El miércoles 24 de mayo del 2017 llegaron dos jirafas al aeropuerto Mariscal Sucre, en la parroquia Tababela, para ser trasladadas al Zoológico de la ciudad de Loja, al sur del país. La Oficina Sanitaria Federal de Texas les entregó la autorización de salida del país de las jirafas, sin embargo, se desconocía la edad, estatura y otras características de los ejemplares adquiridos. Se destinaron 1,8 hectáreas en el Bioparque Orillas del Zamora para las especies. Esta adquisición representó un fuerte gasto para el país y a pesar de que veterinarios estadounidenses diseñaron y acoplaron el hábitat no fue suficiente para la su supervivencia.
Entre julio y agosto de 2021 el estado de salud de las jirafas empezó a deteriorarse. El 28 de julio se confirmó el deceso de la jirafa macho y 20 días después, el 19 de agosto, el de la jirafa hembra, el último ejemplar, a causa de una obstrucción intestinal y otras afectaciones. La muerte de estos animales abre el debate sobre si se debe o no importar animales exóticos para exhibición y para mantenerlos en un lugar diferente a su hábitat natural.
Un grupo de especialistas de la Universidad Nacional de Loja realizaron los análisis respectivos y determinaron que la instrucción intestinal de los dos ejemplares provocó la necrosis del intestino grueso. Estos animales pertenecen a un ambiente que difiere bastante de las condiciones físicas y climáticas en las que se encontraban.
Loja tiene un clima cálido y templado, con temperaturas de entre 13 °C y 26°C. Mientras que la temperatura de Texas, lugar del que provenían las jirafas, varía de 8 °C a 35 °C y para vivir en condiciones óptimas era necesaria una correcta calefacción, tanto en la parte alta como en la parte baja, ya que al ser animales altos requieren calefacción a lo largo de todo su cuerpo.
El Ecuador no cumplía con el requerimiento de hábitat natural de estas especies. Este cambio de temperatura les provoca problemas respiratorios, como ocurrió en años anteriores con Chelito, otra jirafa que falleció en Loja en 2008. Muchas de las afectaciones que padecían las jirafas fueron provocadas, en gran parte, por los altos niveles de estrés que enfrentan. Muy común en especies que viven encerradas.
El manejo del estrés de la fauna Silvestre que está en cautiverio es muy complejo. En el caso de los animales que se encuentran en el zoológico y que ya se han adaptado a este ambiente pueden generar estrés al darse cuenta de que ya no llega nadie a interactuar, en otros casos para algunos animales puede ser beneficioso no ver a una gran cantidad de gente, ya que esto les da mayor tranquilidad. El tratamiento requiere una evaluación de cada especie y de cada individuo, porque incluso dos animales de una misma especie pueden tener reacciones muy distintas al público, depende del tiempo que ha estado sometido a cautiverio, si ha recibido o no maltrato, entre otros aspectos. Hubo muchos cambios por la pandemia en cuanto al manejo del estrés en estos centros a lo largo del mundo y una de las estrategias que usaron por ejemplo, fue la música clásica, que se usa no solo para la fauna silvestre, sino que también se lo utiliza como una estrategia para calmar a los perros y gatos cuando tienen miedo.
Es importante tener clara la convicción de no traer animales exóticos al país, no sólo porque se cometen actos de maltrato animal, al querer adaptarlos a condiciones que van contra su propia naturaleza, sino porque incluso es un riesgo para la diversidad biológica, ya que hay muchas enfermedades que pueden traer los animales exóticos, que ponen en riesgo a nuestra fauna nativa.
En este caso no están claras las razones por las que se realizó la adquisición de las jirafas, algunos grupos animalistas aseguran que se trató de un capricho. Por ello, es indispensable tomar medidas para evitar situaciones similares y prohibir la importación de animales exóticos como hipopótamos, leones o cualquier animal que no sea nativo del Ecuador.
Es primordial hacer un seguimiento a todos los centros de tenencia de fauna silvestre del país y vigilar que los animales tengan buenas condiciones de vida, con espacios en buen estado, limpios y sobre todo prestarles atención permanente con personal veterinario especializado.
Actualmente hay una tendencia en los zoológicos, que difiere de una mera exhibición de animales de cualquier parte del mundo, poco a poco se han convertido en verdaderos centros de educación, conservación, investigación y gestión de recursos naturales de los países para proteger a las especies en peligro de extinción o recuperadas de la venta y tenencia ilegal de fauna silvestre.
Existen muchos conflictos asociados a la trata de animales, la mayor parte de los animales que están en los zoológicos en el país, son parte del decomiso de la fauna silvestre realizado por el Ministerio del Ambiente, Agua y Transición Ecológica, que les trasladan hasta ahí para evaluar su estado de salud. En algunos casos no es pertinente devolverlos a su hábitat natural.
Muchos que han sido maltratados o presentan lesiones y no pueden reintegrarse a la vida silvestre, por lo que necesitan un hogar de por vida, varios son utilizados con fines educativos, llegando con un mensaje positivo a los niños y jóvenes para sembrar el espíritu de conservación de la vida. Ese es el caso del Vivarium, en Quito, en donde se mantienen serpientes vivas en exhibición. El parque Amaru, en Cuenca, con el centro de conservación de anfibios amenazados, entre otros.
El combate al tráfico de la fauna silvestre es vital, lamentablemente este negocio es uno de los más rentables del mundo. Pero, mientras haya quien compre animales o comercialice la fauna silvestre, seguirán siendo necesarios estos centros. A ello se suma el requerimiento de personal técnico, de lo cual el país tiene una fuerte deficiencia, porque la mayoría de las escuelas de medicina veterinaria no incorporan en el currículo académico temas relacionados a la fauna silvestre.
Finalmente, es necesaria una fuerte inversión de las instituciones públicas y privadas relacionadas con especies silvestres. En el ámbito público no existe un presupuesto suficiente que permita hacer frente a esta problemática.
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