¿Conseguir promocionar, ascender o un aumento de sueldo? Aunque estas perspectivas suenen en el mejor de los casos a ciencia ficción (y más en estos tiempos) y en el peor, a nepotismo, favoritismo o servilismo, lo cierto es que no solo hay gente que lo consigue, sino que lo consiguen sin traicionarse a sí mismos o a su integridad. Hay personas que parecen tocadas por la varita mágica de la proyección laboral en casi cualquier contexto. Y todas ellas tienen algunos hábitos en común, así que esto es lo que puedes aprender de ellos.
Según señalan los expertos de fastcompany.com (posiblemente la web con mejores consejos profesionales en habla inglesa), aquellos que consiguen crecer normalmente desempeñan sus funciones en un sector que les agrada. Parece una verdad de Perogrullo, pero si te tomas tu trabajo solo como un trago desagradable o del que te avergüenzas que te lleve a tus vacaciones o a tu sueldo, es más difícil que consigas reconocimiento que aquellos que disfrutan de su trabajo o, al menos, les interesa realmente.
Aunque sea internamente, aquellas personas que suelen ser promocionadas valoran cada reconocimiento, aunque sea solo una felicitación de un superior: según un estudio del Grupo Cicero, uno de los factores más importantes para que los empleados realizaran un gran trabajo de manera constante fue el reconocimiento. El treinta y siete por ciento de los encuestados dijo que ser reconocido era su principal impulso para hacer un gran trabajo.
Según la consultora laboral Staci Shepherd, los empleados que medran en la empresa son aquellos que comprenden lo que se espera de ellos, pero a la vez también son capaces de adaptarse al cambio. Un buen empleado entiende la descripción de su trabajo y lo lleva a cabo. Un empleado al que se promociona es capaz de identificar situaciones que van más allá de esos límites y se adapta a ellos.
Según Gwen Moran, de fastcompany.com, jefes y jefas detectan claramente quien presta atención a las expectativas de sus superiores o la compañía en sí. Digamos que es una criba en tres pasos: hay empleados que ni se enteran (o no les importan) las necesidades de cada momento de su empresa; después están los que son capaces de detectar los problemas, pero esperan que se les dé una lista de tareas. En tercer lugar, están los que identifican los problemas pero a la vez proponen soluciones: esos son los que conseguirán el aumento de sueldo.
Si el desinterés es algo que se huele a kilómetros, uno de sus principales indicadores es la relación con los compañeros. Entre las soft skills que más se valoran entre los departamentos de recursos humanos están la empatía, la comunicación y la capacidad de colaborar. Los empleados más valorados se interesan de verdad por sus compañeros y tratan de ayudarlos en la medida de lo posible.
“Siempre tiene prisa pero siempre tiene tiempo. Y esta es la definición de una verdadera señora”. La frase que puede tener tétricas connotaciones (así describía en A sangre fría su profesora a Nancy Clutter, asesinada junto a su familia) además de un cariz machista, puede parafrasearse como lo que jefes y encargados de personal entienden como la definición de un perfecto empleado: aquel tiene las suficientes herramientas emocionales como para afrontar varias tareas sin ser una presencia molesta y nerviosa en la oficina. Y esto también tiene una interpretación a la inversa: cuando alguien que reúne todas las anteriores características no es capaz de gestionar el estrés, la culpa suele ser de la empresa, y este “empleado modelo” se lo hará saber a sus empleadores que, o actuarán en consecuencia, o se expondrán a la pérdida de un talento tan preciado.
¿Sientes que llevas demasiado en el sector para que alguien venga ahora a decirte cómo se hacen las cosas? Posiblemente, no conseguirás evolucionar ni mucho menos un aumento, explica Staci Shepherd. Estar dispuesto a recibir instrucciones, consejos y hasta críticas constructivas es una de las actitudes más valoradas por las empresas, además de una muestra de madurez emocional que te hará más fácil trabajar (y vivir) que la presunción de que ya lo sabes todo.
Texto original publicado en la Revista VOGUE
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