El exadministrador de la fortuna de Alberto II de Mónaco atribuye a la familia Grimaldi la titularidad de cuentas en paraísos fiscales y expone irregularidades en los contratos con sus empleados, caprichos a precio de oro y un tren de vida desmesurado en revelaciones que publicaron medios franceses.
Le Monde y Libération publican extractos de la contabilidad que durante 22 años llevó Claude Palmero, hasta que en junio pasado fue destituido y acusado de fraude por la familia Grimaldi, que le reprocha también haber pretendido hacerse con su patrimonio.
El propio Alberto II envió un mensaje a Le Monde en el que rechaza esas informaciones y acusa a Palmero de deslealtad.
Discreto y desconocido para la mayoría, Palmero, de 67 años, fue expulsado del Palacio, pero se llevó consigo algunos cuadernos en los que anotaba los faraónicos gastos que el príncipe Alberto autorizaba para toda la familia, incluidos los hijos que tuvo fuera de su matrimonio o la familia de su esposa, Charlène Wittstock.
Los extractos publicados por Le Monde dejan al descubierto las rencillas internas entre los Grimaldi. Palmero sucedió a su padre en el puesto de administrador todavía en tiempos de Rainero III, padre del actual soberano.
Según Le Monde, Rainiero no quería que fuera Alberto quien accediera al trono y encargó informes para que la sucesión recayera en Carolina.
Más recientemente, Palmero maniobró para evitar que Charlène no fuera elegida regente en caso de fallecimiento del actual príncipe antes de la mayoría de edad de Jacques, el mayor de los gemelos, algo que ocurrirá en 2030.
Las notas del contable indican que existe animadversión de las dos hermanas del príncipe, Carolina y Estefanía, hacia Charlène, que por su parte no soporta a Nicole Coste, madre de uno de los hijos fuera del matrimonio reconocido por Alberto.
Las fronteras entre el presupuesto personal del príncipe, su dotación oficial y el patrimonio del Principado se difuminan para pagar los lujos de la familia, según las revelaciones. El propio Palmero pone a su nombre bienes adquiridos para evitar pagos de impuestos o que unos se enteren de los caprichos de otros.
El contable también alertó del trabajo ilegal de algunos de los asistentes de la familia y se asegura que el soberano autorizaba gastos que el Palacio quería evitar que fueran conocidos de la población para no crear escándalo sobre su tren de vida.
Motivo por el cual el príncipe, a la cabeza de un Estado investigado por el Consejo de Europa por su falta de transparencia fiscal, tenía 258 millones de euros en cuentas en paraísos fiscales. En concreto, en bancos de Panamá y de otros países, según Libération.
Palmero asegura que esas «estructuras» -en referencia a las cuentas en paraísos fiscales- son anteriores a su llegada al puesto y los abogados de los Grimaldi le acusan de no haberlas puesto fin a su llegada al cargo.
Alberto II hace hincapié a Le Monde que los hechos están en manos de la justicia y justifica el despido de Palmero por la «ruptura de la confianza».
El príncipe reprocha a su ahora ex contable haberle ocultado el estado real de sus finanzas y asegura que la auditoría que han encargado tras su salida «ha revelado una situación catastrófica».
«El señor Palmero puso a su nombre la totalidad de los bienes de la familia», indica el soberano, que precisa que han necesitado «numerosos meses de procedimientos judiciales» para recuperarlo. EFE
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