Las emociones son parte de la vida cotidiana, dado que se trata de alarmas, disparadores e información interna que responden a un contexto. En ese sentido, es importante registrarlas, identificarlas e incluirlas en la toma de decisiones, para poder resolver problemas y avanzar de manera adaptativa.
La Terapia Dialéctico Comportamental (DBT en su sigla en inglés) es un tipo de terapia cognitivo conductual desarrollada para ayudar aquellas personas que presenten dificultades en la regulación de sus estados emocionales.
En función de conceptos extraídos a partir del modelo de terapia mencionado, se pueden identificar dos grandes grupos de problemas con las emociones: la falta de control y el sobrecontrol.
“Las emociones, si bien son las mejores aliadas en la supervivencia y adaptación, para algunas personas pueden resultar más sufribles, pesadas y difíciles de procesar. Es en esta intensidad, no elegida por la persona sino desarrollada en el tiempo por varios factores, cuando cada uno intenta lidiar con ello de la mejor manera posible y tal como el contexto le ha enseñado”, explica el licenciado Ignacio Enríquez, integrante del Departamento de Psicoterapia Cognitiva de INECO.
“Algunas personas se inclinan por expresar abiertamente estados emocionales, como un medio para poder abordar el contexto, y en algunas ocasiones ese tipo de descargos les resulta exitoso para poder superar las adversidades. Este hecho se vincula con la tendencia de la falta de control de emociones, dando lugar a una personalidad que cultiva y sostiene este tipo de respuestas adaptativas”, agrega el profesional.
En línea con ello, el licenciado Enríquez afirma que existe también una tendencia de sobrecontrol de las emociones. Se trata de un medio parecido al de abordar el contexto, pero a través del cual en lugar de expresar abiertamente las emociones en su intensidad, las personas las contienen como una gran represa, y se esfuerzan por desarrollar respuestas más racionales y adaptativas al medio, alejándose y “anestesiando” la emoción intensa a su manera. Se desarrolla, de ese modo, una personalidad con la tendencia a cultivar y sostener este otro tipo de respuestas adaptativas, en contraste con el ejemplo mencionado anteriormente.
En ese sentido, se podría decir que el control y el sobrecontrol son cara de la misma moneda, dado que ninguna termina dando respuestas cuidadas y sanas para la persona, aunque la misma sienta que es lo mejor que puede hacer y lo mejor que pudo aprender, en distintas etapas vitales.
A continuación, el profesional de INECO, presentará una serie de recomendaciones que ponen en relevancia diferentes factores, a partir de conceptos extraídos de una rama de la terapia DBT, llamada RO DBT por sus siglas en inglés (Terapia Dialéctico Comportamental Radicalmente Abierta). La misma, a pesar de tener algunas coincidencias con la terapia DBT estándar, pone el foco en algunos conceptos clave que hacen al trabajo terapéutico del sobrecontrol: el registro emocional y la señalización social.
Para ello, es importante explicar que el registro emocional es la práctica a través de la cual se etiqueta e identifica qué emoción rodea a las personas y cómo la misma está involucrada en la cadena de eventos de la actualidad. A su vez, la señalización social es la práctica de aprender a compartir las experiencias internas con terceros para, tal como dice su propio nombre, enviar “señales pertinentes” para que los demás puedan entender mejor lo que se siente y se pueda conectar de una mejor manera con otros, no queriendo controlar solo lo que se siente.
En caso de sentirse identificado con una tendencia al sobrecontrol, lo ideal es comenzar a registrar “conductas problema de sobrecontrol”, es decir, el control no deseado por uno, el cual en lugar de generar soluciones y respuestas, causa más problemas y aleja a las personas de lo que quieren.
El control no es necesariamente una mala palabra, dado que se necesita de gestión para lograr los objetivos, pero sí es importante realizar este listado al estilo de “registro” para poder detectar cuándo hay conductas vinculadas con el sobrecontrol, en pos de registrar qué emociones se tenía en ese momento y cómo se actuó en consecuencia.
Las personas con sobrecontrol suelen actuar de ese modo consigo mismas, presentando dificultad para poder dar un paso al costado, ya que consideran que necesitan quedarse “en ese lugar” antes que actuar y resolver rápidamente, porque sino se sienten incómodos, irritables, tristes y/o vacíos.
En esos casos, como respuesta, se tiene la tendencia de darse a uno mismo demasiado apoyo o, en contraposición, criticarse por la menor dificultad o error que se tenga.
En ese sentido, se debe comprender que estas son ideas y emociones que justamente vuelven complejo el hecho de poder distanciarse de tener una conducta de sobrecontrol. Por ese motivo, es importante detenerse y darse tiempo a reaccionar, tratando de evitar tomar decisiones que lleven a extremos.
En caso de que se haya logrado detectar cuál es la “conducta de sobrecontrol problemática”, y la persona consiga detenerse antes de justificar y racionalizar el hecho, o soltarlo por completo, el siguiente paso sería consultarse acerca de qué es lo importante para sí mismo en esa situación. Es decir, no se debe olvidar que en estos casos se está teniendo en cuenta tanto el contexto y la conducta propia, como también aquello que resulta valioso.
Por ejemplo; si uno se pelea con un amigo o tiene un distanciamiento con el mismo, preguntarse acerca de si es importante sostener el vínculo; o si se tiene una discusión con un jefe, repensar si lo importante es continuar en ese trabajo. Es recomendable en esas situaciones respirar hondo, en un espacio tranquilo, para poder encontrar una respuesta “sabia”.
Un punto clave para lidiar con el sobrecontrol es expresar y compartir con un tercero los sentimientos propios y los pensamientos que se tienen. Esto no necesariamente tiene que ser con alguien que conocemos ni tampoco debe ser sí o sí sobre un sentimiento en particular.
El ejercicio de conectar con el interior es una manera de no usar el sobrecontrol como único medio para lidiar con las emociones. Conectarse, y ser parte de una comunidad al estar en contacto con terceros, da lugar a otras posibilidades.
Este ejercicio se conecta con la primera recomendación que se ha mencionado. Tras haber realizado la lista de conductas de sobrecontrol problemáticas, y haber registrado lo valioso/importante de ello, lo ideal sería preguntarse cómo puede ser abordado de una forma flexible y realista.
A veces se asocia la flexibilidad con “soltar” o “hacer lo opuesto”, pero lo esencial del concepto es no automatizar respuestas, sino hacerlas a conciencia y dirigidas a lo valioso. Ese acto, en sí mismo, tendrá flexibilidad y exigirá respuestas al contexto fuera del “libreto de control”.
Para concluir, el licenciado Enríquez agrega: “Existen diversas cuestiones personales que seguramente no puedan ser abordadas en su totalidad por las distintas recomendaciones brindadas a lo largo de esta publicación. El lugar y proceso de cambio adecuado, en torno a la salud mental, se encontrará en un espacio de terapia, con un profesional que pueda realizar una apreciación clínica y llevar adelante las intervenciones necesarias según el caso particular en cuestión”.
Texto original de Infobae
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