La deforestación no es la única amenaza para los bosques amazónicos, sus ecosistemas de agua dulce están seriamente afectados por la pesca descontrolada, falta de tratamiento de aguas residuales y un aumento en la construcción de hidroeléctricas que causan fragmentación en la conectividad, además de un gran daño ambiental. Así lo determinó un informe del Panel Científico por la Amazonía (SPA) por sus siglas en inglés en la COP 26 en Glasgow el año pasado.
La prestigiosa revista de ciencia “Science” presentó el estudio titulado “Reducción de los impactos adversos de la expansión de la energía hidroeléctrica”, investigación que inició hace 2 años con la participación de 40 importantes científicos de varios países que estudian a los ríos desde diversas perspectivas, entre ellos Andrea Encalada Ph.D, quien actualmente se desempeña como vicerrectora de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) e integrante de la SPA.
Accede al artículo completo: https://www.science.org/doi/10.1126/science.abn8311
Durante este período de tiempo los investigadores estudiaron a 350 represas hidroeléctricas (ya construidas o en proyectos ) de 5 países de la cuenca amazónica: Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia, estudio que concluyó en que la expansión energética descoordinada ha resultado en la pérdida de los servicios ecosistémicos, que son aquellos beneficios que un ecosistema aporta a la sociedad y que mejoran la salud, la economía y la calidad de vida de las personas.
Para Andrea Encalada y el equipo de investigadores “minimizar el daño colateral del desarrollo hidroeléctrico requiere considerar diversos impactos ambientales en toda la cuenca; así como la cooperación entre las naciones amazónicas”.
Esta investigación ofrece un modelo transferible para la evaluación de la expansión hidroeléctrica en cuencas transfronterizas y la planificación a futuro con base científica de locaciones donde se puede optimizar las construcciones hidroeléctricas con el menor costo ambiental posible. La cuenca del Amazonas, es el sistema fluvial más grande y con mayor diversidad del mundo y cuenta con una gran cantidad de represas.
La pregunta que se plantearon los investigadores fue en dónde colocar estratégicamente las represas para satisfacer las necesidades energéticas y causar el menor daño posible a las personas y a la naturaleza. En base a una investigación multiobjetivo que comprende la medición de parámetros como: flujo del río, conectividad, diversidad de especies, sedimentos y riesgos de los proyectos, sí se pueden aplicar métodos computacionales que permitan a los países (a través de una cooperación internacional en hidroelectricidad estratégica) planificar y desarrollar proyectos cuyos objetivos estén vinculados a los servicios de los ecosistemas fluviales saludables, es decir que brinden a las personas biodiversidad, pesca, rutas de navegación y un medio ambiente libre de gases invernadero (principal enemigo del cambio climático).
El estudio servirá de línea de base para presentarlo al Panel Científico para la Amazonía (SPA por sus siglas en inglés) el cual reúne a investigadores reconocidos de todo el mundo, y así iniciar un acercamiento con los países involucrados en la investigación.
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