El Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) no sólo se han aprovechado de Chiapas por su ubicación geográfica, indispensable para el tráfico de drogas y/o migrantes desde Sudamérica hacia México y Estados Unidos. De acuerdo con una reciente investigación, ambas organizaciones criminales también se benefician del elevado nivel de marginación estatal para unir a sus filas a jóvenes, a quienes les ofrecen llamativos “salarios” por convertirse en sicarios. Esto es lo que se sabe al respecto.
Durante los últimos meses, “la puerta del sureste mexicano”, como también es conocida, ha acaparado los focos de atención derivado de los múltiples hechos violentos de los que ha sido escenario, consecuencia de una guerra entre los dos grupos criminales más poderosos de México.
Y es que, aunque los cárteles de drogas suelen enfrentarse la mayor parte del tiempo por el control de entidades del norte, diversos factores estratégicos y geográficos han convertido a Chiapas en punto crucial dentro del narcotráfico en México.
Al respecto, el investigador Gerardo González, del Colegio de la Frontera Sur, explicó en entrevista con el periodista Ciro Gómez Leyva la existencia de dos “conflictos armados” entre ambos cárteles: uno para controlar la frontera y otro por los municipios.
Pero, ¿por qué se ha incrementado la violencia en esta región durante los últimos meses?
Reclutamiento, causa de la violencia en Chiapas
De acuerdo con el experto y diversos análisis, el CDS y el CJNG actualmente disputan por el control territorial de Chiapas por los beneficios que otorga esta región.
Una de las razones principales es que Chiapas colinda al sureste con Guatemala, lo que facilita el acceso directo a rutas de tránsito internacional de estupefacientes provenientes de Sudamérica. Los cárteles han aprovechado este factor para ingresar cocaína y otras drogas al territorio mexicano a través de esta frontera. Posteriormente, distribuyen el narcótico tanto en el mercado local como en Estados Unidos, uno de los principales destinos del narcotráfico.
Otra causa es la vasta extensión de selvas y áreas rurales de difícil acceso que proporciona a los cárteles un área ideal para operar con relativa impunidad. Estas zonas remotas y con poca presencia gubernamental facilitan el cultivo de amapola y marihuana, así como la instalación de laboratorios clandestinos para la producción de drogas sintéticas.
A causa de ello y otras razones, ambos cárteles han hecho lo posible por aumentar la presencia de miembros de su organización en el territorio, por lo que han recurrido a una técnica ya conocida: el reclutamiento voluntario o forzado de habitantes de la zona.
En el primer caso, González reveló en un espacio de Radio Fórmula que los cárteles suelen ofrecer hasta 30 mil pesos mensuales a los jóvenes que se unan a sus filas de manera voluntaria; un aproximado de mil 800 dólares con el tipo de cambio actual.
“Estamos hablando de un fenómeno que tiene una raíz social, política y económica; estamos viendo algo que no se había visto en otras partes del país”, señaló.
Sin embargo, el investigador también refirió la existencia del reclutamiento forzado, práctica en la que los jóvenes se unen al crimen organizado no por decisión propia, sino por miedo o amenazas en contra suya o de su familia.
Masacre de Chicomuselo, reflejo de la violencia en Chiapas
Un ejemplo de la magnitud de la problemática que Chiapas atraviesa actualmente es lo ocurrido en la comunidad de Nueva Morelia, municipio de Chicomuselo, en donde 11 personas perdieron la vida.
De acuerdo con la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, los hechos ocurrieron el 12 de mayo, cuando presuntos miembros de ‘El Maíz’, una facción del cártel de las cuatro letras, ingresaron a la comunidad a las 17:30 horas y agredieron directamente a varias personas.
Según revelaron las autoridades eclesiásticas, las víctimas resistieron por mucho tiempo a la violencia de los grupos criminales, así como también a constantes amenazas y agresiones.
Sin embargo, su negativa a brindar apoyo a la organización liderada por Nemesio Oseguera Cervantes, alias ‘El Mencho’, ocasionó que miembros ingresaran a la comunidad con drones y explosivos, privándolos de la vida. Del total de las 11 víctimas mortales, cinco fueron mujeres y seis hombres. Entre ellas se encontraban dos catequistas y cinco miembros más de su familia.
Cabe destacar que el elevado nivel de marginación y las limitadas oportunidades económicas en muchas comunidades de Chiapas también juegan un rol importante.
Los cárteles se aprovechan de esta situación para reclutar mano de obra a bajos costos, ofreciendo dinero y otras recompensas a locales para participar en diversas actividades ilícitas, desde el cultivo hasta el transporte de drogas.
Texto original de Infobae
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