A propósito de la producción de Netflix en la cual una pareja cerca de divorciarse, en esta interpretación Luisana Lopilato y Juan Minujín, descubren una app que los ayuda a revivir su pasión. ¿Se puede decir que en la convivencia se trata de dar y recibir? Siempre estamos dando y recibiendo, a veces damos más o recibimos más, porque las personas vamos cambiando a lo largo del tiempo y la pareja también.Pero, ¿cómo medimos ese +?
A lo mejor algunas personas podrían cuestionar el término y pensar que no es un negocio… Y vale preguntarse: ¿eso estaría errado? ¿No está permitido negociar en las relaciones?
Se dice que en todas las relaciones siempre está implicada una negociación y no por ello le quitamos el romanticismo’, este último confronta porque entre sus mitos nos fija: te voy a amar sin condiciones, en las buenas y en las malas y por ello suena incorrecto pensar en negociar, en el intercambio y en esta balanza que promete equilibrar acciones – al decir en la película: Equilibrium.
Desarmando un poco ello se podría decir y con contundencia que las buenas y las malas para cada relación siempre son definidas y sostenidas por los integrantes de la pareja, según los momentos que van atravesando, individuales y de relación, porque no es lo mismo una pareja al inicio que la misma transcurridos unos años de relación y también la pareja con hijos o sin ellos, etc.
Entonces: ¿Qué damos en la relación?
Damos tiempo, damos sexo, damos atenciones particulares… Hasta se podría hacer un juego en el que anotemos qué le damos a nuestras relaciones.
¿Y qué recibimos?
Podría decirse que en una relación amorosa se recibe afecto, contención, caricias, abrazos, miradas y dinero también.
Y en todo esto, lo más cuestionado sería el medir: ¿Quién mide, bajo qué parámetros pueden medirse las conductas o afectos? Porque al dinero, a las invitaciones, a los viajes sí se los puede medir, pero al amor, ¿se lo puede medir?
Acordar, tipificar las conductas y asignarle puntos o ‘’millas’’ y en función de ello analizarla, depende de cada pareja y de las conductas que decidan potenciar o revertir. Por ejemplo: ¿si ves una película porno y buscas a tu pareja para tener un encuentro sexual… Suma? ¿Si esperas a tu pareja con la comida lista, suma? ¿Si dejas tirada la ropa al bañarte, resta? ¿Si planeas un encuentro sexual diferente, suma o resta?
Siempre estas conductas estarán tipificadas y tendrán un valor asignado en función de lo que cada integrante de la pareja -recordemos que existen otras posibilidades de vincularse más allá del 2- considere que le gusta y que le disgusta.
De este modo se ensaya un listado en el que cada uno/a anota qué es lo que le molesta que la otra persona haga -y restaría si lo hace- y lo que le gusta, así de este modo se puede sumar, y aquí quedaría acordado el punteo de las millas que se generan a partir delos comportamientos.
¿Cómo lo ven?
En las relaciones siempre hay un intercambio, hay comunicación y para disfrutar de la sexualidad es muy necesaria la buena comunicación, es decir, las cosas claras y desde nuestro sentir, sin reclamar, poder decir qué sentimos, qué nos gusta, qué es lo que me causa placer y displacer, al fin conectar con el otro u otra.
Como se dice en la película, cuando damos de más o recibimos de menos no hay equilibrio, pero esta sensación es personal, nadie más que las mismas personas pueden sentir que quieren un poco más de caricias, un poco más de atención, un poco más de sexo, un poco menos de gritos…y ahí surge el intercambio y los acuerdos.
Si sabemos que los desequilibrios en la relación pueden ocasionar que haya distancias que a la larga erosionen este vínculo y vayan consumiéndolo hasta que ya no haya algo más que convoque a la unión.
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