Los ecuatorianos migrantes que viajan hacia Estados Unidos toman dos rutas: la ‘pobre’ y la mixta. La primera es cuando hacen todo el trayecto por tierra y la segunda cuando vuelan hacia El Salvador, Nicaragua u Honduras para continuar a pie.
Los puntos críticos en ese desplazamiento son la selva del Darién, en Panamá, y el desierto entre México y Estados Unidos. Solo entre enero y septiembre, 45.862 ecuatorianos cruzaron el Darién y, entre octubre y julio, otros 88.071 fueron ‘encontrados’ por las autoridades estadounidenses.
Pese a esa ‘avalancha’ de migrantes, los consulados o secciones consulares que atienden esas circunscripciones suman apenas 17 funcionarios. Según los registros de la Cancillería, hay dos en Panamá, cuatro en México D.F., tres en Monterrey, cinco en Houston y tres en Phoenix.
Uno de los epicentros más visibles de la crisis migratoria está ahora en Nueva York, ciudad que ya no da abasto por el gran número de migrantes que llegan a pedir asilo. Y entre los más numerosos están los ecuatorianos.
PRIMICIAS conversó con Marcelo Hurtado, Director de Protección de Ecuatorianos en el Exterior y Subsecretario (encargado) de la Comunidad Ecuatoriana Migrante, sobre el trabajo de la Cancillería para atender a los ecuatorianos migrantes en su travesía. La crisis migratoria es evidente, ¿qué cifras maneja la Cancillería sobre los ecuatorianos que abandonan el país?
Primero, hay que aclarar que la migración es un fenómeno multicausal, que siempre se ha producido y siempre va a haber y tiene muchísimas aristas. Una puede ser la situación económica o la inseguridad, pero también hay un efecto cultural, que hay que tomarlo muy en cuenta. Ese es el efecto ‘llamada’. Esto significa que las personas que ya están en el exterior llaman a sus familiares, a sus amigos, para que también vayan.
Ese es el efecto ‘llamada’. Esto significa que las personas que ya están en el exterior llaman a sus familiares, a sus amigos, para que también vayan.
Y la migración como tal, en estos dos últimos años, es un fenómeno mundial. No vemos una migración solo de ecuatorianos. En este continente hay venezolanos, haitianos, colombianos, venezolanos. Solo a Estados Unidos hay un registro de unas 45 nacionalidades en migración.
En lo que va del año, las cifras que tenemos de Panamá son, entre enero y septiembre, 45.862 ecuatorianos que cruzaron el Darién. Y la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos reporta, entre octubre y julio, 88.071 ecuatorianos ‘encontrados’.
¿Cuáles son las rutas de migración que monitorea la Cancillería?
Hay dos rutas que se están utilizando. La principal es la del Darién, la ruta ‘pobre’. Es decir, atravesar por tierra Colombia, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México.
Pero también hay rutas mixtas, que son más costosas, porque implica viajar vía aérea hacia Nicaragua y El Salvador, y en pocos casos a Honduras. ¿Por qué?, porque estos países no nos piden visa. Y de ahí continúan su tránsito por tierra.
Y conforme ellos avanzan, sus familiares en Ecuador o Estados Unidos, les hacen depósitos para costear el viaje, los buses, hospedajes, básicamente a los coyotes… Pero hay casos como los de Panamá, Honduras y Costa Rica, donde hay buses privados que los llevan hasta la siguiente frontera. Entre comillas, son corredores humanitarios.
En el caso del Darién, ¿cómo está trabajando la Cancillería con sus funcionarios en Panamá?
La migración es un derecho individual y no lo podemos coartar. Las cifras, obviamente, son altas. Hemos tenido varias visitas con el gobierno panameño y buscamos que nos puedan entregar las cifras actualizadas, para hacer un seguimiento adecuado.
Panamá brinda apoyo a todos los migrantes, 380.000 en lo que va del año, al llegar reciben alimento, alojamiento, atención médica. Y hay un gran apoyo de la Unicef y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Y con todos ellos se coordina la atención.
Después del incremento en los migrantes ecuatorianos en tránsito, México y Guatemala impusieron el requisito de una visa, ¿qué sucede en el caso de Nicaragua y El Salvador?
Se ha tenido conversaciones a escala regional. A nivel bilateral, con Nicaragua no hay una relación diplomática fluida. Pero cuando hemos tenido pocos incidentes en ese país, incluso fallecimientos, ha habido una relación directa entre las cancillerías para ayudar a estas personas.
Si tuviésemos una representación permanente sería mucho más fácil. Pero ambos países no son destinos finales, son de tránsito. Entonces no hay tanta complicación.
Y la decisión de imponer una visa es una decisión de un estado soberano. Afortunadamente, ninguno de estos países ha dicho nada al respecto.
El siguiente punto crítico en la ruta migratoria es la frontera entre Estados Unidos y México, ¿qué trabajo realizan los consulados en la zona?
El paso por México es muy difícil, está la presencia del narcotráfico y la condición geográfica, por el desierto. Hay casos de fallecimiento por deshidratación o hipotermia. Con el verano, las temperaturas fueron tan altas que mucha gente falleció. En una sola semana se identificaron cinco ciudadanos ecuatorianos fallecidos.
Pero está el problema adicional de que muchos migrantes no están identificados y ese proceso lleva su tiempo.
