Salvador Martínez Mas |
Dresde (EFE).- La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) y su equivalente de izquierdas la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW) plantean en las elecciones del domingo en Sajonia y Turingia, estados federados del este germano, un nuevo escenario con poco espacio para las fuerzas políticas tradicionales.
Tanto en Sajonia como en Turingia, AfD y BSW acaparan casi la mitad el electorado, según las encuestas.
A la formación de ultraderecha, considerada un caso de “extrema derecha” por la Oficina Federal de la Constitución -nombre de los servicios de inteligencia del Ministerio del Interior- de esos dos estados federados, se les atribuye un tercio de la intención de voto, mientras que a la BSW, fundada a principios de año, se le concede un 17 % en Turingia y un 12 % en Sajonia.
El auge de AfD, cimentado en diez años de historia en los que esta formación ha conseguido representación en todos los parlamentos regionales además de anclarse en el ‘Bundestag’, es algo que a buen seguro quisiera imitar BSW, que formó parte de las sorpresas políticas de las pasadas elecciones europeas, en las que este nuevo partido izquierdista consiguió un 6,1 % de los votos.
La BSW quedó entonces por delante del partido liberal, el FDP (5,18%), una formación que integra la coalición que dirige el canciller, Olaf Scholz, y que también componen socialdemócratas y Verdes.
En las europeas, la BSW fue el quinto partido más votado y también superó a la formación izquierdista ‘Die Linke’, un partido del que Sahra Wagenknecht se escindió con otros nueve diputados del ‘Bundestag’ para lanzar una política calificada de “populista” y “marxista” además de haber sido criticada por su cercanía a AfD en materia de inmigración.
“Tanto AfD como BSW se identifican con lo que llamamos en ciencia política populismo, porque en ambos partidos parten de la base de que existe un ‘pueblo bueno’, que sabe lo que quiere, lo que necesita y sus intereses, pero que está enfrentado a una élite que no ve esos intereses del pueblo sino que quiere imponer una perspectiva global o europea de las cosas”, dijo a EFE Wolfgang Schroeder, politólogo de la Universidad de Kassel.
Para él, a AfD y BSW les separa el acento en la “justicia social” de la formación Wagenknecht, algo que no está tan presente en el partido de ultraderecha, más pendiente de evitar que “gente de fuera entren” en la sociedad alemana.
Con todo, la mano dura en inmigración y asilo junto a la crítica a la política de apoyo a Ucrania del actual gobierno alemán y de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y la defensa del fin de las sanciones a Rusia son los más notorios planteamientos políticos que comparten AfD y BSW.
También comparten, según han analizado en el instituto de estudios económicos IfO de Dresde, el hecho de que se han ganado la confianza de muchos votantes en “regiones donde vive un gran número de electores de edad avanzada y donde la gente tiene poca confianza en el futuro”, según Joachim Ragnitz, investigador de ese centro.
“Un alto grado de insatisfacción con su propia situación económica también favorece este comportamiento de voto”, según dijo Ragnitz en la reciente presentación de un estudio del instituto Ifo de Dresde en el que se dio cuenta de que la sensación de agravio del este alemán con el oeste germano juega a favor de AfD y BSW.
Sea como fuere, según las encuestas, salvo la CDU, AfD y BSW podrán mirar por encima del hombro al Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Los Verdes y un FDP, que, como mucho, lograrán en las elecciones del domingo superar el 5 % necesario para lograr la representación parlamentaria.
A diferencia de AfD, que aunque logre ganar el domingo es más que probable el resto de formaciones le den la espalda, se especula con que BSW sea invitada a participar en una coalición gubernamental pues contra Wagenknecht y compañía no hay cordón sanitario. EFE
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