Lidia escuchó con asombro lo que sus vecinos en el sector de La Alborada, en el norte de Guayaquil (Guayas), comentaban: A un vecino dueño de una tienda, unos hombres le lanzaron una bomba a su casa, porque no había cedido a una extorsión.
Según datos de la Fiscalía General del Estado, en el país se reportaron 19.523 denuncias por extorsiones a dueños de negocios entre 2022 y agosto de 2023.
El 30,4% de los casos se reportó en Guayas.
Solo entre enero y agosto de 2023, la Fiscalía recibió 3.887 denuncias por extorsiones de este tipo en Guayas. Se trata de un aumento de 88% frente a las 2.066 denuncias reportadas en los doce meses de 2022 por este delito.
Esas 3.887 denuncias equivalen al 7,6% de las personas naturales y jurídicas que tienen un Registro Únicos de Contribuyente (RUC) en Guayas.
Tras el atentado contra su vecino, Lidia sintió pena, pero sobre todo miedo de que le toque vivir algo parecido.
Sin embargo, siguió atendiendo en su papelería, ubicada a pocas cuadras de donde ocurrió el atentado con una bomba.
El “papelito” de la extorsión
El modus operandi de la mayoría de extorsionadores es entregar un papel de amenaza en los locales, demandando una cuota diaria, semanal o mensual, según el tipo de local.
Por ejemplo, en el centro sur de Guayaquil, a una comerciante que vendía frutas y legumbres le exigían USD 100 diarios. Tuvo que cerrar.
Otros vecinos dueños de otros establecimientos en la Alborada, ya habían recibido el temido “papelito”, dice Lidia.
En esta zona, los extorsionadores exigían USD 300 al mes.
“¿Me tocará también?”, se preguntaba. Hacía ocho meses que ella y su esposo habían comenzado este emprendimiento. No querían que el esfuerzo se esfume.
“Un día llegó un hombre con dos niños. Fue todo tan raro, el tipo se quedó un buen rato en el local, miraba todo y comenzó a hacerme preguntas”, recuerda.
Una de las preguntas le heló la sangre. El hombre intentó conocer a cuánto ascendían las ventas diarias de Lidia.
“Ahí me di cuenta, era uno de estos pillos. En los otros locales también habían hecho eso, primero averiguan cuánto gana uno, para según eso pedir la plata”, explica.
Por eso, ese mismo día habló con su esposo y decidieron cerrar la papelería, a finales de 2022.
En 2023 abrieron un negocio más modesto, venden sándwiches en un pequeño puesto dentro de plaza comercial en la vía a Salitre.
Pero hace unos días Lidia volvió a sentir incertidumbre. Un hombre armado llegó a comer a la plaza comercial.
“Tener un negocio en Guayaquil es vivir con miedo, pero seguir luchado”, dice Lidia.
Lourdes, que vende ropa en un local de la Bahía, en el centro de Guayaquil evita a toda costa hablar sobre los extorsionadores porque ella no quiere dejar esta actividad a la que se dedica hace 30 años.
“Siempre ha habido delincuencia en la Bahía, pero nunca como ahora”, dice.
En esta zona hay hombres que dejan papeles exigiendo dinero a los dueños de locales, reconoce, pero sobre todo, en las importadoras más grandes de esta zona.
“Eso de las vacunas aquí ya hay hace tiempo, pero es muy peligroso para nosotros hablar o quejarnos, corre riesgo nuestra vida”, reconoce.
Pichincha y El Oro también lideran la lista
La ola de extorsiones también ha crecido en Pichincha y sobre todo en Quito, la capital del país.
Aquí la Fiscalía recibió 1.431 denuncias por extorsiones a establecimientos comerciales durante todo 2022. Pero ahora ya van 1.900 denuncias solo entre enero y agosto de 2023.
Carlos Castellanos, coordinador de la Confederación Unitaria de Comerciantes Minoristas y Trabajadores Autónomos de Quito (Cucomitae) dice que, de este gremio que agrupaba a 3.500 personas, alrededor de 600 comerciantes dejaron sus actividades por el aumento de la delincuencia en lo que va 2023.
Los extorsionadores utilizan métodos de amedrentamiento como mostrar fotos de los hijos de los comerciantes junto con los papeles de amenazas, relata Castellanos.
También atacan o impiden a los comerciantes autónomos ocupar sus espacios de venta, por lo que muchos temen por su vida si no ceden a la extorsión, añade.
De ahí que las actividades en los mercados y plazas de Quito en donde laboran los comerciantes cesan cada vez más temprano. “A las 15:00 ya hay vendedores que se van a casa, porque la ciudad se ha vuelto más peligrosa”, dice Castellanos.
En tercer lugar con más denuncias lo tiene El Oro, en el sur del país. En esta provincia costera, la Fiscalía recibió 1.187 denuncias por extorsiones a dueños de negocios entre enero y agosto de 2023. Se trata de un crecimiento de 68% frente a las 706 reportadas en todo 2022.
Las 1.187 denuncias por extorsión equivalen al 15% del número de personas y negocios con un RUC en esta provincia. Es la tasa más alta del país.
Con información de Primicias
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