La boxeadora de Argelia, Imane Khelif, concluyó sus controvertidos Juegos de París con el título de campeona olímpica de la categoría de 66 kilos.
Ella derrotó a la china Liu Yang en la final, un premio que para la medallista de oro sirve de respuesta a la ola de controversias y debates creados sobre su propio género.
Dichas dudas no surgieron en París con motivo de los Juegos Olímpicos. Precisamente, su rival en el escenario de Roland Garros fue campeona del Mundo 2023 en Nueva Dehli, un torneo del que Khelif fue expulsada.
Imane Khelif (Tiaret, 25 años) fue el centro de una polémica desde que hace unos días ganara una pelea en solo 45 segundos que puso las miradas sobre sus altos niveles de testosterona.
Khelif no perdió un solo asalto en sus tres primeras peleas en París, pero enseguida se tuvo que enfrentar a un intenso debate que duda sobre su género.
La argelina fue descalificada del campeonato mundial del año pasado por la Asociación Internacional de Boxeo, dominada por Rusia. Al parecer no pasó una dudosa prueba de elegibilidad para las competencias femeninas.
En 2023, el Comité Olímpico Internacional (COI) tomó la medida sin precedentes de prohibir permanentemente a la IBA en los Juegos Olímpicos. Lo hizo después de años de preocupaciones sobre su gobernanza, equidad competitiva y transparencia financiera.
El COI calificó las pruebas sexuales que el organismo rector impuso a Imane Khelif como irremediablemente defectuosas.
El COI defendió el derecho de los deportistas argelinos a competir en París, y su presidente, Thomas Bach defendió a Imane Khelif. Calificó las críticas que recibió la boxeadora de “discurso de odio”.
“Tenemos una boxeadora que nació mujer, creció como mujer, tiene pasaporte como mujer y que luchó durante muchos años como mujer”, dijo Bach.
Khelif se defendió y dijo que la persecución que sufre “socava la dignidad humana” y pidió el fin de la intimidación a los atletas. También dijo que una medalla de oro sería “la mejor respuesta” a las críticas que ha recibido.
El público de París, de Roland Garros, se puso de parte de Khelif, quien recibió todo el ánimo posible de sus compatriotas que acudieron a la velada y del público en general.
Khelif se convirtió en la segunda medallista de oro en el boxeo de su país, después de Hocine Soltani (1996).
En su periplo por la competición en París, Khelif comenzó con una escena extraña. Su primera rival, la italiana Angela Carini, abandonó la pelea después de solo 46 segundos. Dijo que sentía demasiado dolor por sus golpes.
El asunto tomó una dimensión internacional, cuando el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la autora de “Harry Potter”, J. K. Rowling, empezaron a emitir críticas. Además, hicieron falsas especulaciones sobre la competencia entre hombres y mujeres en el deporte.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, visitó personalmente a Angela Carini para apoyarla y cuestionar la elegibilidad de Imane Khelif.
Después de todo, Khelif cumplió su objetivo: ganar la medalla de oro, lo único que puede compensar la lluvia de críticas y dudas sobre su condición de género. Sus compatriotas fueron felices en las gradas de Roland Garros, que rugía con los bailes de la campeona.
Ni qué decir con el himno de su país. Como a la antigua usanza, Imane Khelif salió a hombros del ring de los juegos olímpicos, al ritmo de música argelina. Se vino abajo Roland Garros. Esta vez no con los golpes de Djokovic o Nadal, sino con los de la nueva campeona olímpica.
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