘Hertie School of Governance’.
Según los sondeos, la Unión Cristianodemócrata (CDU), el principal partido de la oposición, es la favorita con un expectativa de voto de entre el 31 % y el 36 %, seguida de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), situada en una horquilla demoscópica que no supera el 19,5 % y cuyo valor mínimo es un 18 %.
Los partidos del tripartito que ha liderado Scholz están, en general, por debajo de esos valores, pues al SPD oscile entre el 15 % y 17 %; a Los Verdes se les atribuye entre un 12 % y un 14 %, y a los liberales sólo una encuesta -del insitituto demoscópico INSA- les concede el 5 % necesario para lograr representación en la Cámara Baja.
En todas las otras encuestas el FDP está entre el 3 % y el 4 %.
Para Römmele, mucho del futuro del país también depende de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), partido formado este año que logró resultados en elecciones regionales lo suficientemente buenos para integrar dos coaliciones de Gobierno en los estados federados del este de Turingia y Brandeburgo, y al que las encuestas ven por encima del 5 % con excepción de una del instituto demoscópico FORSA que les da el 4 %. EFE
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