La canciller de Ecuador, Gabriela Sommerfeld, reiteró la disposición del Gobierno ecuatoriano a entablar un diálogo con México para recomponer las relaciones, rotas tras la irrupción policial a su embajada para detener al exvicepresidente Jorge Glas, al que el Gobierno mexicano había dado asilo.
Sommerfeld, durante una entrevista con EFE, insistió en el llamado al diálogo con México después del reciente triunfo electoral de Claudia Sheinbaum, que sucederá en la Presidencia a Andrés Manuel López Obrador.
El mandatario mexicano ha dicho públicamente que no ha buscado hasta ahora un acercamiento con Ecuador. Su Gobierno considera que Ecuador violó la soberanía de su embajada para capturar a Glas, sobre el que pesaba una orden judicial de detención.
«Nosotros siempre vemos el diálogo de forma positiva, con buenos ojos y apertura, sea con el presidente saliente o con la presidenta entrante. Ecuador siempre está abierto al diálogo», señaló Sommerfeld, quien apuntó que la ruptura de relaciones diplomáticas fue un acto unilateral de México.
Asimismo, aseguró que desde México partió la iniciativa para que Suiza ejerza de intermediario, una propuesta que Ecuador ha aceptado. Aunque Sommerfeld evitó calificarlo como un mediador y lo denominó «un canal de comunicación diplomática».
«Esto se puede resolver a través del diálogo. Si se quiere, con otras partes también, pero a través del diálogo, como nos han pedido varios países amigos», enfatizó Sommerfeld, que resaltó que las relaciones comerciales se mantienen.
No obstante, mencionó que, en sus declaraciones públicas, el Gobierno mexicano ha dicho hasta ahora que «no van a abrir este diálogo, sino que se va a resolver todo en la Corte de La Haya«.
«Ecuador ha respetado esa posición», sostuvo Sommerfeld. Remarcó que tanto México como Ecuador se han contrademandado en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) con acusaciones mutuas de haber transgredido estatutos internacionales.
Por un lado, México ha acusado a Ecuador de haber roto la inviolabilidad de las sedes diplomáticas. Mientras que Ecuador considera que México fue el primero en transgredir el derecho internacional al entrometerse en asuntos internos y abusar de la inmunidad diplomática.
Y lo acusa también de contravenir las normas de asilo diplomático, que impiden darlo a procesados por delitos comunes o condenados por tribunales ordinarios.
En el caso de Glas, que se declara un perseguido político, tiene dos condenas por corrupción y actualmente se encuentra procesado por presunto peculado.
Desde su detención, Glas está recluido en la cárcel de máxima seguridad, La Roca, en Guayaquil. México ha pedido que sea liberado y entregado para cumplir con el asilo otorgado.
«Somos optimistas de que en cualquier foro, sea un organismo multilateral, la Corte de La Haya o reuniones bilaterales, los dos países van a ser escuchados y va a haber justicia y equilibrio de por medio. Cada uno tiene su verdad y su posición. Es importante que haya justicia y equidad», expresó Sommerfeld.
La canciller afirmó que la crisis con México no comenzó con el asalto a la Embajada, sino «mucho antes, con varios incumplimientos desde diciembre por parte de la Embajada y del propio presidente de México».
Entre esos «incumplimientos» mencionó la consideración de Glas como «huésped» de la Embajada y las declaraciones de López Obrador en las que relacionó el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio con el triunfo final del empresario Daniel Noboa sobre Luisa González, la candidata del correísmo.
«¿Era correcto (hacer) esas declaraciones?», se preguntó Sommerfeld, quien recordó que el Gobierno de Noboa felicitó a Sheinbaum por su victoria, en un pronunciamiento sin cuestionamientos.
«Ya veníamos de una, digamos, no voluntad de cooperación por parte de México al negarse a todas nuestras solicitudes (de entregar a Glas), pero no se esperaba que se cuestione la legitimidad del Gobierno y se haga otro tipo de insinuaciones sobre un tema muy difícil y duro, trágico y triste, que enlutó a los ecuatorianos en las últimas elecciones«, apostilló.
«Es una serie de sucesos que van presionando al Ecuador a que tome decisiones que nunca se habían tomado», apuntó Sommerfeld, para quien la irrupción a la embajada fue una «respuesta extraordinaria a varias acciones difíciles que ponían al país en una mayor inestabilidad e inseguridad«.
Así, Sommerfeld destacó el reciente fallo judicial de un tribunal ecuatoriano que calificó de legal la detención de Glas, bajo el argumento de que se produjo en medio de un estado de excepción contra el crimen organizado donde estaba suspendido el derecho a la inviolabilidad del domicilio. (EFE)
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