El arroz conocido científicamente como Oryza sativa, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), es considerado, al igual que el trigo y el maíz, uno de los cereales más importantes y básicos en la alimentación humana.
En Ecuador el arroz es el alimento principal en la dieta de la población, la mayor parte de la producción arrocera se destina al consumo interno, dejando muy poco producto para la exportación. La producción de arroz conjuga trabajo, tierra y agua, siendo una actividad relevante dentro del ámbito agrícola en diferentes provincias del país.
En la provincia de Loja, específicamente en los cantones de Macará y Zapotillo se producen cantidades considerables por hectárea, superando a la media a nivel nacional que es de 110 quintales por hectárea, en su mayor parte los agricultores disponen entre dos a cuatro hectáreas de cultivo de arroz, los métodos para sembrar la gramínea se agrupan en dos sistemas, siembra directa y siembra por trasplante.
Los agricultores en estas zonas fronterizas, generalmente realizan dos siembras en el año. Una siembra se la actúa en la época lluviosa en el mes de enero y la otra siembra se la actúa en época de verano en el mes julio y agosto, siendo muy cotizada la producción, por su calidad y rendimiento, característica asociada a la capacidad lumínica en el sector, es decir que en estos cantones existen más de 8 horas luz, lo cual influye en el proceso de la fotosíntesis y por ende en mejorar su rendimiento.
En estos cantones aproximadamente unas 2.500 hectáreas están destinadas al cultivo de arroz, en donde varios productores y cultivadores producen alrededor de 130.000 quintales al año. De esa cantidad, 25.000 se consume en Macará y el resto se vende en los cantones de Loja y en las vecinas provincias de Zamora y Azuay.
Pese a que la economía de los agricultores fronterizos depende en gran medida del cultivo de arroz y de otros productos agrícolas, la situación de costos de producción preocupa notablemente, ya que la subida de precios de los fertilizantes y agroquímicos, y el bajo precio del quintal de arroz, que ofrecen los dueños de apiladores y procesadoras que son los principales compradores de la gramínea. Ante esta situación, no existen medidas para garantizar un precio justo.
Los agricultores piden se mejoren los precios de comercialización, porque en la situación o precios actuales no obtienen un margen de ganancia, ya que todo ha subido de precio y el producto ha bajado su costo de comercialización. Además, los productores indican que actualmente el precio ofertado por los dueños de procesadoras está entre $27, $28 y $29 el quintal dependiendo de la calidad del grano, mientras que ellos, luego de procesar “envejecer” lo venden a las tiendas desde $36 hasta $40 el quintal y en las tiendas desde $40 hasta $45 dependiendo de la calidad.
El costo de procesamiento de un quintal está en 3 dólares aproximadamente, por lo cual algunos productores están optando por pagar este servicio y ellos mismo, dedicarse a comercializar directamente a las tiendas para poder sacar una rentabilidad favorable del producto.
Los productores piden al Gobierno se fije un precio de sustentación de 35 dólares el quintal de arroz, también piden que, se controle el ingreso de la gramínea de la zona de la costa o se identifique la calidad de este producto al momento de comercializarla, ya que tiene un costo más bajo por su calidad y es comercializado como arroz de la zona, perjudicando de esta forma a los productores locales.
Los productores de esta zona fronteriza, solicitan al Ministerio de Agricultura y Ganadería, se los, considere en las Mesas Técnicas de análisis de la producción y en la fijación de los precios, ya que el Sur del país también tiene producción de arroz y de la mejor calidad a nivel nacional.
Finalmente, los pequeños productores afirman que, si la situación no mejora, muchos dejarían de producir la gramínea, puesto que solo sería rentable para los productores que tienen su propia maquinaria, afirmando que solo les quedaría como rentabilidad el trabajo de las máquinas. La flexibilidad al crédito, con intereses preferenciales, sería una de las mejores alternativas para ayudar a este grupo de productores.
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