Alrededor de 1.900 millones de personas en todo el mundo dependen de los glaciares y los mantos de nieve como fuente de agua potable.
A medida que los glaciares se derriten en un proceso natural, durante los meses más cálidos del año vierten constantemente grandes cantidades de agua en los ríos, lo que abastece a los seres humanos, la industria y los ecosistemas. Pero para poder hacerlo, los glaciares tienen que reponerse a un ritmo similar durante los meses de invierno, cuando cae la nieve.
Sin embargo, debido al aumento de las temperaturas globales y a los cambios en los patrones de lluvia los glaciares del mundo se están reduciendo a un ritmo de 1,2 billones de toneladas de hielo al año. Incluso si la humanidad pudiera limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius, la mitad de los glaciares de montaña del mundo podrían desaparecer para el año 2100.
Una de las zonas más vulnerables del planeta es la cuenca del Indo, que suministra agua a al menos 250 millones de personas en Afganistán, China, India y Pakistán.
Pero un grupo del Himalaya, el Movimiento Educativo y Cultural de Estudiantes de Ladakh (SECMOL, por sus siglas en inglés), quiere ahora combatir la inminente escasez de agua con glaciares creados artificialmente.
¿Qué es un glaciar artificial?
La idea no es nueva. Las historias sobre glaciares artificiales se remontan al siglo XIII d. C., cuando, según la leyenda, los habitantes del actual Pakistán sembraron glaciares en pasos de montaña clave para bloquear el avance del ejército de Gengis Kan. Durante siglos, las comunidades de las cordilleras del Hindú Kush y Karakoram han creado glaciares rudimentarios para reforzar el suministro de agua.
Más recientemente, en la década de 1990, a medida que los glaciares se retiraban de las zonas más altas de la región montañosa desértica de Ladakh, en la India, el agua de deshielo comenzó a llegar más tarde en la temporada de crecimiento, lo que causó problemas para los cultivos básicos sensibles al agua. En respuesta, los ingenieros locales comenzaron a crear glaciares artificiales que contrarrestarían la escasez de agua derritiéndose antes y de manera más confiable.
Una de las técnicas utilizadas requería la construcción de una serie de cascadas en ríos para permitir que el hielo se acumulara en las superficies expuestas. Otro método consiste en dividir ríos grandes en arroyos más pequeños que se canalizan por lugares sombreados por montañas, de modo que se cogelen. Otra opción es construir cuencas enormes y llenarlas en otoño para que se congelen lentamente. La ciudad de Leh, en el Himalaya, cuenta con una de estas.
Cuando el hielo almacenado se derrite, proporciona una importante fuente de agua para los agricultores durante los meses de siembra de abril y mayo, antes de que los ríos comiencen a fluir en su totalidad nuevamente, en junio.
Sin embargo, esas “cámaras de hielo” artificiales pueden resultar poco fiables debido a las inundaciones repentinas, los deslizamientos de tierra, la erosión y la sedimentación.
Las estupas de hielo almacenan agua para el verano
Para abordar esos problemas, se desarrolló una nueva técnica: la estupa de hielo, un gran cono de hielo que se parece vagamente a los túmulos funerarios ceremoniales budistas llamados estupas.
Durante la temporada de lluvias, el agua llega al valle desde arroyos de gran altitud a través de una tubería subterránea. Allí, en las noches frías, se rocía a través de una fuente vertical sobre una base en forma de cono, donde el agua se congela nuevamente y se acumula hacia la altura. Estas estupas de hielo se construyen cerca de las aldeas, y se derriten muy lentamente debido a su pequeña superficie.
Desde entonces, la técnica ha sido adoptada globalmente y han aparecido estupas en Kirguistán, Chile, Mongolia y otros países donde se ha demostrado que ayudan a las aldeas con el suministro de agua.
¿Hasta qué punto pueden los glaciares artificiales prevenir la escasez de agua?
Debido a que el cambio climático provocado por el hombre está reduciendo las nevadas en las montañas, la cantidad total de agua disponible en esos entornos no es la misma que antes. Las estupas de hielo no pueden hacer nada para remediarlo. Y los científicos dicen que, a medida que el planeta siga calentándose, estos glaciares artificiales acabarán sufriendo el mismo destino que los naturales.
Una revisión de 2018 de varios proyectos de reservorios de hielo concluyó que podrían ser útiles en contextos locales específicos, pero eran cuestionables debido a la variabilidad climática, los peligros naturales y los factores socioeconómicos. También algunos aldeanos cuestionan el derecho de SECMOL a extraer agua de los arroyos, y plantean interrogantes acerca de quién tiene derecho a beneficiarse de ello.
Los defensores del proyecto afirman que, si no se hace, el agua de deshielo recolectada simplemente se escurriría y se desperdiciaría, pero los críticos dicen que esa agua recarga los manantiales para abastecer de agua potable a las aldeas.
¿Existen otras formas de evitar el retroceso de los glaciares?
Países como Suiza e Italia han recurrido a la protección de sus glaciares con cobertores gigantes durante el verano. Otra estrategia consiste en rociarlos con grandes cantidades de nieve artificial para aumentar su tamaño y reducir el derretimiento.
Ambas medidas ayudan, pero sólo retrasan lo inevitable. También tienen un alto precio y graves consecuencias ambientales, como la contaminación por plástico y las emisiones derivadas del alto consumo de energía.
Los expertos coinciden en que la forma más eficaz de proteger la criosfera del mundo es limitar el cambio climático, y la mejor manera de hacerlo es dejar de quemar combustibles fósiles.
(cp/ers)
Texto original de DW
https://www.dw.com/es/pueden-los-glaciares-artificiales-ayudar-contra-la-escasez-de-agua/a-70054238
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