La catedral de Notre Dame luce desde este viernes nuevamente su icónica cruz, la única pieza que sobrevivió al incendio, mientras se acerca su fecha de reapertura. En la última jornada, los parisinos vieron como las grúas maniobraban con ella y la devolvían a su lugar, uno de los hitos de los trabajos que llevan ya cinco años.
La cruz, de 12 metros de altura y un peso de 1,5 toneladas, fue colocada en el armazón del edificio tras una meticulosa restauración a cargo de unos herreros artísticos de Normandía.
El pasado septiembre ya se había anunciado la colocación de su simbólica aguja, aunque esta sí debió ser reconstruida dado que las llamas la destruyeron. Era uno de sus elementos más destacados y, por su relevancia, había sido reacondicionada por el arquitecto Eugene Viollet-le-Duc en el siglo XIX.
En total, unas 250 empresas y cientos de artesanos, arquitectos y especialistas participan del proyecto de restauración de este patrimonio de la humanidad y símbolo de la cristiandad, que el 15 de abril de 2019 quedó destruido por un incendio.
La primera etapa implicó la remoción de las toneladas de escombros -principalmente del techo y la aguja-, seguida de la descontaminación del interior. Tras esta inversión inicial de cerca de USD 155 millones comenzaron las tareas de restauración, que incluyó la limpieza de las paredes, vidrieras, bóvedas y decoraciones; la puesta a punto del órgano, cubierto de polvo, junto con el ensamble de sus 8.000 tubos y su afinación; la colocación de los tradicionales suelos a cuadros en blanco y negro; y la instalación de sus emblemáticas obras de arte. También, el proyecto contempla la creación de vitrales contemporáneos, que se fusionarán con los de rosetones medievales.
“Es verdaderamente maravilloso, todos los colores habían desaparecido completamente. Los estoy descubriendo ahora”, dijo el vicerrector de Notre Dame, Guillaume Normand, mientras Philippe Jost, presidente del organismo público a cargo de los trabajos, destacó que todo el proceso de mantiene “fiel a la arquitectura original”. “Nos apegamos a las formas desaparecidas de la catedral, los materiales y métodos de construcción” de la época medieval, agregó.
Por otro lado, la obra contempla la incorporación de un importante sistema antiincendios debajo del techo y en la aguja, que funciona gracias a sensores y un método de vaporización que detendrían inmediatamente la propagación de cualquier incendio. Asimismo, el techo se dividió en secciones para que las llamas no puedan extenderse por todo el lugar y se crearon accesos para que los bomberos puedan acceder a zonas altas a las que, antes, no podían hacerlo.
“Son innovaciones muy interesantes”, consideró Jost.
Desde febrero está en curso el proceso de retirada de los andamios que rodeaban algunas partes de la catedral, por lo que ya se puede ver en gran parte el edificio, uno de los objetivos del Gobierno de Emmanuel Macron de cara a los Juegos Olímpicos. En tanto, su inauguración está prevista para el 8 de diciembre. Al finalizar, el proyecto habrá costado más de USD 585 millones, proveniente principalmente de donaciones de gente de todo el mundo.
(Con información de AP)
Texto original de Infobae
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