Vilma Reed sólo supo que un feroz incendio se acercaba a su pueblo en Hawái cuando vio las llamas a pocos metros de su casa.
Como muchos de los que escaparon apenas con la ropa puesta del voraz infierno que arrasó la turística localidad de Lahaina, en Maui, Reed no recibió ningún aviso, una orden de evacuación, ni escuchó sirenas de advertencia.
«¿Sabes cuándo supimos que había un incendio? Cuando estaba enfrente de nuestra calle», dijo a la AFP Reed en el estacionamiento del Complejo Memorial de Guerra de Maui. Este recinto fue adaptado como centro de refugio para las víctimas de la tragedia que ya cobra 93 muertos.
«La montaña atrás de nosotros se prendió en fuego y ¡nadie nos avisó!», reclamó Reed. La mujer de 63 años, que camina con ayuda de un baston, arrastró a su hija, a su nieto y sus dos gatos a su auto y huyeron fuera de la ciudad. «Aceleré a través de una línea de fuego para sacar a mi familia», contó.
La causa del terrible incendio está bajo investigación, pero expertos afirman que su rápida propagación fue favorecida por circunstancias como la abundancia de plantas no nativas, la topografía volcánica que favoreció vientos secos ladera abajo, un invierno inusualmente seco y un huracán a algunos kilómetros al suroeste.
Pero tratándose de un estado que no es ajeno a las catástrofes naturales – Hawái tiene terremotos, volcanes activos, un historial de tsunamis y es golpeado regularmente por poderosas tormentas tropicales- la falta de aviso por parte de las autoridades causa desconcierto y lleva a muchos a la ira.
«Subestimamos la peligrosidad y la velocidad del fuego», admitió el sábado Jill Tokuda, legisladora del Partido Demócrata por Hawái, en declaraciones a CNN.
«No es que los vientos huracanados sean desconocidos en Hawái, o la maleza seca, ni las condiciones de alerta roja. Vimos esto antes con (el huracán) Lane. No aprendimos nuestra lección de Lane (en 2018) -que los incendios de matorrales pueden estallar como resultado de vientos huracanados», comentó Tokuda.
El incendio dejó sin electricidad a los residentes de Lahaina, que han dicho a los medios de comunicación que no tenían señal en sus teléfonos celulares, un canal que usan las autoridades cuando quieren alertar a los ciudadanos del peligro.
El mismo apagón eléctrico pudo, sin duda, haber limitado la capacidad de los residentes para ver televisión o escuchar la radio, otros dos canales en los que se dan este tipo de advertencias oficiales.
Pero las sirenas exteriores de advertencia, más potentes y que deben alertar a los isleños del peligro no sonaron, dijo el viernes la administración se servicios de emergencias de Hawái (HI-EMA).
«Ni Maui ni HI-EMA activaron las sirenas de advertencia en Maui durante el incendio forestal», señaló ese organismo, según NBC News.
El gobernador de Hawái, Josh Green, dijo que aún era «demasiado pronto» para afirmar que el silencio de las sirenas fue un fallo técnico o una decisión deliberada de los operadores.
«Aún no sabemos lo que realmente pasó (con las sirenas)», reconoció este sábado el jefe del cuerpo de bomberos de Maui, Brad Ventura.
La fiscal general de Hawái, Anne Lopez, anunció el viernes la apertura de una investigación sobre el incendio, incluyendo la «toma de decisiones críticas» cundo el fuego se extendía.
Para Kamuela Kawaakoa, es como si la ciudad hubiera sido dejada a su suerte ante el desastre.
«No hubo alertas de emergencia. Los sistemas de emergencia no funcionaron. Nada funcionó. Algunas personas ni siquiera supieron hasta que fue demasiado tarde», relató a la AFP el hombre de 34 años.
Kawaakoa, que ahora vive en un campamento que organizó a las afueras de un refugio gracias a la amabilidad de extraños, dijo que incluso sin electricidad ni servicio de celular, debió existir algún modo de decirle a la gente lo que pasaba.
«Aún puedes llamar al 911 sin tener servicio celular, todavía debes ser capaz de tener alertas de emergencia en tu teléfono», opinó.
«Y ahí están esas enormes sirenas en los postes… Estoy seguro que tienen alguna forma de hacerlas funcionar, incluso sin electricidad».
«Sabes, tienen que estar preparados para este tipo de cosas», añadió.
Kawaakoa, que trabajaba en el restaurante Captain Jack, ahora reducido a cenizas en la turística Front Street de Lahaina que recibía a millones de visitantes cada año, dijo que los residentes comentan la posibilidad de que las líneas de electricidad causaran el incendio, al ser derribadas por las ráfagas de viento.
El joven cuestiona si el servicio eléctrico no debería haber sido cortado cuando se hizo evidente que vientos huracanados azotaban la región.
«La gente comienza a preguntarse si podían haber hecho eso, cortar la electricidad antes de que los vientos empeoraran. No sé si podrían haber hecho eso», dijo. «Pero siento que podía haberse hecho más para salvar a más gente que murió en este incendio».
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