“A los niños generalmente los arrestan en sus casas. Decenas de militares asaltan en mitad de la noche la vivienda, a veces rompiendo la puerta, preguntan por el niño y entran al mismo dormitorio del menor con los fusiles a despertarlo para llevárselo”.
Así describe el abogado Khaled Quzmar gran parte de las detenciones de menores palestinos que la organización que dirige, Defense of Children International – Palestine (DCIP), ha podido documentar.
Tras la detención, dice Quzmar a BBC Mundo, los niños son llevados a centros de interrogatorio, donde no están acompañados de familiares ni de abogados.
“Allí son sometidos a tortura psicológica y a veces también física y donde muchos acaban confesando bajo presión delitos que no han cometido”, denuncia este especialista palestino en derecho humanitario.
Pero el Servicio Penitenciario de Israel (IPS, por sus siglas en inglés) afirmó a BBC Mundo que “no están al tanto” de esas denuncias, y que los prisioneros y detenidos “tienen derecho a presentar una denuncia que será examinada exhaustivamente por las autoridades oficiales”.
Aunque la situación de menores palestinos ha sido objeto de estudio y de preocupación de varias organizaciones internacionales, como Save the Children o la propia UNRWA (agencia de Naciones Unidas para los palestinos).
Según un informe de Save the Children, estos menores sufren “abusos físicos y emocionales”.
Cuatro de cada cinco (un 86%) aseguran haber sido golpeados, un 69% denunciaron haber sido desnudados para ser registrados y casi la mitad, el 42%, fueron heridos en el momento de la detención, algunos de bala y otros acabaron con huesos rotos, de acuerdo con la investigación de la ONG publicada el pasado mes de julio.
Como Cisjordania y Jerusalén Este se encuentran bajo ocupación israelí y la jurisdicción de su ejército, los palestinos que son arrestados en estos territorios son sometidos a juicios militares, incluidos los niños.
Según Save the Children, los palestinos son los únicos niños del mundo que son “procesados sistemáticamente por tribunales militares”. La organización estima que, en los últimos 20 años, unos 10.000 menores palestinos han sido recluidos en el Sistema de detención militar israelí.
El establecimiento de estos tribunales militares, según afirmó el ejército israelí a BBC Mundo, “está reconocido por la Cuarta Convención de Ginebra y su funcionamiento cumple con todas las obligaciones pertinentes en virtud del derecho internacional”.
De acuerdo con esta legislación, que está regulada, entre otras, por la “Orden sobre disposiciones de seguridad” (Orden Militar 1651), los niños de hasta 12 años pueden ser juzgados y encarcelados. En Israel, la edad mínima de responsabilidad penal también es de 12 años.
Sin embargo, Khaled Quzmar denuncia que la legislación militar israelí permite arrestar a palestinos de cualquier edad. DCIP asegura que ha registrado casos de niños de hasta 6 años que han sido detenidos y liberados al cabo de 5 o 6 horas.
Uno de los que fue retenido por unas pocas horas e interrogado fue Karim Ghawanmeh, de 12 años, detenido por soldados israelíes en su casa del campamento de refugiados de Jalazone, en Cisjordania.
El periodista del servicio en árabe de la BBC, Muhannad Tutunji, se encontraba en casa del chico cuando su madre recibió una llamada del niño desde la sala de interrogatorio a la que le llevaron.
Karim no pudo estar acompañado de sus padres durante ese tiempo y le permitieron hablar menos de un minuto por teléfono.
Estuvo retenido durante siete horas sin cargos.
Un video en el que salía jugando con un arma, que Karim asegura que encontraron en una bolsa bajo un árbol y que luego entregaron a la policía, provocó la detención.
Durante el arresto, Karim asegura que fue maltratado, abofeteado y golpeado, según dijo al periodista de la BBC.
También afirmó que le obligaron a ver imágenes de cómo dos niños palestinos morían por disparos del ejército israelí esta semana, videos que han generado una gran conmoción entre los palestinos. Si alguna vez tiraba piedras, asegura que le dijeron los soldados, correría la misma suerte.
Según dijo el ejército israelí a BBC Mundo, “el interrogatorio de menores se lleva a cabo con cuidadosa consideración y teniendo en cuenta sus derechos, entre ellos el de permanecer en silencio y el de consultar a un abogado”.
Al haber cumplido los 12 años, Karim ya no es considerado por la justicia militar como un niño sino como un “joven”. De los 14 a los 16, los menores ya son “adultos jóvenes”.
