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Lecciones aprendidas – Intento II

Pablo de la Torre Neira
Universidad Andina Simón Bolívar
viernes, agosto 12, 2022
¿Que nos dejó el evento de junio 2022? ¿Cómo debemos entender las amenazas de las organizaciones sociales, si no hay acuerdo en 90 días? Van a retomar las protestas, dicen. Habrá nuevas manifestaciones, ¿violentas?
Tiempo de lectura: 6 minutos

 

“La libertad no es cualquier cosa, es poder encontrarnos en la diversidad

 y crear un nuevo mundo juntos”

Humberto Maturana.

 

Ser humano es tener valor y fuerza en la palabra que nos permita compartir ideas e ideales, caso contrario la inteligencia artificial puede crear cualquier cosa y llamarle humanoide. Debemos pensar con pasión, pero volviendo la mirada al interior de cada uno, sin dejar de visualizar también alrededor, para no olvidarnos de que no somos solos, somos una comunidad. Que necesita que las voces de los recovecos, de las calles, de las plazas, de los cafetines, sean escuchadas y transmitidas. Esas voces llevan intrínseco la visión, las necesidades, los miedos, y sus gritos de ayuda.

Juan Manuel Serrat en su discurso de agradecimiento, por el título de Doctor Honoris Causa, decía:

“Soy como todos ustedes fruto del tiempo y del mundo que me ha tocado vivir. Un tiempo de confusión y angustia, de soledad, de falta de referentes, donde se ha perdido la confianza en el sistema, en sus representantes y en sus instituciones. Donde los jóvenes se sienten engañados y los mayores traicionados y donde más que nunca nos necesitamos los unos a los otros, porque todos somos importantes…. ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad. Se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables. Y es vergonzoso la corrupción que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad. Más que una crisis económica, diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida. Y, sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla, como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos. Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí.”[1]

Y es que lleva toda la razón, por eso un acuerdo de convivencia es crucial e indispensable, para retomar lo que es bueno, para crecer, para ser felices. Al parecer necesitamos una limpia. Una limpia del alma, del corazón, de la mente. Que esa limpia nos ayude a comprender quienes somos, con quien convivimos, con quien vamos a juntarnos para pelear, pacíficamente, por mejores días.

¿Por qué la necesitamos? Para recuperar la bien entendida democracia, recuperar valores, dejar de lado la viveza criolla de que todo tiene un precio, restaurar esa memoria pérdida, pensar que si hay un futuro, que vendrán días mejores. Es difícil encontrar el camino correcto. Si, es complejo, no sabemos qué es lo mejor. Pero lo que sí sabemos es, cuál camino no debemos volver a transitar. Si, no podemos repetir errores tras errores. A veces aprendimos con sangre, con angustias, con impotencia, ese es el conocimiento que adquirimos, son nuestras lecciones aprendidas.

Es como el viaje mítico de los cuatro vientos[2], regresamos al pasado, a comprenderlo y a despojarnos de esos hechos. Enfrentamos al temor de lo desconocido, al error. Honrando el pasado y encarando el temor, seremos capaces de acceder al conocimiento que nos ayudará a reflexionar para vivir a plenitud. Es decir, a conjugar todo lo que sabemos, a base del aprendizaje, con la realidad en que vivimos y solo así encontrar las formas alternativas de mejora. Esto constituye el fundamento básico de un acuerdo de convivencia sobre la base del respeto, honestidad, colaboración, equidad, ética social y la posibilidad de reflexionar y escoger.

¿Que nos dejó el evento de junio 2022? ¿Cómo debemos entender las amenazas de las organizaciones sociales, si no hay acuerdo en 90 días? Van a retomar las protestas, dicen. Habrá nuevas manifestaciones, ¿violentas? No, no puede volver a suceder, construyamos una democracia bien comprendida, justa para todos. Para ello, será muy práctico el ejercicio de aprendizaje.

¿Qué aprendí? ¿Qué sigo aprendiendo de las mesas de diálogo? Trataré de incluir el mayor número de aprendizajes, los que se quedan fuera no es porque sean menos importante, simplemente no los incluí.

