Un equipo de astrónomos ha descubierto un planeta del tamaño de la Tierra orbitando alrededor de una enana blanca. ¿Qué significa esto para nosotros? Que quizá el destino final de nuestro mundo no sea precisamente acabar siendo destruido por el Sol dentro de unos 5.000 millones de años tal y como se plantea.
Este planteamiento se debe al descubrimiento de un exoplaneta rocoso ubicado a 4.000 años luz de distancia en la Vía Láctea que ejercería de posible adelanto del destino de la Tierra dentro de mucho, mucho tiempo. Este planeta tiene alrededor de 1,9 veces la masa de la Tierra, orbita alrededor de su estrella a aproximadamente el doble de la distancia de la Tierra al Sol… pero su estrella es una enana blanca.
Mucha. El Sol, como otras estrellas, sigue un ciclo de vida determinado por su masa y composición. Actualmente, se encuentra en la mitad de su fase de secuencia principal, durante la cual fusiona hidrógeno en helio en su núcleo. Pero, a medida que agote su combustible experimentará cambios significativos. El núcleo se contraerá y se calentará, mientras que las capas externas se expandirán drásticamente, marcando el comienzo de la fase de gigante roja del Sol. Durante esta etapa, el Sol se volverá significativamente más grande y más frío, brillando con un tono rojizo. Tras la fase de gigante roja, no se convertirá en una supernova porque no es demasiado masiva, pero nos encaminamos al acto final del Sol: su transformación en una enana blanca; un núcleo remanente, compuesto en gran parte de carbono y oxígeno, ya no experimentará reacciones de fusión.
Sin embargo, antes de esa fase de enana blanca, se estima que el Sol en expansión crecerá mucho, tragándose con facilidad la órbita de Mercurio y Venus, y llegando hasta la órbita de nuestro planeta. Pero es posible que la Tierra sobreviva, porque la Tierra podría migrar hacia afuera en una órbita mucho más grande.
“Actualmente no tenemos un consenso sobre si la Tierra podría evitar ser engullida por el Sol gigante rojo en .000 millones de años”, explica Keming Zhang, becario postdoctoral de Eric y Wendy Schmidt AI in Science en la Universidad de California en San Diego y autor principal del estudio publicado en la revista Nature Astronomy. “En cualquier caso, el planeta Tierra solo será habitable durante unos mil millones de años más, momento en el que los océanos de la Tierra se vaporizarían por el efecto invernadero descontrolado, mucho antes del riesgo de ser tragados por la gigante roja”.
Y es que este sistema planetario distante nos acerca un escenario en el que la Tierra podría sobrevivir. Fue identificado por astrónomos de la Universidad de California, Berkeley, utilizando observaciones con el telescopio Keck de 10 metros en Hawái y muestra un panorama que perfectamente podría ser el de la Tierra. Y es que, a medida que el Sol pierda masa, su atracción gravitatoria se debilitaría y haría que los planetas migraran hacia afuera. En este escenario, la Tierra podría escapar de la destrucción completa, alejándose del Sol hacia una órbita que podría ser el doble de su distancia actual con respecto a nuestra estrella.
El sistema fue descubierto debido a una peculiaridad de la gravedad y las posiciones de las cosas en el espacio conocida como microlente. La microlente gravitacional se produce cuando un objeto masivo, como una estrella o un planeta, pasa frente a una estrella más distante de nuestra línea de visión. La gravedad del objeto en primer plano actúa como una lente, doblando y enfocando la luz de la estrella de fondo. Esta curvatura de la luz hace que la estrella de fondo se ilumine temporalmente, un efecto que se puede detectar con telescopios en la Tierra o en el espacio (y que es una consecuencia de la relatividad general de Einstein). Es como una lupa natural que permite ver objetos distantes o demasiado tenues para ser detectados directamente.
En este caso, la gravedad del sistema magnificó la luz de la estrella 1.000 veces y los investigadores pudieron reconstruir las propiedades del sistema.
“Se desconoce si la vida puede sobrevivir en la Tierra durante ese período (gigante roja). Pero sin duda, lo más importante es que la Tierra no sea tragada por el Sol cuando se convierta en una gigante roja. Este sistema que Keming encontró es un ejemplo de un planeta, probablemente un planeta similar a la Tierra originalmente en una órbita igualmente parecida, que sobrevivió a la fase de gigante roja de su estrella anfitriona“, apuntó Jessica Lu, profesora asociada y presidenta de astronomía en UC Berkeley.
El sistema planetario protagonista ha aportado a los astrónomos un ejemplo de un planeta que sobrevivió a la muerte de su estrelle, aunque está muy fuera de la zona habitable de la débil enana blanca y es poco probable que albergue vida. ¿Quizá contara con condiciones habitables cuando su estrella todavía era similar a nuestro Sol?
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