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¿Has pensado que podrías tener adicción al trabajo?

domingo, octubre 16, 2022
Vivimos tiempos donde la hiperproductividad se aplaude y la baja autoestima se alimenta de una necesidad constante de alcanzar metas laborales. Con este panorama, ¿cómo podemos identificar cuánto es demasiado?
Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Vivimos en una sociedad donde la adicción al trabajo, lejos de considerarse un problema, es aplaudida. Podríamos decir que denota cierto estatus, una posición privilegiada, tener una vida plagada de proyectos que llenen tu tiempo libre, y que te obliguen a pasar jornadas maratonianas en la oficina, es el sinónimo de éxito. ¿Quién mira con malos ojos a un workaholic?

Se suma la precariedad laboral que llevamos más de una década padeciendo, así como de los modelos con los que hemos crecido –especialmente las mujeres–, que nos han hecho luchar con uñas y dientes por alcanzar la independencia económica como único camino hacia un futuro mejor. El resultado son unas relaciones laborales tóxicas, una autoestima hundida y un culto a la meritocracia.

Rebeca Cáceres es doctora en psicología y psicóloga sanitaria, co-fundadora y directora clínica de Tribeca Lifestyle, y opina que muchos puestos de trabajo refuerzan esta adicción y la consideran normal, especialmente en una carrera en ascenso o en situaciones donde existe una presión económica. Sin embargo, está convencida de que avanzamos hacia una sociedad más equilibrada, en la que se da cada vez más importancia a la familia y al ocio como partes fundamentales de cada individuo.

“A este tipo de adicciones se las suele conocer como adicciones sin sustancia. También forman parte de esta tipología el juego patológico, el abuso de internet y de las redes sociales, la adicción a las compras, al sexo e incluso el ‘enganche emocional’ que se establece entre ciertas personas. Podríamos definir este tipo de adicción como comportamientos cotidianos que son aparentemente inofensivos, aunque quien la sufre no puede dejar de hacerlo. Entran en la compulsión, en descontrol, y esto interfiere gravemente sobre su vida. Diría que no es el tipo de conducta, sino la relación que se establece con ella”, señala Rebeca.

ATENTA A LAS SEÑALES

Puede haber diversas causas que lleven a una persona a desarrollar este tipo de comportamiento. Algunos factores de riesgo pueden ser el miedo a perder el trabajo, el deseo por ascender dentro de una empresa, las excesivas presiones económicas o profesionales, el temor a jefes demasiado intimidantes, falta de afectos en el entorno próximo, o ausencia de contactos personales, son solo algunas que desde Tribeca Lifestyle señalan.

También apuntan varias luces rojas que debemos observar:

1. Perfeccionismo excesivo Son personas muy exigentes con ellas mismas y con los demás. Les cuesta confiar en otros y delegar, lo que les lleva a adquirir más responsabilidades de las que pueden abarcar, ocasionándoles problemas en las relaciones con los demás.

2. Dificultades para tener tiempo de ocio Los workaholic necesitan estar ocupados constantemente y sienten que de lo contrario, están perdiendo el tiempo. Además, cuando por fin tienen tiempo libre suele dedicarlo a cosas relacionadas con su trabajo, como leer un libro sobre cómo alcanzar metas,o ir a conferencias y talleres.

3. Deterioro de las relaciones personales Tienen la creencia de que las relaciones con familiares, amigos, e incluso la propia pareja y los hijos no son interesantes. Pueden llegar a pensar que estar con ellos es una pérdida de tiempo y a menudo se sienten incomprendidos y con falta de apoyo de su entorno cuando estos les reclaman.

4. Egocentrismo Suelen creer que su trabajo y sus éxitos son lo más importante. Lo ponen por encima de todo y actúan como si el mundo tuviera que girar alrededor de esto. Rebeca incide en que detrás de esta personalidad se esconde una falta de autoestima, ya que necesitan verse reforzados a través de sus logros laborales. Esto les hace vulnerables a los elogios, incluso a los logros, dando lugar a conductas adictivas que a la larga pueden producir una gran sensación de fracaso, vacío, soledad y aislamiento.

5. Descuido de la salud Es frecuente que la adicción al trabajo desemboque en hábitos poco saludables. Falta de sueño, horarios irregulares, consumo excesivo de tabaco, alcohol o drogas, y una mala alimentación que puede ocasionar trastornos de la conducta alimentaria.

Las consecuencias de tener adicción son muchas y algunas de ellas bastante serias. “Se ha visto que estas personas son más propensas a sufrir otros trastornos mentales como hiperactividad, ansiedad, depresión o trastorno obsesivo-compulsivo. También se relaciona con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular y de muerte por enfermedad cardíaca”, señala Rebeca Cáceres.

La experta también recomienda algunas pautas que pueden llegar a ser de gran ayuda en momentos de crisis:

Autoevaluarse y analizarse para saber en qué situación estamos.

Evaluar si las características del trabajo y los jefes nos están demandando demasiado, para poder tomar decisiones sobre qué hacer a este respecto.

Poner límites al trabajo. Mantener un horario laboral programado y cumplirlo aunque cueste. No hay que olvidar que es una adicción, por lo que no será nada fácil, especialmente al principio, pero hay que ser firme y constante.

Reservar tiempos para hacer deporte y actividades de ocio.

Mantener momentos y hábitos con la familia y amigos.

Dejarse asesorar y pedir ayuda.

Texto original publicado en Revista VOGUE

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