La operación de Israel para asesinar a Hassan Nasrallah, jefe del grupo terrorista Hezbollah, evidencia un nivel de penetración de inteligencia que contrasta notablemente con su fracaso al prever las intenciones de Hamas antes del 7 de octubre de 2023. De acuerdo a analistas, la guerra en Siria y décadas de seguimiento, habrían sido las claves para semejante éxito en sus operaciones en Beirut.
Según fuentes militares, la fuerza aérea israelí utilizó alrededor de 100 municiones, incluidas bombas estadounidenses, en el ataque aéreo llevado a cabo el viernes que acabó con la vida de Nasrallah en un complejo subterráneo en el barrio de Dahieh, al sur de Beirut. Nasrallah, conocido por sus estrictas medidas de seguridad y apariciones públicas esporádicas, no habría mostrado señales de su intención de asistir a la reunión en el momento de su muerte, de acuerdo a un artículo publicado por el diario británico The Guardian y firmado por su editor en jefe en Defensa, Dan Sabbagh.
Israel había intentado ultimar a Nasrallah tres veces durante la guerra de 2006. En esa oportunidad falló en un bombardeo similar. “Lo que ha cambiado, dijeron funcionarios actuales y anteriores, es la profundidad y calidad de la inteligencia en la que Israel ha podido apoyarse en los dos últimos meses, empezando por el asesinato el 30 de julio de Fuad Shukr, una de las manos derechas de Nasrallah, cuando visitaba a un amigo no lejos del lugar del atentado del viernes”, señaló, por su parte, el diario inglés Financial Times.
“Durante dos décadas, la sofisticada Unidad 8200 de inteligencia de señales de Israel y su dirección de inteligencia militar, denominada Aman, extrajeron enormes cantidades de datos para trazar el mapa de la milicia en rápido crecimiento de la ‘arena del norte’ de Israel”, indicó esa publicación.
La infiltración de inteligencia en Hezbollah era tan profunda que Israel conocía de antemano la ubicación secreta de la reunión y el momento exacto en que Nasrallah y otros miembros de la cúpula de la organización se encontrarían allí. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, dio la autorización para llevar a cabo el ataque desde Nueva York, donde se encontraba tras dar un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Las circunstancias sugerían que no había tiempo que perder.
El diario francés Le Parisien informó que la fuente que alertó a Israel sobre el desplazamiento de Nasrallah podría haber sido un informante iraní, lo que resulta llamativo considerando que Irán es el principal aliado y financista del grupo terrorista. No obstante, esta información no ha sido confirmada oficialmente, informó The Guardian.
El ataque, conocido como “Operación Nuevo Orden”, fue planeado durante días. El comandante del escuadrón 69 de aviones F-15I -cuya identidad no trascendió- explicó que las tripulaciones se prepararon para la misión con antelación, pero que no se les informó del objetivo hasta horas antes del ataque. Los F-15I estaban equipados con bombas de alto poder destructivo, diseñadas para penetrar en instalaciones subterráneas y, al mismo tiempo, eliminar las estructuras sobre el objetivo.
El ejército israelí publicó un video que muestra a los aviones caza despegando desde la base aérea de Hatzerim. En las imágenes, se identifican ocho F-15I fabricados en Estados Unidos. Un experto en aviación, Justin Bronk, indicó que probablemente se emplearon misiles guiados de ataque directo equipados con espoletas penetrantes que estallan después de impactar en edificios o el suelo. Según la fuerza aérea israelí, se lanzaron bombas “cada dos segundos”, destruyendo completamente tres edificios residenciales y dañando gravemente otros dos. El ataque dejó un saldo inicial de 11 muertos y 108 heridos, aunque las estimaciones en el lugar indicaban que podría haber hasta 300 víctimas.
Israel justificó el ataque alegando que “Nasrallah construyó intencionadamente el cuartel general de Hezbollah bajo edificios residenciales en Dahiya”, y afirmó que más de 20 miembros del grupo murieron en la operación.
Amichai Levine, brigadier general y comandante de la base aérea de Hatzerim, brindó detalles sobre la planificación. Según explicó, las “operaciones de eliminación” requieren, en primer lugar, de inteligencia precisa y, en segundo lugar, de evitar que el objetivo “escape” una vez iniciada la misión, por ejemplo, impidiendo que reciba advertencias tempranas sobre la presencia de los aviones en el aire.
La necesidad de Nasrallah de reunirse en persona con otros miembros de Hezbollah resulta desconcertante. La operación israelí se intensificó hace dos semanas con explosiones en dispositivos de comunicación utilizados por el grupo, una tecnología de baja sofisticación que Nasrallah prefería usar para evitar ser rastreado. La desconfianza en los medios electrónicos podría haber obligado al líder a reunirse cara a cara con sus colaboradores, lo cual selló su destino. ¿Fue todo parte del plan maestro israelí?
En el transcurso de las últimas semanas, Israel ha desplegado un plan sistemático para borrar el liderazgo militar de Hezbollah, que ha incluido ataques aéreos y operaciones de sabotaje.
Matthew Savill, analista militar del Royal United Services Institute (RUSI), afirmó a The Guardian que es probable que Israel “haya pasado años construyendo y manteniendo un panorama integral de inteligencia” sobre Hezbollah, lo que implicaría “la participación de fuentes humanas para mantener la información actualizada”.
Por otra parte, de acuerdo a Financial Times, la guerra en Siria -de la cual el grupo terrorista tomó parte muy activa- permitió una infiltración de inteligencia aún mayor de sus estructuras. “A medida que Hezbollah crecía en fuerza, incluso en 2012 desplegándose en Siria para ayudar a (Bashar) Al- Assad a sofocar un levantamiento armado contra su dictadura, dio a Israel la oportunidad de tomarle la medida. Lo que surgió fue un denso ‘cuadro de inteligencia’: quién estaba al mando de las operaciones de Hezbollah, quién ascendía, quién era corrupto y quién acababa de regresar de un viaje inexplicable”, señaló la prestigiosa publicación inglesa.
“Aunque los combatientes de Hezbollah se habían curtido en la sangrienta guerra de Siria, las fuerzas del grupo militante habían crecido al ritmo del prolongado conflicto. Ese reclutamiento también los hizo más vulnerables a los espías israelíes que colocaban agentes o buscaban posibles desertores”, consignó el FT.
Según la información recogida durante la guerra en Siria, la recopilación de datos para los servicios de inteligencia de Israel se vio favorecida por la gran cantidad de información pública disponible. Entre estos recursos destacan los llamados “Carteles de Mártires” utilizados por Hezbollah, que en sus obituarios detallan el lugar de procedencia de los combatientes, el sitio donde fallecieron y los comentarios de sus allegados en redes sociales. Los funerales, además, resultaron ser un valioso recurso, ya que a menudo sacaban de su anonimato a líderes de alto rango, aunque fuera por breves apariciones.
Texto original de Infobae
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