San Antonio (EE.UU.) (EFE).- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó este martes una nueva orden ejecutiva que busca limitar la cantidad de personas que pueden solicitar asilo en la frontera con México.
Aunque no es la primera vez que el Gobierno demócrata impone restricciones para disuadir la migración, la de hoy es la acción más drástica que Biden ha tomado en su Presidencia y hace eco de medidas usadas por el expresidente Donald Trump (2017-2021).
Las medidas restringen de manera temporal el acceso al asilo en la frontera sur; se activarán cuando el número de cruces irregulares supere una cifra concreta y se pausarán cuando disminuyan.
Cuando entren en vigor, las medidas permiten que las autoridades deporten a los países de origen o expulsen a México a las personas que crucen de manera irregular, a menos que prueben bajo unos estándares más estrictos que las están persiguiendo o tienen riesgo de tortura si las expulsan.
Las restricciones tendrán vigencia cuando se supere un promedio de 2.500 cruces irregulares diarios en la frontera por un periodo de siete días.
Los cruces diarios ya están por encima esa cifra, por lo que entrará en vigor “de inmediato”, según funcionarios en una llamada con reporteros.
La única manera de que se suspendan las restricciones es que el número de detenciones baje a 1.500 diarias durante 14 días.
Esta reducción es difícil de alcanzar, ya que una cifra tan baja de detenciones no se ha reportado desde julio de 2020, en plena pandemia.
“Una vez entre en vigor, esta prohibición podría mantenerse por un largo periodo de tiempo, teniendo en cuenta el alto número de personas que llegan a la frontera sur”, señaló Kennji Kizuka, experto en temas de asilo de la organización International Rescue Committee.
Para poder solicitar asilo en EE.UU. cuando la restricción esté en pie, una persona tiene que probar que existe una “probabilidad razonable” de que será perseguida o torturada si es enviada de vuelta su país de origen.
Según expertos legales consultados por EFE, esta condición es mucho más elevada que el actual y requiere que las personas muestren más pruebas ante las autoridades migratorias en la frontera, que son filtro inicial para iniciar un caso de asilo en EE.UU..
La orden, sin embargo, contempla excepciones y no aplica a los menores no acompañados, ni a las personas que pueden demostrar una emergencia médica grave, riesgo inminente a su vida o seguridad o que sean víctimas de tráfico humano.
La orden se basa en la sección 212(f) de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1965 que otorga al presidente la autoridad de prohibir la entrada a ciertos migrantes mediante decreto si se considera que su ingreso sería “perjudicial” para el interés nacional.
Trump invocó este artículo en varias ocasiones durante su mandato, incluyendo para prohibir la entrada de personas de países de mayoría musulmana. El Gobierno republicano fue sujeto de varias demandas por parte de organizaciones por el uso de este artículo.
Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que están ya “preparados” para cualquier disputa legal y la organización en defensa de los derechos humanos ACLU anunció ya que impugnará la orden en los tribunales.
Desde que en mayo de 2023 se levantó Título 42, una restricción que entró en vigor en la pandemia y permitía las expulsiones en caliente de migrantes a México, el Gobierno de Biden ha puesto en pie varias medidas para limitar quién puede pedir asilo en EE.UU. y deportar a un mayor número de personas.
Sin embargo, el efecto real que estas han tenido se ve limitado porque EE.UU. no tiene la capacidad para revisar rápidamente las solicitudes ni para deportar o detener a todas las personas que llegan a la frontera, según expertos que consultó EFE.
EE.UU. tiene actualmente un acuerdo con México para devolver a unos 30.000 migrantes al mes, pero solo los que son de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
“Simplemente, no hay tantos aviones” para llevar a cabo deportaciones, señaló a EFE Adam Isaacson, experto de la organización Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).
Lo que ha estado pasando hasta ahora es que las autoridades de EE.UU. permiten a esas personas entrar en el país mientras se procesa su solicitud de asilo en una corte.
Y así, pasan años hasta que tienen oportunidad de ir frente a un juez y saber cuál será su futuro, según explicó Aaron Reichlin-Melnick, analista del American Immigration Council. EFE
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