  1. Los niños y los vulnerables son desatendidos siempre. La desnutrición crónica infantil es un dolor muy grande, no hemos aprendido nada.
  2. Las mesas de diálogo tienen que agotar el análisis causal, no saltar a inferencias simples. Inviten a los Shamanes para que limpien a los dirigentes y den luces de acuerdos, así las mesas de diálogo darán resultados positivos.
  3. Tanto el Gobierno como las organizaciones sociales tienen que negociar bien, no para ganar ellos, sino para que gane el futuro de Ecuador.
  4. Las organizaciones sociales no pueden seguir permitiendo infiltrados como los zánganos que tienen otro móvil en su accionar, desorden social.
  5. Debemos todos diferenciar PROTESTA de TERRORISMO, la primera es hacer oír la voz pacíficamente, la otra es violencia. La protesta está consagrada en la Carta Magna, el terrorismo y la violencia como modo de protesta no, cobra vidas.
  6. Es indispensable una norma sancionadora del terrorismo y la violencia, para controlar y judicializar apropiadamente.
  7. La Policía Nacional y Las Fuerzas Armadas tiene un rol constitucional, controlar y evitar eventos que afecten la paz ciudadana. No pegar porque no lograron controlar. Hay mucha diferencia y así evitamos desmanes que se salen de control.
  8. Las organizaciones sociales no pueden atentar contra los ingresos del estado, contra los servicios públicos, los bienes y equipamiento públicos.
  9. Los eventos de terrorismo deben ser judicializados, con todo el peso de la ley actual y de futuras normas. No es materia de mesas de diálogo y peor su impunidad mediante acuerdos.
  10. Las autoridades locales son autoridades elegidas por la mayoría de los ciudadanos y tienen la responsabilidad de precautelar la seguridad e integridad tanto de la ciudad, sus bienes y servicios, sus fuentes de ingreso, así como el bienestar de sus habitantes. No se puede agachar la cabeza como los avestruces.
  11. Los periodistas, deben ser periodistas de primera, son comunicadores de hechos, por ello deben investigar las causas y los mecanismos causales antes de emitir sus criterios en las noticias, pues resulta sesgada a su visión, solo desinforman.
  12. Las redes sociales, son eso solo redes sociales, no tiene la verdad ni la mentira, no son periodistas, no investigan, solo pasan lo que reciben, son alternativas informales de comunicación. Por tanto, crean confusión.
  13. Los votantes del país de las ciudades, de las comunidades. La democracia bien entendida implica reflexionar y escoger, entre otras cosas. No votar por quien me gusta, votar por quien comprende la problemática y buscará medios y formas de solución.
  14. Los partidos y movimientos políticos que son en realidad organismos ineptocráticos[3], populistas, izquierdosos, caudillistas, reencauchadoras de tendencias, prestamistas para candidatos sorpresa, sin ideología institucionalizada pues en cada elección cambian de orientación y de colaboradores. Si no hacen una verdadera reingeniería tenderán a desaparecer, ya que el encanto inicial del partido disminuye y se transforma en descontento. Las organizaciones sociales están tomando el espacio político que le están dejando.
  15. La asamblea, al igual que los partidos y movimientos políticos pescan a río revuelto. Las autoridades son elegidas por Don Interés, enseñando que todo tiene un precio. Este comportamiento político es una muestra de la pérdida de valores, del caos político que vivimos, que el poder político no nos representa y que deberían irse a la casa de una vez. Han cometido tantas atrocidades a la convivencia entre ciudadanos que parecería que viven en un mundo diferente. La designación del Superintendente de Bancos es “un botón hace de muestra y los demás… a la camisa” [4]. Increíble la incoherencia entre la Presidencia, el CPPSCPPSCPPS, la asamblea y el Consejo de la Judicatura. Cuanta deshonra, cuánto egoísmo.
  16. Los jueces no son jueces, algunos, son títeres, mequetrefes de un político, de un adinerado. Fáciles de convencer de cualquier causa, hasta de los inventos de mentes fantasiosas. Sus acciones si tienen precio. Un ciudadano cualquiera, que no se indígena o adinerado o político, es el que paga los platos rotos, con él se ensañan, porque no les pudo pagar. Así de crudo es lo que estamos viviendo con ciertos jueces. El de Samborondón, de Yaguachi o de cualquier otro recinto, tiene más poder que la Judicatura. Una vez embolsado el premio, la sentencia vale, y no les importa el daño que hacen a la institucionalidad. Se retiran a vivir con su premio y, además, la seguridad social les premiará con la jubilación. Injusto por todo lado.
  17. Los ciudadanos de a pie, que nos labramos el futuro cada día, que trabajamos con honradez y dedicación, que nos horrorizamos con los hechos de violencia, vandalismo, corrupción, debemos actuar. Basta de ser meros testigos, actuemos pronto, armémonos de valor y salgamos pacíficamente a la calle. Hagamos oír nuestras voces de descontento, pero de esperanza. Por favor no nos dejemos robar la esperanza, actuemos ya, somos más que todos los otros grupos. Queremos autoridades preparadas, líderes reales, políticos comprometidos con el bien común, de todos.

 

“Que los gritos de la angustia no nos vuelvan sordos

y que lo cotidiano no se convierta en normalidad

capaz de volver de piedra a nuestros corazones.”

Juan Manuel Serrat.

[1] / Serrat, Juan Manuel. 2022. Discurso Honoris Causa, Universidad de Costa Rica.

[2] / Villoldo A. y Jendresen E. 1993. Viaje a la Isla del Sol: Al encuentro de los misterios de los Incas. Planeta. Argentina.

[3] / d´Ormesson Jean. Filósofo y escritor francés. “Ineptocracia. Sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y riqueza de unos productores en número descendente, y todo ello promovido por una izquierda populista y demagoga que predica teorías, que sabe que han fracasado allí donde se han aplicado, a unas personas que saben que son idiotas”

[4] / Sandro de América. Canción El Amante. Colección privada.

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