La aparente muerte del dirigente de Wagner Yevgeny Prigozhin ocurre dos meses después del breve motín que inició contra la cúpula militar del Kremlin.
El jefe del grupo de mercenarios se encontraba a bordo del avión privado que se estrelló el miércoles 23 de agosto en la región de Tver, a poco más de cien kilómetros al noroeste de Moscú, confirmó la agencia de aviación rusa, Rosaviatsia.
La autoridad de aviación publicó una lista de los diez pasajeros del vuelo que incluye, además de Yevgeny Prigozhin, los nombres de Dimitri Utkin, presentado a menudo como cofundador de Wagner y número dos de la organización, así como de otros dirigentes de la fuerza paramilitar.
“Un hombre suspendido”
Tras una noche de especulaciones sobre las circunstancias del accidente aéreo y el destino de quien fuera uno de los hombres cercanos al presidente ruso Vladimir Putin, que se convirtió en un paria después de su intento de sublevación, la mayoría de incógnitas y dudas permanecen este jueves 24 de agosto.
El Kremlin ha optado por guardar silencio, negándose en particular a confirmar la información de la agencia de prensa Interfax que afirmó que fueron hallados los cuerpos de los diez pasajeros de la aeronave siniestrada.
La mayoría de mensajes en las redes sociales rusas y analistas entrevistados por France 24 señalan que la tesis de que Yevgeny Prigozhin murió sigue siendo la más probable a estas alturas.
El grupo Wagner también parece asumir esa probabilidad. Las ventanas de su sede en San Petersburgo fueron iluminadas de manera que formaran una cruz.
“Es un final un poco más dramático de lo que cabría esperar, pero tampoco es sorprendente”, aseguró Jeff Hawn, experto en seguridad rusa y consultor externo del New Line Institute, un centro de investigación geopolítica estadounidense.
Desde su fallida marcha hacia Moscú el pasado 23 de junio, Yevgeny Prigozhin fue visto por muchos como un hombre con tiempo prestado en la Tierra. No hay indicios definitivos de que fuera el objetivo de un asesinato ordenado desde el Kremlin. Algunos comentaristas rusos partidarios de Putin acusaron también a Ucrania de ser presuntamente responsable, mientras que otros atribuyeron el accidente a un fallo técnico del avión, subraya el diario ‘The Moscow Times’.
Pero a los expertos no se les escapan varias coincidencias. Por supuesto, está el simbólico momento de esta noticia, precisamente dos meses después del fallido motín.
Además, “en el avión viajaban tanto Yevgeny Prigozhin como Dimitri Utkin, lo cual es muy raro. Los dos hombres casi nunca viajaban juntos para evitar precisamente este tipo de escenarios”, subraya Stephen Hall, politólogo especializado en Rusia, de la Universidad de Bath, Inglaterra.
El avión también se estrelló mientras el presidente ruso Vladimir Putin pronunciaba un discurso para celebrar los 80 años de la victoria de la desaparecida Unión Soviética sobre la Alemania nazi, en el que destacaba la “lealtad” de los soldados rusos en Ucrania.
Por último, Moscú también anunció el mismo día la destitución de su cargo Serguéi Surovikin, comandante en jefe de las Fuerzas Aeroespaciales. Este general tan temido y respetado no había aparecido en público desde la rebelión del 23 de junio, y se sospechaba que simpatizaba con Prigozhin.
“Da la impresión de que el Kremlin ha decidido pasar definitivamente página sobre este motín”, resume Jenny Mathers, especialista en Rusia, de la Universidad de Aberystwyth, en Gales.
Prigozhin, un hombre demasiado “inquieto”
Entre los innumerables escenarios que circulan, “el más probable sigue siendo el de una operación organizada por el GRU (el servicio de inteligencia militar)”, indica Jenny Mathers, que trabajó en los servicios de inteligencia rusos.
El fatídico día, Prigozhin “habría hecho un viaje de regreso a Mali porque había oído que el GRU estaba intentando desplazar allí a los mercenarios de Wagner para que colocaran a sus propios hombres. Era una forma que tenía el GRU de obligar al mando de Wagner a moverse con urgencia, permitiendo así al Ejército saber con precisión en qué vuelo estaría Yevgeny Prigozhin”, añade Stephen Hall.
En caso de que se tratara de un montaje, el modus operandi no se eligió al azar. Derribar un avión “es una solución radical y poco discreta. Esto es claramente una señal para hacer entender a la élite rusa que Vladimir Putin no dejará pasar ninguna traición”, remarca Hall.
Por tanto, fueron necesarios dos meses para que el grupo Wagner fuera decapitado. “Puede parecer mucho cuando se sabe cuánto odia Vladimir Putin la traición, pero no debemos olvidar que el motín tomó por sorpresa al Kremlin. Los servicios de seguridad probablemente tuvieron que dedicar tiempo a analizar los detalles y a controlar todas las posibles consecuencias de una operación de este tipo”, estima Mathers.
Para Jeff Hawn, si el Kremlin tardó en reaccionar, puede ser “porque Vladimir Putin no estaba seguro del destino que debía reservarse a Yevgeny Prigozhin”. En efecto, según este experto, “no debemos olvidar que el presidente ruso le había asegurado primero que no le pasaría nada si optaba por el exilio en Belarús”.
Pero el líder mercenario luego se jactó de que podía vagar por Rusia y el extranjero como si nada hubiera pasado, publicando una foto suya en la cumbre Rusia-África, en San Petersburgo, en julio, y grabando un video que sugiere que estuvo en África unos días atrás. Un comportamiento que podría acabar “convenciendo al maestro del Kremlin de sellar definitivamente el destino del jefe de Wagner”, estima Hawn.
Putin ya no es el “hombre del orden”
Arreglar el problema de Prigozhin se volvió aún más urgente dado que la situación militar en Ucrania no mejora para Rusia. El Kremlin y el Ministerio de Defensa ya no podían tolerar a un Yevgeny Prigozhin libre cuando “encarnaba una opción frente a la estrategia del Ejército en el frente capaz de unir a quienes tenían dudas”, explica Stephen Hall.
Sería, por tanto, una manera de que el poder establezca su autoridad y de indicar que en adelante no se tolerará ninguna variante. Pero para Jeff Hawn se trata sobre todo de una “admisión de debilidad por parte del Kremlin”.
De hecho, “Vladimir Putin construyó toda su personalidad política en torno a la idea de que trajo orden a Rusia. Lo menos que podemos decir es que la situación interna se ha vuelto muy caótica y que las autoridades ya no pueden resolver los problemas discretamente”, expone Hawn.
Con la probable desaparición de Yevgeny Prigozhin y Dimitri Outkine, el futuro del grupo Wagner está más en duda que nunca. “Esta organización ya no es útil como herramienta política y militar para Vladimir Putin y es probable que acabe en el olvido”, afirmó Stephen Hall. Pero esto no significa que el modelo de los grupos de mercenarios a sueldo de Moscú esté desapareciendo.
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