El Museo de la Mente, situado en el corazón del primer hospital de salud mental del Reino Unido, exhibe el arte de pacientes y profesionales como terapia, a la vez que reflexiona sobre las luces y sombras de la historia de la psiquiatría y la psicología.
La muestra de obras, dentro del Hospital Real de Bethlem, al sur de Londres, da un paso más allá de explorar el pasado del centro sanitario para recorrer las distintas etapas que marcan el tratamiento psiquiátrico, desde el ingreso hasta la mejoría.
Para el director de la colección, Colin Gale, quien consideró que, pese a los avances, la salud mental está aún estigmatizada, el objetivo de los trabajos expuestos es contribuir a concienciar a la población sobre este tipo de enfermedades.
«Creemos que todas estas cosas pueden ayudar a mejorar la salud mental a día de hoy y a plantearnos qué futuro queremos como sociedad para los servicios de salud mental», expuso a EFE.
El acceso gratuito al museo, que se encuentra en el interior de un complejo de salud mental parte del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, permite que el público asistente se acerque a una realidad caracterizada por los prejuicios, todavía en la actualidad.
De esta forma, como explicó Gale, se logra desestigmatizar este tipo de centros, que incluso en ocasiones son tratados como escenarios de películas de terror, lo que lleva a crear una idea errónea de los mismos en el imaginario colectivo.
Además, mediante la exposición del trabajo artístico de los pacientes, estos obtienen la voz y la visibilidad que necesitan para expresarse y ofrecer nuevos puntos de vista a las personas que no han padecido enfermedades de este tipo.
No obstante, el director del museo enfatizó que la salud mental no solo se reduce a quienes sufren al respecto, sino que afecta «al conjunto de la sociedad».
En Bethlem también se reconcilian el pasado y el presente de la profesión. Fundada en 1247 –aunque ha cambiado de ubicación en tres ocasiones–, la institución ha viajado a través de todos los períodos de la profesión.
Por ello, en el museo se pueden ver cadenas y otros elementos de restricción del movimiento asociados a las sombras del oficio, los cuales conviven con la muestra de la evolución de las técnicas y de los tratamientos.
Además, la visita apela al público mediante el planteamiento de conflictos morales a los que se enfrentan rutinariamente los profesionales de la salud mental, como decidir si permitir un fin de semana fuera de la institución a una persona que sufre de una grave depresión.
De esta manera, el museo acerca una realidad habitualmente alejada del día a día a la población y grupos escolares que acuden a visitarlo.
Esa es la razón del título de la nueva exhibición temporal de Charles Lutyens que se presentó esta semana, ‘Un mundo aparte’, y que permanecerá en una de las salas del complejo hasta el 31 de agosto.
«Somos conscientes de que esos entornos vitales que Charles retrata normalmente están escondidos, a veces deliberadamente, pero en otras ocasiones es más bien como si la gente sintiera que no quiere saber nada», planteó el director del museo.
La complejidad y la fragilidad de los seres humanos atraviesa las pinturas de Lutyens que se presentan en esta exposición, en la que también habla sobre sí mismo y de cómo gestionaba sus experiencias vitales, como señaló a EFE su hija Joanna Lutyens.
«Creo que trataba de reinterpretar y expresar las emociones de otras personas en su trabajo, pero obviamente a la vez se plasman muchas de las suyas propias», opinó, sobre una exposición con la que considera que cualquiera se puede sentir identificado. EFE
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