Sin lugar a dudas, la tecnología ha cambiado completamente la vida de las personas y la manera en que nos relacionamos.
Desde los hábitos, el ámbito social, psicológico e incluso la forma en que nos comunicamos, y esto sumado a la pandemia, ha provocado que surjan nuevas enfermedades.
De acuerdo con la BBC, el principal problema es que la elevada exposición a computadoras, tabletas, smartphones y resto de tecnologías ha aumentado nuestros niveles de estrés negativo (distrés).
Ante esta situación aparecen nuevos riesgos que afectan a nuestra salud, entre ellos:
Vamping: la hiperconexión digital resta horas de sueño y causa insomnio.
Phubbing o ningufoneo: Indiferencia a las personas que están a nuestro alrededor por dar prioridad a nuestros teléfonos.
Smombies: la actitud de circular o realizar otras actividades sin prestar atención por estar pendiente del smartphone.
Nomofobia: la necesidad de permanecer conectado constantemente. No podemos pasar 24 horas desconectados.
Text-Neck: conjunto de dolencias en la zona cervical por la mala postura.
Todos estos riesgos están asociados a un aumento del número de horas que pasamos frente a una pantalla y el descenso de la actividad física.
La combinación de hiperconexión digital, sedentarismo y/o sobrealimentación es letal, y acaba generando problemas circulatorios, respiratorios, musculoesqueléticos o incluso mentales.
Algo que te puede ayudar a superar esta adicción y malos hábitos, es primero identificar lo que te genera estrés o ansiedad y qué actividades realizas para liberar ese estrés, para poder afrontarlo y corregirlo. Y reemplazarlo por acciones que nos den un beneficio, como el deporte, actividades recreativas o culturales y la verdadera convivencia con familiares y amigos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150 minutos de actividad física moderada semanal. Esto para ayudar a resolver los problemas de sedentarismo y los problemas musculoesqueléticos.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!
La migración en tiempos de Trump
Escasez de agua en Quito, un caso real para inspirar la acción proactiva futura
Julio, un mes para no olvidar
Equilibrio precario
No es suficiente