Debidamente acreditados y con todos los gastos pagados, el Consejo Nacional Electoral (CNE) acoge desde hace dos semanas a los observadores electorales que supervisan la organización del proceso y los detalles previos a la jornada democrática.
Son 2 366 observadores, de los cuales, 360 representan a misiones internacionales como la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos (OEA), el Parlamento Andino, la Asociación de Magistradas Electorales de las Américas y la Unión Interamericana de Organismos Electorales (UNIORE).
Pocas misiones presentes en el país están autofinanciadas: la mayoría de observadores reciben hospedaje, alimentación, transporte y seguridad del estado ecuatoriano.
“Se invita a expertos internacionales, en derechos humanos o procesos electorales, se invita al cuerpo diplomático acreditado en Ecuador”, afirma Gabriela Ortiz, directora de Relaciones Internacionales del CNE.
Para su estadía, alimentación y movilización, el Consejo Nacional Electoral ha firmado cuatro contratos que garantizan la participación de los observadores.
En pasajes aéreos, el organismo electoral ha empleado 167 800 dólares, según su página de transparencia. También está un contrato de equipos de traducción por $31 000.
Además, está otro acuerdo de hospedaje por $185 119, y otro convenio, de transporte, por $18 254. Estos valores suman más de 400 000 dólares.
En las elecciones seccionales pasadas, los observadores hicieron cerca de 200 recomendaciones de las que no se ha aplicado ninguna.
Estos consejos no son vinculantes, ni de obligatorio cumplimiento, afirma el experto electoral Fausto Camacho. Él señala que sería útil que los organismos tengan la suficiente responsabilidad para acatar las recomendaciones.
Las delegaciones se completarán este viernes, y en estas elecciones tienen restricciones para recorrer algunos recintos por precaución.
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