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Yo me quedo en Venezuela

Pablo de la Torre Neira
Universidad Andina Simón Bolívar
miércoles, julio 31, 2024
Desde la elección de Chávez (1998), Venezuela cayó en la trampa del socialismo revolucionario, polarizando a la sociedad de manera grave por sus consecuencias futuras. Han pasado veinte y seis años de ello y el país se sumerge en la pobreza extrema y la inseguridad total, sin alternativas ciertas de cambio y soluciones
Tiempo de lectura: 4 minutos

 

Oswaldo Altamirano B. decía “Callar ante el sufrimiento ajeno, es cobardía. Callar ante la injusticia, es flaqueza, Callar sobre los defectos de otros, es caridad. Hablar oportunamente, es acierto. Hablar ante la injusticia, es valentía. Hablar para defender es compasión. Hablar con sinceridad, es rectitud. Hablar para rectificar, es un deber….”

Parecería que no es lo más apropiado salir a las calles ahora, cuando ya se consumó el delito, se ha consumado todo. Salvo que estén decididos a sacrificar sus vidas por una causa venezolana.

Hay más de ocho millones de venezolanos fuera. ¿Por qué no estuvieron en su país para votar, para hacer oír su voz, para sumar a la oposición? ¿Por qué tan tarde?

Partiendo de una idea preconcebida de Latinoamérica, parecería que somos un poco tozudos y que esa tozudez está presente en casi todos los países. ¿Por qué son tan tozudos los venezolanos? La clase político-militar sabe cómo, cuándo, con qué contentar temporalmente al pueblo, por ello les da circo y éstos los mantienen en el poder. Muy similar en varios de nuestros países y el pueblo no protesta.

Esa tozudez se puede revertir en positivo, perdiendo el miedo. Enseñando a la juventud que, sí hay cómo, que hay que comprometerse, peleando en las calles juntos para hacer fuerza. Un estribillo de la canción Yo me quedo en Venezuela de Carlos Baute dice “No hay mal que dure mil años, ni cuerpo que lo resista, Yo me quedo en Venezuela…”

Al repasar la historia, Ecuador ha dado ejemplo del poder del pueblo para revertir una situación desastrosa. Saliendo a las calles todos a protestar por la corrupción y lograr corregir sin violencia. Otros países también lo han realizado. Pero la lucha es luchando, no huyendo. Luchando por sus ideales de justicia e igualdad, todos.

En ocasiones se pierde el miedo a la muerte por una convicción o por defender a la patria, como lo hicieron en su momento, Antonio José de Sucre y Simón Bolívar. Debemos leer la historia, debemos reflexionar sobre ella y comprender sus enseñanzas para nuestras sociedades, en el ahora. ¿Por qué no funcionó el sueño de Bolívar?

Desde la elección de Chávez (1998), Venezuela cayó en la trampa del socialismo revolucionario, polarizando a la sociedad de manera grave por sus consecuencias futuras. Han pasado veinte y seis años de ello y el país se sumerge en la pobreza extrema y la inseguridad total, sin alternativas ciertas de cambio y soluciones.

La corrupción, el sectarismo y el uso de la fuerza, han mantenido en el poder a un chofer de autobús, sin preparación alguna, claramente sustentado por las fuerzas armadas y la consolidación de una fuerza antiterrorismo, indolentes de la pobreza de su pueblo, pero prestos para su enriquecimiento personal.

Las cifras económicas y sociales del país son tan inciertas y desconfiables que no es posible realizar un análisis comparativo en el tiempo, para demostrar el gran deterioro de la economía bajo el poder de Chávez y Maduro. Lo que sí es cierto es que, han migrado casi ocho millones de ciudadanos unos con familias, otros sin familias y otros han ampliado su familia en los países que les han acogido, dando como resultado el rompimiento de la estabilidad social, familiar y económica. Todos sumidos en la pobreza o en su gran mayoría.

De esos ocho millones, 2.5 están en Colombia, 1.5 en Perú, y otros 2.0 entre USA, Chile, Brasil y Ecuador. Pero, no se registran migrantes en Nicaragua, Cuba, 5.000 en Paraguay, 16.000 en Bolivia y unos 100.000 en México. Es decir, de los ocho millones, seis buscan mejorar sus condiciones de bienestar.

¿Por qué han abandonado su país? En un intento de análisis cualitativo se puede incluir cinco razones principales, podría haber algunas más:

1)     Colapso de la economía, reducción del PIB en un 73% desde 2013;

2)     Pobreza, más del 75% de la población se encuentra en condiciones de pobreza (2020);

3)     Inestabilidad política y social, por la polarización de la sociedad, arma del poder;

4)     Inseguridad para quienes están en contra del gobierno;

5)     Búsqueda desenfrenada de mejoras en el bienestar.

Es inentendible que gobiernos con los recursos del petróleo y de la deuda, con el soporte de las fuerzas armadas, no hayan logrado promover la producción nacional y más vale que ésta haya caído tanto. Un país que a inicios del siglo pasado tenía las reservas de petróleo más grandes del mundo. ¿Cómo se explica? La única manera o la única respuesta clara es el despilfarro y el enriquecimiento ilícito del grupo de gobiernos y sus allegados, incluyendo los jefes de las fuerzas armadas que por eso los apoyaban. En ningún caso los recursos del gobierno llegaron a los vulnerables, se comieron todo. Muy similar al caso ecuatoriano, entre 2007 y 2021.

Hace 4 años, más del 75% de la población en Venezuela estaba bajo la línea de pobreza, sin empleo, sin solución ¿Cómo es posible? No les interesa el bienestar de su pueblo y éste se mantiene apático o con mucho miedo y por eso no reacciona.

La polarización de la sociedad es la estrategia de todos los socialistas revolucionarios, así los adeptos ayudan a controlar a los no adeptos. Pero si estas en contra y lo manifiestan públicamente, pero solo, te persiguen y ponen detrás de ti, todo el poderío de la fuerza pública revolucionaria, prácticamente te borran del mundo.

Entonces la lucha es luchando, pero no solo. Es la unión de todos los que sufren injusticias, desigualdades, falta de atención, que no pueden hacer oír su voz. Por ello no sacan nada protestando unos cuantos miles. Deben unirse todos. Edward R. Murrow dijo “Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que todos nosotros seamos sus cómplices”.

Esos casi ocho millones de ciudadanos de Venezuela deberían haber estado en las protestas previas, figurativamente. Las familias de esos ocho millones debieron haberse levantado antes de las elecciones para apoyar el cambio. La oposición debe darles cabida, para seguir en la lucha por su país, por su familia, por ellos mismos, por su futuro. No caigan en el diálogo sordo, ni en el conversatorio mudo. Conviertan este momento en un torbellino vertiginoso de reacciones no violentas, pero que dejen oír la voz, dejen oír su voz en todo el mundo.

Vamos Venezuela, cuando se quiere se puede, el resto son excusas baratas, decía Paulo Cohello.

 

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