En el Ecuador ya se habla sobre la aplicación de una tercera dosis anticovid-19, pero en las últimas semanas la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) no encuentran evidencias de que sea necesario esta aplicación.
La ministra de Salud Pública, Ximena Garzón, anunció que se tiene planificada la colocación de este refuerzo para los trabajadores sanitarios y los ciudadanos con inmunodeficiencias o con sistemas inmunes debilitados. No adelantó una fecha tentativa, pero días atrás el presidente Guillermo Lasso comentó que se lo haría a partir de enero del 2022.
En una entrevista televisiva hoy, Garzón dijo: “tenemos planificado dar un refuerzo al personal de salud que recibió las dosis completas a principios del año y a las personas con inmunodeficiencias”.
¿Qué pasará con el resto de ciudadanos? Garzón señaló que se implementará un estudio a “nivel comunitario” para determinar la cantidad de inmunoglobulinas (anticuerpos). Así se determinará si es necesaria o no la tercera fórmula.
“Nosotros estamos recopilando información científica. Este fin de semana salió un artículo en la revista The Lancet (Reino Unido) de que no es necesaria la tercera dosis. Por eso vamos a implementar un estudio a nivel comunitario”.
Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) no encuentran evidencias científicas de que sea necesario una tercera aplicación para reforzar la inmunidad de personas sanas que ya cuentan con el esquema completo.
En el estudio publicado en la revista The Lancet y recogido en El País, los autores -liderados por la investigadora de la OMS, Ana María Henao– detallan “el conjunto de pruebas acumuladas hasta el momento parecen mostrar que no hay necesidad de una tercera dosis en la población general, pues su protección contra la enfermedad grave es aún alta”.
En Ecuador, los especialistas opinan que la tercera fórmula debe ser aplicada a quienes lo necesitan.
La epidemióloga Andrea Gómez Ayora explica que la administración debe ser priorizada en personas con enfermedades inmunológicas. Luego, pudieran entrar en el listado los adultos mayores. Sin embargo, el objetivo actual debe ser llegar al 85% de pobladores vacunados.
“Debe acelerarse la inoculación de los adolescentes de entre 12 y 15 años y los mayores de esta edad que no hayan recibido la vacuna. También se debe pensar en los menores de esa edad, para disminuir la circulación del virus”.
José Guanotasig, emergenciólogo y docente universitario, coincide con su par. Explica que se ha comprobado que con el esquema completo (sea una o dos dosis) se alcanza una inmunidad positiva para disminuir el impacto de la enfermedad grave y la mortalidad.
“Debemos tomar en cuenta que en el mundo hay países, como los africanos, que tienen una baja aplicación de vacunas en su población, por lo cual hay que priorizar la colocación de una tercera dosis en quienes lo necesitan”.
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