Cerca de 200 operaciones antiterroristas han sido efectuadas por la Policía y las Fuerzas Armadas de Ecuador desde que el 9 de enero el presidente, Daniel Noboa, declarase el «conflicto armado interno» contra el crimen organizado, a cuyas bandas, dedicadas principalmente al narcotráfico, pasó a considerar como grupos terroristas.
El número de detenidos en estos 54 días de estado de excepción alcanzó los 11.349 en el último balance diario publicado el sábado por el Gobierno de Ecuador, de los que 280 fueron capturados acusados de «terrorismo», mientras que el mismo reporte señala que se han decomisado más de 64 toneladas de drogas.
Hasta ahora las fuerzas de seguridad han ejecutado un total de 139.309 operaciones conjuntas (más de 2.600 cada día), 193 de ellas contra bandas criminales denominadas ahora por las autoridades como grupos terroristas.
Además, se han incautado 3.371 armas de fuego, más de 24.200 explosivos, más de 228.000 balas, 1.424 cargadores de balas y cerca de 4.500 armas blancas.
Durante el estado de excepción las fuerzas del orden han abatido a doce personas a las que han identificado como presuntos terroristas; han fallecido tres miembros de la Policía y no se han registrado bajas en las filas castrenses.
Los agentes también han decomisado a la delincuencia 979 vehículos, 1.255 motocicletas y 28 embarcaciones, entre ellas un semisumergible para transportar droga; más de 4.800 teléfonos móviles y otros equipos de comunicación y unos 294.000 dólares en efectivo.
En la estadística se mantiene la cifra de 34 reos recapturados, de los casi 90 que se fugaron de las cárceles donde, a comienzos de año, ocurrieron varios motines de reclusos con 200 rehenes entre guardias y policías que lograron ser liberados.
Tras declarar el «conflicto armado interno», el Gobierno del presidente Daniel Noboa identificó a al menos 22 grupos del crimen organizado transnacional «como organizaciones terroristas» y «actores no estatales beligerantes».
Al señalar a esos grupos como beligerantes, el mandatario abrió una puerta legal para que las Fuerzas Armadas junto con la Policía actúen con todos sus recursos para neutralizarlos.
La espiral de violencia en Ecuador se desató cuando el Gobierno se disponía a aplicar su política de «mano dura» para recuperar el control de las prisiones, muchas de ellas dominadas internamente por grupos de delincuentes, cuyas rivalidades dejaron más de 450 presos asesinados desde 2020 en una serie de masacres carcelarias.
Esa violencia carcelaria saltó también a las calles hasta convertir a Ecuador en uno de los países más violentos, con 45 homicidios intencionales por cada 100.000 habitantes en 2023. EFE
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