El Ecuador ha llegado a un momento en que coinciden las elecciones para Presidente y Vicepresidente de la República con amenazas al sistema de dolarización que durante su vigencia le ha dado estabilidad al régimen económico, pese a las crisis políticas.
La dolarización se ha convertido en un tema de campaña más de 20 años después de que el país cambió su sistema. Es extraño porque nunca fue un tema electoral, siempre los candidatos han apoyado el sistema, pero ahora nos encontramos ante el dilema de sostenerla o no.
En estas más de dos décadas de vigencia del sistema monetario se podrían identificar unas tres etapas. La primera va desde el 10 de enero de 2.000 hasta que asumió la presidencia Rafael Correa, o antes cuando fue ministro de Finanzas de Alfredo Palacios y cuestionó el cambio del sistema monetario; dijo que no estaba de acuerdo sin profundizar las razones de tipo teórico financiero y económico para su desacuerdo.
La segunda etapa arranca cuando Correa asumió la Presidencia en 2007 hasta que salió de Carondelet en 2017. Y la tercera etapa ya no tiene como protagonista principal a Rafael Correa, aunque ha terminado convirtiéndose en un tema de campaña y de confianza de la gente en el dólar.
A lo largo de estos 21 años se podría concluir que la dolarización ganó la confianza del pueblo ecuatoriano, de la banca nacional e internacional, por la estabilidad económica, financiera y social alcanzada. Al margen o en el olvido quedaron los tiempos en los que vivíamos los ajetreos por la devaluación de la moneda con la consecuente inflación.
Y el Banco Central, desde el punto de vista, técnico apoyó todo el proceso. en un momento en que instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) fue escéptica. La dolarización pasó a ser un gran signo de interrogación. Pero al cabo de seis meses de instaurado el nuevo sistema la inflación había bajado sustancialmente, ya no había la amenaza de la devaluación. A eso se sumaba los fondos de ahorro petrolero creados para sostener la dolarización. Uno de los principales, el Feirep.
Cuando llegó al poder el expresidente Correa, sin embargo, usó esos fondos porque, según él, esos recursos estaban depositados en el exterior. Las reservas monetarias, aseguró, estaban apoyando al imperio, a los países desarrollados porque gran parte de esos dineros estaban en cuentas de bancos internacionales. Lo que es normal.
Pese a las críticas, el expresidente Correa disfrutó de los beneficios de la dolarización porque ya no tenía las amenazas de la devaluación ni de la inflación y fue un gran amigo de ese manejo económico, porque no debió preocuparse por el manejo monetario y cambiario.
Ya transcurridos ocho años de ese Gobierno comenzaron a presentarse síntomas de amenazas para la dolarización porque el Ecuador se había endeudado mucho, pese a los altos precios del petróleo. Se recurrió a préstamos de los organismos internacionales, de China, a las emisiones de bonos, con intereses muy altos, según el Riesgo País, para que la economía siga funcionando.
Una vez que termina el mandato del expresidente Correa hubo algunos tiros que comenzaron a herir la dolarización, no de muerte. Cuando asumió el Presidente Lenín Moreno el problema de la falta de liquidez continuó, porque el Ecuador mantuvo el tren de endeudamiento y ahí fue entraron en escena los organismos internacionales.
Y hoy en día, paradójicamente, el Fondo Monetario Internacional que fue escéptico con el proceso de dolarización, al igual que la mayor parte de la banca internacional, le apuestan ahora al proceso. El refinanciamiento de la deuda en bonos que consiguió la administración de Moreno fue gracias al apoyo de los organismos multilaterales.
Ahora que termina el gobierno de Lenin Moreno, la campaña electoral ha vuelto a poner sus ojos en el tema de la dolarización. Y a pesar de que hemos mejorado nuestra condición frente al FMI, gracias al sistema monetario, porque nos ha dado intereses y plazos muy favorables, por ahí hay un candidato que habla de una desdolarización suave. Junto a su mentor, que es el expresidente Rafael Correa, ofrece una tácita desdolarización por las promesas de campaña, que es meter mano en las reservas internacionales y en el Banco Central, cosa que es contraria al más del noventa por ciento del pueblo ecuatoriano que quiere ese sistema monetario.
Toda la estructura de apoyo internacional que ha tenido el país apunta a salvar la dolarización, claro que ese debe ir acompañado con fuertes incentivos para el ingreso de divisas, con el incremento de las exportaciones, la llegada de remesas y una mayor inversión extranjera…
La dolarización necesita un buen tratamiento económico. Tenemos menos de un mes para elegir al nuevo Presidente y es nuestra obligación transmitir al pueblo ecuatoriano los riesgos que significan estas amenazas implícitas y las ofertas de campaña de desdolarizar suavemente.
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