El Sol está atravesando un máximo período activo que genera las tormentas solares más grandes en los últimos 20 años.
Es que nuestra estrella está llegando al pico máximo de su período activo, dentro de su ciclo solar de 11 años, lo que ha generado espectaculares auroras en los primeros días de este mes en los cielos de muchas latitudes, no solamente en los polos, producto de la masa coronal eyectada y que ha golpeado a nuestro planeta.
Las tormentas solares comienzan en las manchas solares, áreas más frías y oscuras en la superficie del Sol, donde los campos magnéticos son particularmente fuertes y retorcidos. Cuando estos campos magnéticos se reorganizan o se cruzan, liberan energía en forma de erupciones solares.
Los gases y plasma que son eyectados en las erupciones del Sol es energía expulsada en partículas solares y radiación al espacio, creando lo que se conoce como eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en inglés). Dichas eyecciones generan alteraciones en el campo magnético de los planetas, como la Tierra, y se conocen como “tormentas solares o geomagnéticas”.
Esas partículas que interactúan con los gases en nuestra atmósfera generan muestras hermosas de la luz en el cielo, es decir, las auroras. El oxígeno emite luz verde y roja, por eso se ven algunas de ese color, mientras que el nitrógeno brilla intensamente azul y púrpura, y, por lo tanto, también se aprecia esa paleta de colores en la atmósfera.
Las partículas solares llegaron a la Tierra el 10 de mayo y crearon una tormenta geomagnética de larga duración, alcanzando una clasificación de G5, el nivel más alto visto desde 2003. Además, el 14 de mayo, el Sol emitió una erupción solar de clase X8.7, la más grande del ciclo solar 25. Estas perturbaciones geomagnéticas pueden afectar las redes eléctricas, los satélites y los sistemas de navegación, como también alterar el comportamiento de los animales.
Pero la última gran tormenta solar no solo iluminó el cielo con brillantes e inusuales auroras durante la segunda semana de mayo. La misma fue tan intensa que se pudo registrar en las aguas profundas del océano. Es que las brújulas magnéticas de los observatorios submarinos de Ocean Networks Canadá (ONC) registraron una distorsión temporal del campo magnético de la Tierra.
Según datos de la ONC, la intensa actividad solar impactó en las profundidades marinas de hasta 2,7 kilómetros. El cambio magnético más significativo se detectó en el sitio submarino del Pasaje Folger, frente a la costa de Vancouver. En este lugar, la dirección de la brújula se movió dentro de un rango de +30 a -30 grados a una profundidad de 25 metros.
Lo primero que pensaron los expertos que miden estas fluctuaciones son los terremotos submarinos. “Examiné si era potencialmente un terremoto, pero eso no tenía mucho sentido porque los cambios en los datos duraron demasiado tiempo y simultáneamente en diferentes lugares. Entonces, investigué si era una llamarada solar, ya que el sol ha estado activo recientemente”, explicó Alex Slonimer, especialista en datos científicos de ONC.
Cuándo será la próxima gran tormenta solar
Los astrónomos y astrofísicos creen que el máximo solar, el punto de mayor actividad de este ciclo, llegará en algún momento de este mismo año o el siguiente.
Y si bien advierten que es imposible saber cuándo ocurrirá la próxima gran tormenta geomagnética solar, afirman que en épocas de calma, la superficie del Sol aparece uniforme y casi sin manchas. Pero cuando la misma presenta múltiples manchas solares, la actividad se incrementa y es allí donde se producen más eyecciones de partículas.
Es que las manchas solares son zonas más frías que emergen a la superficie del Sol como burbujas en el agua hirviendo. La presencia de las mismas genera alteraciones en el campo magnético, que se retuerce sobre ellas formando vistosos arcos. Cuando esos arcos se rompen, provocan violentas erupciones, o ‘latigazos’ magnéticos que lanzan al espacio enormes cantidades de material solar conocidas como ‘Eyección de masa coronal’.
Los expertos afirman que el punto máximo de actividad de este ciclo solar (el número 25), está ya muy cerca, y es muy posible que las mayores tormentas estén por ser vistas en los próximos meses.
Otro punto de observación de estas manchas solares se da con la sonda Solar Orbiter de la NASA y la Agencia Espacial Europea, que se encuentra ahora casi detrás del Sol. La sonda podrá registrar la actividad de la gran mancha en la región activa 3664 que ahora está en la cara oculta de nuestra estrella, dado que el Sol cumple una rotación cada 27 días y ese campo de manchas desaparecerá en los próximos días de nuestra vista desde la Tierra.
También la sonda Solar Parker, de la NASA, va a facilitar más información de este evento solar, aunque por un tema de distancia y comunicación, tardará mucho tiempo que esa información nos llegue a las antenas terrestres.
Los astrónomos afirman que a medida que el ciclo solar avanza, las manchas tienden a aparecer más cerca del ecuador solar. Y eso genera un aumento de las posibilidades de que las eyecciones de masa coronal se dirijan directamente hacia la Tierra en lugar de al espacio.
“Los próximos dos años serán el pico del ciclo solar de 11 años. Después de una década de relativa inactividad, es probable que los eventos de auroras como el fin de semana pasado se vuelvan más frecuentes en los próximos dos años, aunque la variabilidad solar hace imposible la predicción precisa de tales eventos”, sostuvo Justin Albert, profesor de física del departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Victoria.
La mayor tormenta solar registrada en tiempos históricos, el evento Carrington, que en 1859 inyectó tanta energía en la atmósfera que las oficinas de telégrafos (el mayor sistema eléctrico de la época) se incendiaron de forma espontánea.
Texto original de Infobae
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