La escritora y traductora argentina María Kodama, quien murió el domingo último a los 86 años, será recordada como la mujer de Jorge Luis Borges, cuyo legado ha custodiado y difundido desde la muerte del célebre escritor argentino.
María Kodama nació el 10 de marzo de 1937 en Buenos Aires, hija del japonés Yosaburo Kodama y de la argentina María Antonia Schweizer, de ascendencia suizo-alemana, inglesa y española.
Se graduó como licenciada en Literatura en la Universidad de Buenos Aires y se especializó en literatura sajona e islandesa, de la que hizo traducciones al español.
Kodama tomó contacto con la obra de Jorge Luis Borges (1899-1986) siendo una niña.
A los 7 años una profesora de inglés le leyó los «Two English poems» del escritor. Un año después leyó en una revista el comienzo del cuento «Las ruinas circulares». Y cuando tenía 12 la llevaron a una conferencia que daba Borges.
Cuando tenía 16 y él 54, se chocó con Borges en la calle, a la salida de una librería. Ella le contó que iba a estudiar Literatura y él la invitó a estudiar juntos inglés antiguo. Nunca más se separaron.
Con el tiempo, de discípula se convirtió en compañera y amiga de Borges y, finalmente, en su mujer.
«Nuestra decantada relación fue pasando a través del tiempo por distintas facetas hasta culminar en el amor que nos habitaba (…) Ese amor del que fue dejando trazas a los largo de sus libros sin decírmelo, hasta que me lo reveló», escribió Kodama en «Homenaje a Borges», libro que publicó en 2016.
En 1967, Borges se casó con otra mujer, Elsa Astete, un matrimonio que duró pocos años, tiempo en que Kodama siguió viendo al escritor argentino.
En 1975 viajaron juntos a Estados Unidos, inaugurando las muchas andanzas por el mundo que compartieron.
Kodama también compartió con Borges la compilación y la traducción de los textos de «Breve antología anglosajona» (1978), la escritura de «Atlas» (1984) -testimonio de los viajes que efectuaron juntos-, la traducción de «La alucinación de Cylfi», de Snorri Sturluson, y la de «El libro de la almohada», de Sei Shonagon.
En noviembre de 1985, después de que a Borges le fuera diagnosticado un cáncer hepático, viajaron juntos a Italia y de allí, poco después, a Ginebra.
El 26 de abril de 1986, mientras estaban en Suiza, se casaron por medio de poderes ante la Justicia paraguaya y Borges la declaró su heredera universal, en un hecho no exento de polémica, ya que sus detractores la acusaron de haberle obligado a ello.
Ella se defendió arguyendo que nunca supo, antes del fallecimiento del escritor, que ella quedaría como heredera universal y que, de saberlo, nunca hubiera aceptado.
Borges, a quien Kodama siempre trató de usted y definió como el «amor» de su vida, falleció el 14 de junio de 1986 en Ginebra.
«La mejor enseñanza que me ha dejado Borges es disfrutar de la vida, que la vida es maravillosa. Viajábamos mucho, estudiábamos muchos idiomas…Todo era muy divertido, nos lo pasábamos muy bien. La vida era un juego con él», dijo Kodama a EFE en 2015.
Tras la muerte de Borges, algunas personas que habían tenido relación con el escritor, sostuvieron que Kodama lo había llevado a Suiza en contra de su voluntad, lo había inducido a casarse y a nombrarla heredera universal.
Kodama siempre negó estas acusaciones y tildó de «monstruos» movidos por «celos» y «envidias» a sus acusadores.
En 1988 Kodama creó la Fundación Internacional Jorge Luis Borges, desde la que se dedicó a divulgar la obra del escritor mediante charlas, seminarios, conferencias y muestras a nivel nacional e internacional.
«La gente me dice que mi mayor trabajo es que la gente sienta que está vivo y ese ha sido mi trabajo durante 30 años. Es decir, es dar tu vida por algo, y vos das tu vida solamente por algo que amas con locura; si no, no lo haces. Porque lo amo con locura, si no, no lo haría», aseveró Kodama en una entrevista con EFE en 2016. EFE
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