Ucrania denuncia que los últimos ataques de Rusia contra su sistema energético ponen en riesgo la seguridad nuclear del país al apuntar deliberadamente a la red eléctrica alrededor de las centrales nucleares y provocar así paradas de emergencia con consecuencias potencialmente catastróficas.
Cuatro reactores nucleares fueron desconectados de la red eléctrica de Ucrania inmediatamente después del masivo ataque con misiles y aviones no tripulados rusos contra el sistema energético el lunes, informó el país atacado al OIEA.
Tres reactores perdieron la conexión temporalmente en la central nuclear de Rivne, situada a sólo 150 kilómetros de Polonia, mientras que un reactor se apagó en la central nuclear del Sur de Ucrania.
Rusia está tratando deliberadamente de perturbar el funcionamiento de las centrales nucleares de Ucrania, responsables de alrededor del 60% de la generación de electricidad en ese país en estos momentos, y crea un peligro para su funcionamiento estable, subraya la nota de Ucrania al OIEA.
El ataque del lunes podría haber provocado fácilmente un accidente nuclear masivo y todo apunta a que Rusia lo busca deliberadamente como parte de su agresión contra Ucrania en el contexto de la ofensiva de ésta en Kursk, subrayaron a EFE expertos energéticos ucranianos.
“Están provocando deliberadamente una situación de emergencia. Quieren provocar un accidente nuclear y una contaminación radiactiva del territorio”, subrayó a EFE Olga Kosharna, del Centro Anticrisis de Expertos Nucleares de Ucrania.
Según ella, Rusia conoce perfectamente los riesgos que supone su último ataque.
Rusia no está atacando directamente la red eléctrica de las estaciones, aparentemente cumpliendo con la Convención de Ginebra, que prohíbe este tipo de ataques.
Sin embargo, aunque las centrales nucleares cuentan con mecanismos de protección incorporados para estos casos, el daño que pueden sufrir cuando gran parte de la red eléctrica se destruye repentinamente en otro lugar es en realidad mucho mayor.
Los procesos que se desencadenan entonces superan la capacidad prevista de estos reactores, subraya Kosharna. Una válvula especial es lo único que impide la catastrófica fusión del combustible nuclear, con las consiguientes explosiones y fugas radiactivas.
El lunes, así como en dos ocasiones anteriores en que los ataques rusos crearon la misma amenaza, en diciembre de 2022 y febrero de 2023, las válvulas funcionaron.
Sin embargo, tarde o temprano, si los ataques se repiten, las válvulas pueden dejar de funcionar, advierte Kosharna.
Lo que ocurra a continuación puede ser algo parecido a lo que ocurrió en Three Mile Island (EE.UU.) en 1979 y el desastre de Chernóbil en 1986, explicó a EFE Volodymyr Omelchenko, experto en energía del Centro Razumkov de Kiev.
El experto califica el último ataque ruso de “ataque híbrido contra las centrales nucleares”, cuyo papel en la generación de electricidad ha crecido después de que Rusia destruyera la mayoría de las centrales térmicas e hidroeléctricas del país.
“No sólo quieren desactivar las estaciones, sino que quieren crear allí, y ya han creado, emergencias de muy alto nivel”, subraya.
Según Omelchenko, hasta ahora el sistema energético de Ucrania ha logrado mantener su integridad y evitar el peor escenario posible.
Sin embargo, si Rusia continúa con sus “ataques híbridos contra las centrales eléctricas”, podría producirse un “poderoso accidente nuclear” junto a la frontera con la UE, provocando un éxodo masivo de población de las zonas afectadas, advierte.
La reacción del OIEA, el organismo de control nuclear de la ONU, ha sido hasta ahora decepcionante, cree el experto.
Su jefe, Rafael Grossi, no reconoce claramente la amenaza a la seguridad nuclear que suponen los ataques rusos, mientras que su reciente visita a la central nuclear de Kursk ha sido utilizada por Rusia para distraer a la comunidad internacional de sus acciones en Ucrania, señala Omelchenko.
Grossi puede estar actuando con cautela para evitar perder el acceso a la central nuclear de Zaporiyia, ocupada por Rusia, donde los delegados del OIEA están reuniendo pruebas de las malas prácticas de Rusia, señala Kosharna.
Ambos expertos subrayan que Occidente podría hacer mucho más para sancionar a Rosatom, el gigante ruso de la industria nuclear, que sigue suministrando combustible a numerosos países y tiene numerosos contratos de construcción de centrales nucleares en todo el mundo. EFE
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