Para los amantes de los grandes conciertos de música, 2023 ha sido el año del renacimiento. Después que la pandemia restringiera los grandes eventos durante casi tres años, una serie de grandes estrellas se han embarcado en giras mundiales. Beyoncé, Bruce Springsteen, Madonna y Taylor Swift son algunos de los artistas que, por primera vez en muchos años, han llenado recintos de todo el mundo.
Sin embargo, además de alegrar a sus fans, las giras han provocado subidas masivas en costes de alojamiento, transporte y diversos tipos de hostelería, en las ciudades en las que se celebran los espectáculos y sus alrededores. Por no hablar de los elevados precios de las entradas.
Menor economía, mayor impacto
¿Pueden tales acontecimientos afectar las cifras globales de inflación de forma significativa?
Sí y no, dice Tony Yates, macroeconomista que trabajó anteriormente en el Banco de Inglaterra. “No cabe duda de que pueden provocar un aumento significativo de la demanda de hostelería local y hacer subir los precios de esos servicios, pero sólo en países muy pequeños será suficiente para que se registre en la tasa de inflación agregada”, explica a DW.
Dichas mediciones oficiales de la inflación suelen consistir en comparar los precios de una serie de bienes y servicios a lo largo de un periodo de tiempo. Según Yates, los precios de los hoteles suelen incluirse si forman una parte suficientemente grande del patrón de gasto medio.
No obstante, también es importante tener en cuenta que el gasto en eventos como conciertos significa que hay un desvío en el gasto de otras áreas de la economía local, a menos que vengan del extranjero específicamente para ese evento. Por lo que es posible que el gasto local global no aumente mucho, ya que las subidas de precios en algunas zonas se verán compensadas por caídas en aquellas donde la demanda haya disminuido.
“Bonita historia”
Andrew Goodwin, economista jefe para el Reino Unido de Oxford Economics, se muestra escéptico sobre la capacidad de estos acontecimientos para influir en las cifras globales de inflación. “Es una bonita historia, pero difícil de sostener cuando se analizan los datos”, dice Goodwin a DW.
En el Reino Unido, uno de los principales destinos de la música en directo, las entradas para los conciertos se incluyen en los servicios culturales, lo que representa alrededor del 2 por ciento de la cesta de la inflación general. “Por tanto, se trata de una categoría muy pequeña con una tasa de inflación inferior a la media”, afirma.
El precio medio de las entradas también ha aumentado considerablemente, lo que, según Yates, se explica por el aumento del gasto en hostelería desde que terminaron los cierres por el coronavirus. Así, la gira Eras Tour de Taylor Swift, que empezó en marzo de este año y termina en noviembre de 2024, podría obtener unos ingresos de 1.000 millones de dólares (922 millones de euros), según algunos expertos, lo que la convertiría en la gira más exitosa de todos los tiempos.
Cantando hasta el amanecer
Y, según algunos expertos, no se espera que estos precios y costes asociados se reduzcan pronto, aunque baje la inflación, debido al interés por asistir a este tipo de eventos tras la pandemia.
Desde el punto de vista del consumidor, no todo son malas noticias económicas. Está demostrado que los grandes conciertos pueden tener importantes beneficios para la economía local. Según un estudio del Common Sense Institute, dos conciertos de Swift en Denver aportaron 140 millones de dólares al PIB de Colorado.
Música para muchos oídos, sean o no fans.
Por DW.
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