Todos hemos escuchado eso de que “correr te produce euforia” o que “es adictivo”, pero a muchos, en realidad, nos resulta difícil engancharnos con el ejercicio. Más que nada, arrancar con esa rutina que nos propusimos (“rutina” parece un nombre elegido a propósito). Nuestro estilo de vida hace que pasemos demasiado tiempo sentados y descansando. Con la tecnología, los automóviles, y otros dispositivos, el movimiento ya no es necesario para sobrevivir. Pero estar físicamente inactivos es terrible para nuestra salud. Y el tema es conseguir la motivación necesaria para salir de esa posición inerte, y activarse.
Según los fisiólogos, hay dos tipos principales de motivación: extrínseca e intrínseca. Esta última viene de adentro: el hacer algo por la recompensa o desafío personal que significa. La motivación extrínseca viene de factores externos, como tratar de ganar una recompensa o evitar un castigo.
10 MOTIVOS PARA HACER EJERCICIO
Identifica tu “por qué”. El ejercicio tiene beneficios a largo plazo para la salud, beneficios indirectos para tus hijos, y efectos inmediatos sobre tu estado de ánimo y vitalidad. El tener en cuenta lo que quieres ganar con el ejercicio puede estimularte a hacer algo. Motivadores extrínsecos también pueden ayudarte a empezar a hacer ejercicio.
Coordina con otro u otros. Habrá más probabilidades de cumplir, ya que no vas a querer quedar mal con los demás. Las personas se ejercitan más cuando lo hace con miembros de la familia o amistades que cuando lo hacen a solas.
Recompénsate. Cómprate una nueva prenda o zapatillas para hacer ejercicio. Asegúrate que esa recompensa esté condicionada a lograr cierta cantidad de ejercicio.
Monitor de actividad. Son unas apps gratuitas que pueden promover la motivación, al dar avisos, medir logros y fijar metas. Con ellas vas poniéndote desafíos en cuanto a distancia, tiempo y velocidad.
Ejercítate a la misma hora. La idea es que se vuelva un hábito. Las investigaciones indican que el ejercicio en la mañana logra establecer un hábito más rápido que el ejercicio en la noche.
Que sea una actividad que disfrutes. Siempre aumentan las probabilidades de perseverar haciendo una actividad que te gusta. También es probable que hagas ejercicio con mayor intensidad -sin que te des cuenta- si estás disfrutando de la actividad. Si odias correr, no lo hagas. Toma una larga caminata en la naturaleza.
Empieza lentamente. Termina con deseos de hacer más, en lugar de sobrepasarte. Eso reduce, además, las probabilidades de sentir dolores musculares o sufrir lesiones.
Escuchá música. Mejora el ánimo y reduce la percepción del esfuerzo, lo que fomenta mejores resultados. Estos beneficios son particularmente efectivos con ejercicios rítmicos o repetitivos, como caminar o correr.
Súmalo a tu perro. Las personas que caminan con sus perros lo hacen por más tiempo que las que no.
Compromiso financiero. Muchos aseguran que funciona. Se trata de un “compromiso contractual” en el que se hace un depósito, que se pierde si la promesa de comportamiento saludable no se cumple.
Texto original publicado en ámbito
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