Quzmar explica que si el día de la sentencia, el niño no ha cumplido aún los 14 años, la pena máxima a la que puede ser condenado es de un año de prisión. Esto siempre y cuando el delito por el que se le condena pueda ser penado con un máximo de 5 años de cárcel.
Pero si se trata de un delito que lleva aparejadas penas mayores, entonces puede ser sentenciado hasta 20 años.
A partir de los 14 años, la pena puede ser la cadena perpetua.
Lanzar piedras, que es uno de los delitos más frecuentes por los que son detenidos los menores palestinos -según grupos de derechos humanos como DCIP, Addameer, o B’Tselem-, está castigado con penas de entre 10 y 20 años, según a quién se dirija la piedra.
El servicio de prisiones de Israel dijo a BBC Mundo que los menores bajo su custodia han sido encarcelados “según órdenes judiciales, tras ser acusados de delitos graves de diversa índole, entre ellos tentativa de homicidio, agresión y lanzamiento de explosivos”, según dijo el servicio de prisiones a BBC Mundo.
Uno de los casos más conocidos, que ha sido denunciado por numerosas organizaciones de derechos humanos, es el de Ahmed Manasra, que fue detenido cuando tenía 13 años, acusado de intentar apuñalar a dos personas en un asentamiento. Finalmente se probó que fue su primo y no él quién cometió el ataque, pero Manasra lleva 8 años encarcelado.
“A pesar de que los tribunales concluyeron que no había participado en estos hechos, fue declarado culpable de intento de asesinato”, denuncia Amnistía Internacional. En su encierro Manasra desarrolló trastornos psiquiátricos graves y, a pesar de ello, lleva dos años en régimen de aislamiento.
Como ocurre con los adultos, muchos niños arrestados por el ejército israelí se encuentran bajo detención administrativa, sin que se les impute formalmente ningún delito.
Así pueden pasar meses, como es el caso de Iham Nahala, que fue liberado en el intercambio por los rehenes tras pasar 14 meses encarcelado sin que se presentaran cargos en su contra.
Nahala fue uno de los 169 menores liberados en la última tregua entre Israel y Hamás que permitió el intercambio de prisioneros palestinos por rehenes israelíes y de otras nacionalidades capturados por la organización armada el 7 de octubre.
En 2022, la UNRWA denunciaba el caso de otro chico, Amal Muamar Nakhleh, que padece una enfermedad autoinmune rara, y que llevaba un año en detención administrativa sin cargos.
“El acceso para visitar a Amal en prisión y recibir información actualizada sobre su estado de salud sigue siendo muy limitado”, señalaba el organismo.
El acceso de las familias a los menores una vez son detenidos está muy restringido, denuncian las organizaciones de derechos humanos.
Save the Children asegura que entre las medidas que imponen las autoridades israelíes a los niños palestinos está el negar el acceso a la representación legal y a ver a sus familias.
Israel aseguró a BBC Mundo que “todos los organismos encargados de hacer cumplir la ley en la región de Judea y Samaria (como las autoridades israelíes denominan el territorio ocupado de Cisjordania) trabajan para proteger los derechos de los menores en todos los procedimientos administrativos y penales, incluido el cumplimiento de las obligaciones relativas al arresto, la investigación, el procesamiento y la sentencia de los menores”.
En un informe de 2013, Unicef concluyó que el maltrato al que eran sometidos los niños en detención militar israelí era “generalizado, sistemático e institucionalizado durante todo el proceso, desde el momento de la detención hasta el procesamiento del niño y eventual condena y sentencia”. Desde entonces, el organismo ha mantenido un diálogo con las autoridades israelíes para intentar mejorar la situación.
La detención militar también deja secuelas psicológicas en los niños, denuncian las organizaciones de derechos humanos.
Cerca de la mitad de los que son arrestados dijeron a Save the Children que no habían podido volver a su vida normal una vez fueron liberados, según su informe de 2020 Defenceless (Indefensos).
El adolescente Mohammed Nazzal, de 18 años, que fue liberado gracias al acuerdo entre Israel y Hamás después de más de tres meses de detención administrativa, sufrió , según relató a la reportera de la BBC Lucy Williamson, maltrato físico durante su encarcelamiento, del que ha salido con las dos manos rotas.
Pero los daños van más allá…
“Este no es el Mohammed que conocíamos”, lamentó su hermano Mutaz.
“Ahora su corazón está roto y lleno de miedo”, concluyó.
*Con información adicional de Muhannad Tutunji y Lucy Williamson.
Texto original publicado en BBC Mundo
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