Nuestros consulados en la parte mexicana, en el DF y Monterrey, se activan siempre que hay casos de identificación de ecuatorianos o denuncias de desaparecidos, o cuando los ciudadanos en tránsito necesitan documentos, los perdieron o les fueron robados.
En la parte de la gestión humanitaria, cuando hay el reporte de las autoridades locales de algún incidente, los consulados se activan para prestar las primeras ayudas y localizar a los familiares en Ecuador.
Pero muchas personas, en situación migratoria irregular, no toman contacto con los consulados.
Mientras que en Estados Unidos, la situación cambió con el fin del Título 42. Ahora muchos ecuatorianos se acogen al Título 8, para solicitar asilo, por lo tanto, se entregan o son detenidos.
Ahí se activan los consulados en Houston o Phoenix, para averiguar dónde están ubicados, en una coordinación mensual con la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos. Y las cifras de ecuatorianos que cruzan el Darién y la de los que llegan a Estados Unidos deben ser distintas. Ahí inicia otra parte de un proceso, hay muchas personas que están desaparecidas. No sabemos qué pasó, se quedaron en algún punto para descansar, para obtener más dinero, o les pasó algo.
Entonces se activa el protocolo de desaparecidos y su búsqueda, que lo hacen mucho los consulados de Monterrey, Houston y Phoenix, con las autoridades locales, para intentar averiguar si llegaron hasta esos países y están en algún albergue.
El personal diplomático de los consulados parece insuficiente para la atención que deben brindar…
El número de funcionarios que tenemos no da para el número de personas. Por ejemplo, en Monterrey son tres funcionarios.
Pero, además, hay que tomar algo en muy cuenta, las distancias en México y la distancia hasta la frontera estadounidense mexicana es enorme. Entonces, el solo hecho de desplazarse de un sitio a otro lleva su tiempo.
Y, si un funcionario hace ese desplazamiento, la oficina se queda con menos personal uno o dos días, dependiendo.
¿La crisis migratoria no es suficiente argumento para que la Cancillería pueda reacomodar personal o pedir más partidas al Ejecutivo?
Estamos trabajando en ese sentido.
Es lo mismo que dijo la Cancillería en 2021, cuando las cifras crecieron, pero aún eran mucho menores…
En este momento hay un proyecto para abrir un nuevo consulado en México, pudiera ser en la frontera con Guatemala, lo mismo en el incremento de personal en la línea de frontera.
¿Qué pasa en Nueva York, qué acciones ha tomado el Consulado ecuatoriano en esa ciudad?
Nueva York siempre se consideró un santuario para los migrantes. Pero sabemos que el número de personas que ha llegado en las últimas dos semanas es grande, aunque la mayoría son venezolanos, el número de ecuatorianos es también importante.
Nuestro Consulado se ha activado en varias gestiones, una de ellas es la búsqueda de refugios, porque ya no hay. Y también están activados en ello los consulados en Queens, en Nueva Jersey y en Boston.
¿Ha habido conversaciones con las autoridades locales?
La situación no es tan fácil. Pero el Consulado sí ha tenido reuniones con las autoridades locales y está prevista una cita para mañana (21 de septiembre), entre el canciller Gustavo Manrique y el alcalde Eric Adams.
Además, el presidente Guillermo Lasso, durante su viaje en Estados Unidos, va a tener encuentros para hablar del tema con autoridades y también reuniones bilaterales con países centroamericanos.
Y la Cancillería ha tenido reuniones con la Embajada de Estados Unidos en Quito, para buscar alternativas. Por ejemplo, la posibilidad de que el ciudadano ecuatoriano pueda viajar de forma segura y ordenada, con empresas que les den la oportunidad de trabajo para que tengan una visa.
¿Es legalmente posible que el Ecuador solicite a Estados Unidos la otorgación de un estatus de protección temporal para los ecuatorianos? Como lo ha planteado el movimiento Construye.
Esa posibilidad parte de un hecho político, la recepción que se pudiera tener de Estados Unidos para aceptar una propuesta de esta naturaleza. No ha habido una propuesta de Washington. Nosotros también lo analizamos, pero parte de la decisión soberana de Estados Unidos de aplicarlo o no.
Es una propuesta que tendría que salir de ellos. Pero el factor político también está de por medio. Sería una negociación a la que habría que llegar.
Como Ecuador y Cancillería nos interesan las otras opciones, como la visa de reunificación familiar. O las H1 y H2, que permiten al ciudadano ir a Estados Unidos, trabajar un tiempo y regresar. Eso le garantiza tener una regularidad y seguridad en cuanto a su situación migratoria.
¿Los ecuatorianos en tránsito migratorio pueden contactarse con las sedes diplomáticas para recibir ayuda?
Se pueden comunicar en cualquier momento a los consulados en toda la región, excepto Nicaragua, todos los días de la semana. Y la atención puede ser para todo lo que necesiten, desde saber qué hotel es más barato o cercano en la región, hasta el pedido de la emisión de un pasaporte.
El mensaje que queremos darle a la ciudadanía es que no piense que la Cancillería y los consulados somos los enemigos. Nosotros no estamos para entregarles o denunciarles. Además, el consulado es territorio ecuatoriano y es nuestro trabajo ayudarles.
Con información de Primicias
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